Enojado y sin motivo.
Este día fui a la universidad, tocaba una clase con el profesor Maldonado y él es bastante estricto, sobre todo con la presentación personal, si entran con una gorra a la clase los manda a quitársela y es peor si entran oliendo a tabaco o cigarro. Me senté junto a los chicos y sentí algo raro, húmedo y frío en mi pierna. Me había sentado sobre un chicle masticado.- Hay que desgracia. – Dije quejándome y el profesor me mandó a pasar al frente, me levanté con vergüenza y entré en pánico.- ¿Estudiaste la literatura del romanticismo? – Me preguntó mirándome fijamente y se me hizo un nudo en la garganta.- Pues sí… algo creo. – Mi voz sonaba entrecortada.- Háblanos sobre eso.- Fue en Alemania y se esparció por Europa. – Recordé lo que me había dicho Aaron sobre eso, me había obligado a estudiarlo con él. Respondí victoriosa y pensé que me dejaría en paz con solo eso, pero no fue así.- ¿Cómo en qué países? Háblanos de alguno como por ejemplo Italia y habla más del concepto de la literatura en el romanticismo. ¿En qué se basó?Oh satanás, esto me estaba pasando.- En Italia hubo grandes, digo varios escritores que se destacaron como por ejemplo Ugo Foscolo y también hubo una novela histórica: I promessi sposi , de Alessandro Manzoni. El movimiento de esa época se oponía al capitalismo industrial y al racionalismo ilustrado – Dije y el profesor me miró sorprendido al igual que los chicos. Me dijo que me sentara. Le agradecí mentalmente a Aaron. Menos mal que no me preguntó por otros países porque no habría respondido nada. Ese párrafo es lo único que pude retener.Cuando salimos, los chicos empezaron a molestarme por haber respondido bien.- Ahora la señorita Manzoni se va a estudiar a Harvard y nos abandona de una vez. – Dijo Brandon.- No puede, la echarían de inmediato por estúpida. – Dijo Jordan.- No le digas esas cosas. – Dijo Aaron, íbamos caminando al parque Venezuela. Este queda en el norte de Barranquilla.- Sí, barrería con el trapeador y reprobaría todos los exámenes, la deportarían por pensar que Manhattan queda cerca al Inem. – Dijo Jordan.(El inem es una escuela que queda en el vecindario Simón bolívar de Barranquilla, anteriormente había un espacio vacío al frente que se usaba como prostíbulo callejero y lo llamaban el bajo Manhattan).- Ya no pienso que esté ahí gordo tonto.- Y peor, antes pensabas que las cometas estaban hechas con papel de azúcar y que el talco corporal era comestible. Por eso te comiste un frasco y tu tío te llevó a desintoxicar. – Me dijo y todos rompieron en risas.- Ese profesor tiene un acento extraño. – Dijo Linda.- Claro, todos los negros hablan como jamaiquinos y huelen a cucaracha. – Dijo Jordan y todos lo miramos mal.- No es cierto, yo huelo a perfume de millonarios. Me costó ciento cincuenta mil pesos. – Dijo Brandon. (Aproximadamente cincuenta dólares, la tercera parte de un sueldo mínimo en Colombia).- Calla Morgan Freeman, seguro atracaste para conseguir ese perfume de putas. – Le dijo.Luego seguimos caminando por un tiempo hasta que llegamos al parque. Nos fuimos hasta la parte donde están las rampas de Skate, había muchos chicos montados en sus patinetas, con camisetas anchas y jeans bajos. Brandon quién era un experto en esto, se subió en una rampa alta y se lanzó, me sorprendió que no se cayera por la forma empinada de la rampa. Nos sentamos a verlo, tenía una gran destreza y los demás chicos también lo observaban.Linda y yo mirábamos a dos chicos rubios que estaban de pie fumando unos cigarros, tenían patinetas y gorras. Parecía que fueran extranjeros.- Ojalá no fuéramos tan tímidas, quisiera que nos acercáramos a ellos a un rato. – Me dijo ella desanimada.