—¿En qué estás pensando?— Johnson estaba al lado de Alexander, caminaban y al mismo tiempo vigilaban un punto diferente de la peligrosa zona, preguntó, pero Alexander no respondió.—En tu esposa, supongo—.—Estoy preocupado, temo no regresar y dejarla sola—.—Se te olvida que tengo una linda esposa y dos hijos, también quiero regresar a casa, hermano y te entiendo, mi mujer tiene a sus padres, hermanos, tíos, una familia completa a su disposición y sobre todo eligió casarse conmigo y eligió darme hijos—.—Todo ha sido tan rápido para ella, una avalancha de cosas con las que lidiar... Escuchan algo y Alexander da la orden de detenerse, haciendo una breve señal con su puño al levantarlo.Eran unos hombres fuertemente armados a bordo de una camioneta, de donde estaban no podían ser vistos, las horas transcurrían, no podían esperar que llegara la mañana, más adelante, no había árboles ni casas altas, estarían a la intemperie. Esos hombres, inspeccionaron a su alrededor y siguieron su cam
—Mi hijo— Alexander desabrochó la camisa de Audra, con cuidado para no despertarla, le plantó un tierno beso debajo del ombligo, se quedó ahí, embobado, mirando los sutiles cambios de su mujer, ella era de cinturita estrecha y se notaba algo diferente y eso lo fascinó.—Tengo miedo de no regresar con ustedes, de dejar a tu mamá enfrentarse a esto sola, de no verte nacer y crecer, te garantizo que sí, independientemente de eso, tengo mucha ilusión de conocerte— Susurraba, acariciando suavemente el vientre de su esposa. Era la primera vez que el exteriorizaba sus temores, él sabía lo arriesgado de su trabajo, usar su cuerpo como escudo para proteger y servir, sacrificar a tu familia por el bien común.Ya en la mañana, bajó al salón y sus padres estaban conversando, al verlo se levantaron.—Hijo mío, estás aquí ¡Qué alegría!— Su madre lo abrazó con entusiasmo.—Madre— La abrazó de vuelta, asintiendo a modo de saludo a su papá.—¿Cómo estás?—.—Bien, mamá ¿Y ustedes?—.—Viéndote ahora, e
—¿Qué debo pensar?—.—No es lo que parece—.—Sí, lo tengo claro, tus esperanzas para regresar con ella están intactas—.«Se ve fatigado, está todo sucio, se pasa las manos por la cabeza, en su tan acostumbrado gesto, levanta la cara y me mira antes de hablar con su semblante decaído».—No hay justificación para lo que hice...—Te sentiste traicionado cuando la perdiste, pero eso no significa que tu amor por ella se haya esfumado—.—Audra...—No se puede avanzar atado al pasado, ya te lo dije, ni siquiera importa que ella esté casada y tú también—.*Alexander piensa en lo que pasó, horas antes... Cuando llegaron a la clínica y Bianca fue revisada.—Gracias por salvarme—.—Eso no fue nada. Él doctor dijo que te encontrabas bien— Fuera de algunas quemaduras. —Ahora llamaré a una enfermera, puedes suministrarle el número de alguien que pueda venir y quedarse contigo y dejarte comunicarte con Diego—.—No te vayas, por favor—.—Tengo que irme, salí de casa y dejé a Audra sin ninguna expli
—Estos chocolates están riquísimos, nunca los había probado—.—Leo me tiene muy consentida, me los regala frecuentemente, ya le dejé claro que cuando no pueda salir por la puerta, tendrá que averiguar cómo sacarme— Responde mirando a su computador.Sofia se ríe, toma otro chocolate y se lo lleva a la boca, cierra los ojos y saborea por un buen rato.—Esa familia te quiere mucho—.Audra gira en su silla para poder mirarla, a Sofia la habían ascendido y estaban en la misma área.—Son realmente maravillosos, cada día me siento más compenetrada con ellos, estar en esa casa o en la mía me parece lo mismo—.—Ojala me toquen unos suegros así, después de que encuentre al hombre de mis sueños, claro está ¿Cómo te sientes hoy?—.Audra sonrío, bajó la vista a su vientre y acarició suavemente la ligera curva que se evidenciaba debajo de su ropa, su elección de prendas de vestir, la ayudaban a disimular un poco su figura, las personas que tenían que saber, ya estaban enteradas, no tenía prisas por
