— El Alfa no se veía conforme con tan solo acariciar a la loba con los dedos así que había tomado la decisión de trasladarla a la cama al momento en que Siena sintió que su espalda había tocado la superficie del colchón supo que ya no habría marcha atrás y una vez más sintió que el oxígeno no llegaba a los pulmones cuando la lengua del Alfa la había penetrado las respiraciones de ellas eran anormales y retumban por toda la habitación sus manos agarrándose de las sábanas mientras gemía de placer era una dulce melodía para el Alfa que había continuado deleitándose con el sabor de Siena hasta que sintió que todo el interior de la loba se había contraído y ella guiaba los movimientos de su cabeza. Alfa Edan sabía perfectamente lo que estaba haciendo y lo que estaba logrando hasta que Siena había dejado escapar, un grito de gozo total, un grito de éxtasis.

— El Alfa se había posicionado por encima de ella volviendo a tomar posesión de los labios de la loba y una vez más sus manos se habían