- Eso sucederá el día en que gokú sea presidente de Canadá. – Le dije y seguimos mirándolos, de verdad eran muy lindos.- ¿Y si nos maquillamos a ver si nos miran? – Me dijo y le hice caso, nos pintamos los labios de rojo y nos sentamos más erguidas. Al rato como no habían volteado a vernos, nos pusimos de pie y caminamos como si fuéramos a buscar algo cerca de ellos. Reíamos solo para lucirnos, con poco éxito.Nos sentamos en una banca cerca y después de un rato nos miraron. Tratábamos de disimular hablando de algo. Luego se acercaron al lado de nosotras. Nos dijeron que eran de Mendoza, Argentina y que estaban aquí por estudio. Eran muy agradables y conversadores, nosotras no hablábamos tanto porque teníamos mucha pena.Seguimos hablando con ellos por una hora, luego fueron a traer refrescos.- Qué emoción, estamos conversando con dos chicos guapos. – Dije sonriendo.- Sí, lo malo es que Aaron no deja de mirarte mal.- ¿Qué? ¿Dónde está? – Pregunté mirando hacia los lados.- Allá adelante con Jordan y Brandon junto al árbol. – Me dijo y los vi, estaban sentados en el césped y él apenas notó que lo miré, desvió la mirada. Se veía molesto.- ¿Qué tanto me ve? ¿tengo algo en la cara?- No, no tienes nada. Tal vez olvidó decirte algo.Ellos regresaron y nos trajeron unas cervezas. Dudamos en tomarlas, pero lo hicimos por no quedar mal. Hablamos con ellos por otro rato y luego un auto pasó a recogerlos, nos pidieron los números de teléfono y no dudamos en dárselos. Nos pusimos muy felices, eso nunca nos sucedía y no importaba si llamaban o no, jamás alguien nos había pedido el teléfono porque sabían cómo éramos, pero ellos no nos conocían y por eso fue tan genial.Regresamos con los chicos, Brandon seguía manejando patineta y Jordan tenía una bolsa grande de papás fritas, masticaba desagradablemente. Aaron estaba recostado en el césped con sus audífonos puestos. Cuando me vio, se sentó y se los quitó.- ¿Ya terminaron de desgraciarles la vida a ese par de imbéciles? – Nos dijo Jordan mostrando lo que masticaba.- Pues fíjate que no hermanito, al parecer les gustamos porque nos pidieron los teléfonos. A mí me lo pidió Facundo y a ella David.- ¿Se lo diste Gata? – Me preguntó Aaron.- Sí claro. – Dije sonriendo y el miró fijamente, rodó los ojos y miró hacia abajo.- Me alegra por ti, ¿nos vamos de una buena vez? Estábamos esperando a que terminaran de coquetearles a esos dos. – Dijo Aaron muy serio.- Espera a que Morgan Freeman termine allá. – Dijo Jordan.- Brandon, dile Brandon gordo idiota. – Le dijo Linda y él le jaló el cabello.Al rato nos fuimos, Brandon sudaba mucho y estaba agitado, pero satisfecho. Le gusta venir a practicar aquí. Caminamos un rato y Jordan se detuvo en frente de nosotros.- Son las siete de la noche ya, ¿lo habían notado? – Dijo con los ojos muy abiertos.- Sí, ¿y? – Respondió Brandon.- ¿No sienten algo extraño? – Preguntó Jordan.- No. – Respondió Aaron.- ¿Es que siempre tengo que decirlo yo? Son las siete y no hemos comido nada, tengo hambre, no he comido nada desde el almuerzo.- Te comiste unas frituras y un helado. – Dijo Aaron.- Eso no es comida. Vamos a comer de inmediato o me desmayo, siento que ya perdí dos kilos.Fuimos a comer pizza a unas calles. Luego Brandon se fue en su patineta, Jordan y Linda tomaron un taxi ya que a él no le gustaba caminar casi y es el colmo porque viven cerca. Estaba con Aaron en una esquina, el sector estaba muy solo y él miraba lejos.- ¿Puedes acompañarme a mi casa? – Le pregunté.- Pensaba ir a buscar el auto al taller, creo que ya lo terminaron de pintar. Mañana te acompaño.- Es que esto está muy solo y me da miedo caminar sola hasta allá. Por favor, acompáñame.- No tengo tiempo y estoy cansado.