*«Estaba sentada frente a Ethan en su oficina, se iba de viaje y estaba dejando su extenso itinerario listo. Hoy también era él día en que llegaba Alexander del extranjero».—Necesito que envíes todos esos documentos que firmé y sobre el caso del que te hablé ayer, dejé todo concretizado para que mi cliente venga por el papeleo—.—De acuerdo—.«Ethan se levanta de su silla y le da la vuelta a la mesa, se sienta en la que me queda al lado, no sin antes moverla para aproximarla a la mía».—Si hubieses sido mi esposa, estarías en casa tranquila, esperando a mi hijo— Audra hace el intento de levantarse, pero él se lo impide. —Viviendo una vida rodeada de lujos...—Mantengamos las cosas en un ámbito profesional...—Te deseé desde el primer momento en que te conocí y aún ahora, siento lo mismo— Continuaba como si ella no hubiese dicho nada. — yo te vi primero, eres una reina y lo que me pidas lo tendrás, conmigo puedes tener el mundo a tus pies, el poder de hacer lo que quieras—.Él la hac
—No lo aceptaría— Se sienta cerca, coloca sus manos a cada lado del rostro de ella. —Soy demasiado posesivo y celoso para aceptar eso—.La besó con locura hasta que se quedaron sin aliento, ella pretendía apartarse, pero no era rival para él, Alexander tiraba de su vestido, era un obstáculo innecesario entre ellos.—No, por favor— Era la primera vez que ella se negaba.—¿Qué pasa?— Dice extrañado, con la voz jadeante como la de ella.—¿Es que no me ves?—.—¿De qué hablas?—.—Ya se nota mi embarazo— «Sus ojos brillan y me sonríe, toma mi mano y me hace tocar su enorme erección».—No tienes idea de lo excitante que es que lleves a mi hijo dentro de ti, te ves preciosa—. «Desliza mi vestido, su mirada entre hambrienta y orgullosa recorre mi cuerpo, se levanta un momento y extiende la chaqueta de su uniforme en el suelo, me cargó y me dejó encima de ella, volvió a besarme, no pude negarme ese contacto con él, mi mente decía una cosa, mi traidor corazón y mi cuerpo otra muy distinta, desc
—Nada...—Amor, ya tenemos que irnos— Johnson se aproximó a las chicas en busca de su esposa.—De acuerdo, Cariño. Audra, me dejas saber de sí me acepta en las clases—.—¿Qué clases?—.—Ya te diré en el camino, curioso— Dice mirando a su esposo tiernamente. —Adiós chicas, Audra, cuídate mucho— La mujer toca el vientre de la joven y le sonríe con dulzura.Audra la despide con un abrazo, luego, aprovecha que se fueron y se va a otra esquina del restaurante, cerca de la puerta, no quería quedarse con Bianca, los demás estaban sentados aún en la mesa, hablaban animadamente esperando para irse también, ella solo quería estirar un poco las piernas, antes de que les tocara emprender el largo camino a casa, se había puesto un vestido blanco, tenía una trenza floja de lado, reposando sobre su hombro, varios mechones rozaban su cuello, le agradó ver el efecto de ese atuendo en Alexander. En ese preciso momento, Bianca aparece a su lado.—¿Te quieres quedar con mis amigos también?—. Audra se so
Audra tiene 17 años, sus padres murieron en un accidente cuando tenía 13, la única "familia" que le quedaba es su abuela materna, a la señora le disgustó que su hija se casara con alguien de orígenes humildes, así que la chica se fue con su esposo a Estados Unidos lejos de ella, nunca le ha interesado conocer al fruto de esa desgr4c!a.Una amiga de la madre de Audra, que era una buena abogada, envió a la niña a un internado, del cual salió antes de la mayoría de edad por sus excelentes calificaciones.Audra no suele hablar de sus padres, de su abuela mucho menos, alberga un dolor constante que lastima su alma, pero es la viva imagen de su madre, su carácter y su determinación, ahora con un trabajo, los estudios de la universidad y una vida que cuidar, se considera responsable de tomar y hacer frente a todas sus decisiones.Los hombres son extremadamente amables y serviciales con ella, no le prestaba atención a esas cosas, es de estatura baja, pelo rojo y muy largo, los ojos verdes y l