- Mi casa está cerca, siempre me acompañas…- ¡Que no! ¡Te dije! ¡no te llevaré hoy! - Volteó y se fue rápidamente.Tonto y grosero Aaron. ¿Qué iba a hacer yo en una calle tan desierta? Me sentí observada y aturdida. Estaba a punto de llorar. Inhalé profundamente y empecé a correr sin detenerme. Corrí unas cinco calles hasta que llegué a mi casa.Mi tía me abrió y subí a bañarme. Me puse una camiseta blanca y unos shorts de pijama, me acosté en la cama y pensé en lo que sucedió hoy. Ya había olvidado la cara del chico que me pidió el teléfono, pero de igual manera me emocionaba, de pronto significaba que al fin los chicos iban a empezar a notarme.Pensé en Aron y no entiendo por qué no me acompañó, siempre lo hace y cuando me grita es porque está muy molesto por algo.Había una vez un gordo suspendido.Estábamos en la biblioteca de la universidad, nos pusieron a hacer un trabajo de investigación de unos autores de Francia. No me podía concentrar porque me sentía mal, tenía ansiedad, me temblaban las manos y escuchaba unos susurros en mi cabeza. Mi tía me dijo que no me preocupara por esas voces, que eran ángeles que querían cuidarme, pero estos no me decían nada bueno o no sé, no les entendía y la verdad es que eso de ángeles suena más falso que el diario de Ana Frank. Digo esto porque mi tío siempre dice esa frase cuando no cree en algo.El desde niña me dice que no crea en cosas divinas ni nada por el estilo, que nada de eso existe y le creo, él no me mentiría.Masticaba unos chicles que me dio mi tía, me gustan mucho porque traen stickers que pego en mi brazo. Me pusieron en
Frustraciones.Era sábado y me encontraba en el hospital. Me sentía muy mal, acaba de tener un ataque psicótico según la psiquiatra, pero no es así, lo que vi era real, así se sintió. Odio cuando Courtney aparece, ella me pega y tira de mi cabello. Esto duele y la odio, pero mi tía me dice que no piense en ella, que no es real, pero ella que sabe.Estaba acostada en la camilla, mis manos y pies estaban congelados. Esa sabana tan delgada no servía de nada. La habitación era muy blanca, la tv estaba encendida, estaban dando un programa genial, una serie que dan en Sony que se llama How to get away with murder. Me cuesta entenderla porque soy lenta, pero Aaron siempre me explica. Mis tíos estaban dormidos en el sofá que estaba al lado de mi cama. Ellos no deben quedarse conmigo, están muy viejos, no es bueno para ellos estar tan estresados por mi todo el tiempo.
Momentos intensos e inesperados.Esta semana había sido muy agotadora, después de la universidad fui a tomarme las fotos que me dijo Angelica, así se llama la rubia que me inscribió en el casting. Eso fue bastante estresante, tenía una maquilladora propia que me untó unas cremas pegajosas en todo el rostro. Se demoró una hora maquillándome, tanto que me dio calor. Entonces saqué mi super termo que es en forma de una muñeca gorda, estaba lleno de leche chocolatada que mi tía me preparó. Cuando esa mujer terminó de maquillarme, no podía reconocerme, me veía completamente diferente a como soy en realidad. Me pintó los ojos muy oscuros, parecía que me hubiera golpeado un mormón. Peor fue cuando me peinaron, el señor que hablaba bastante afeminado me hizo rulos que estaban enredados, pero según él era la moda, &ique
Confundida.Cuando regresé de viaje, los chicos me esperaban para hacer un cover de Kill rock n’ roll de system of a down, no es que me agradé mucho hacer covers, pero Brandon dice que los videos de estos nos darían más fama en la red y claro está que esa canción es muy buena. Estábamos en el sótano de Brandon, Jordan y Lisa afinaban los instrumentos mientras yo hacía ejercicios vocales. Me costó mucho aprenderlos, no tengo buena retención de información y tardé el doble de lo que esperaba en aprenderlos, pero ya los hacía muy bien ya que tocábamos desde losonce años.- Y ahora eres modelo… -Me dijo Brandon.- No me gustan las etiquetas. – Afirmé.- Podrías ser actriz porno. – Dijo Jordan.- Sí, podría… eso sería estupendo pero mi tía se enfadarí
Cortejada por primera vez.Al día siguiente fui a la universidad. Jordan y Brandon me molestaron bastante porque le gusté a una chica. La tonta de Linda después de que le conté esto, salió corriendo a decirles. Estábamos desayunando en el comedor. Yo comía dos sándwiches de pavo algo grandes, me da mucha hambre en las mañanas y tomaba un café que me preparó mi tía.-Eres lesbianosa. – Dijo Jordan riéndose.- No, lesbianica. – Dijo Brandon.- Lesbianon, lesbianosa, ¿cómo lo podré mezclar con su nombre? –Dijo Jordan.- Lesbiagatha. – Respondió Brandon con satisfacción.- Cállense malditos o les voy a pegar, no se burlen de mí.Luego llegó Aaron, traía algo atrás de la espalda. Llegó adonde yo estaba sentada, me dio un beso en la mejilla y
Sola e indecisa.El lunes por la mañana fui a la universidad, tenía examen de inglés y,¿qué se imaginan? Oh sí señores, no me sabía nada. No estaba Aaron para ayudarme a estudiar todas esas palabras, es que esa cuestión de los verbos hebreos esos que hablan los gringos no es lo mío.Este era mi primer lunes sola. Muy sola, en esa enorme casa.Me levanté a las seis de la mañana cuando sonó la alarma del teléfono y salí corriendo, bajé al comedor rápidamente esperando comer los huevos con tocino y tostadas francesas de mi tía, pero solo vi una mesa de madera vacía. La realidad me dio un duro golpe en el rostro. Ya no estaban conmigo y debía acostumbrarme, deseo con todas mis fuerzas que mi tía se recupere pronto para que regresen. No sé cuánto tiempo podré lidiar con esto, solo han
10. Sorpresa a la vista.Para la madrugada del sábado, recibí la llamada que tanto había estado esperando. Estaba durmiendo con mi pijama violeta. Sonó mi celular y vi que era Aaron. Me sentí tan emocionada que cogí el celular tan rápido que se me cayó de las manos. Se le partió la pantalla y no volvió a encenderse.Entonces, exactamente a las cuatro de la mañana, salí a verlo tal cual como estaba porque si me ponía a vestirme perdía tiempo y podría irse de nuevo. Bajé al garaje y saqué mi bicicleta. Llegué lo más rápido que podía. Corrí al ascensor y apreté las teclas con mucha fuerza. Corrí hasta su apartamento y noté algo raro, la puerta estaba abierta. El jamás la deja así y menos en la madrugada, también las luces estaban encendidas. Caminé lentamente hacia dentro. ¿Será que entró un ladrón? Me agaché y empecé a gatear por los pasillos. Tenía miedo, mucho miedo, pero debía salvarlo.Más adentro, vi en la sala a un bebé como de dos años o más, durmiendo en el inmenso sillón en medi
11. Jamie, la sorpresa de la vida.Al día siguiente fuimos los tres a comprar cosas para la habitación de Jamie. Esta era la que Aaron usaba como oficina, pero en la mañana la desocupó y el escritorio que tenía lo acomodó en la sala, también los estantes con libros.Jamie era callado a veces y me miraba mal, como si yo fuera mala. Eso me aterraba. También come en grandes cantidades. Aaron lo llevaba cargado sobre los hombros mientras caminábamos por el centro comercial. Jugaba con él, le compró varios pares de zapatos, ropa y juguetes. Se veía muy feliz al ver a Jamie, le agradaba su nuevo rol de papá y a mí también, nunca lo había visto así, tan contento y con el transcurrir de los días se veía más emocionado. Cansado a veces, pero igual alegre, el niño se veía igual. Lo miraba como si fuera su ídolo o un superhéroe y en cambio a mí no me hablaba, ni me respondía cuando le preguntaba algo, se tapaba los oídos y fingía mirar hacia otro lado. A veces me atrapaba distraída y me mordía en