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Lana corría tras la camilla del hospital, Larissa iba justo detrás, y las detuvieron —¡Soy enfermera! Déjame entrar, ¡Soy su prometida! 1exclamó —Espere, por favor, no está en condiciones de ingresar. Lana tuvo que respirar profundo y controlarse Larissa la abrazó —Sé que Damiana tuvo que ver con esto, ella era la única que estaba en la casa, junto a Aaron, ¿Casualmente no estaba cuando llegamos? Demasiado conveniente —exclamó Lana Larissa le miró intrigada —¿Cómo está mi hermano? Lana se acercó a ella y de pronto le encestó tremenda bofetada a Damiana —¡¿Qué te sucede, idiota?! —¡Sé que has sido tú, Damiana! No trates de mentir, sé que has tenido que ver con lo que le pasó a Aaron. —¡¿Qué?! ¡Yo no he hecho nada! —En cuánto Aaron se recupere, me encargaré de que te eche a la calle, lo juro, no voy a permitir que sigas lastimándonos —exclamó Lana con rabia Larissa miró a Damiana con gran decepción —¿Has tenido que ver? No puedo creerlo, no aprenderás, jamás. —¿Tú también?
—Debes esperar a estar bien, Aaron, acabas de salir del hospital, debes mejorar —dijo Alex Aaron se sentía desesperado, furioso, todo lo que quería era ver a Lilian y saber cómo demonios había logrado entrar a su casa y atreverse a tanto daño, ¿Quién la dejó entrar? Aaron no dejaba de pensar que todo era obra de Damiana, tal como Lana se lo había dicho. —Entiende, debo ir a verla ahora mismo, necesito aclararlo todo, punto final —sentenció Alex sabía que no habría poder que lo hiciera cambiar de opinión, salieron en el auto. Terry tocó la puerta de la casa de Lilian, traía puesta una mochila en su espalda, venía listo para todo, la dirección se la había dado Damiana, Lilian abrió la puerta. —¿Por qué no llevas las llaves? —exclamó rabiosa, pero lo miró con duda—. Lo siento, pensé que era mi empleada doméstica, acaba de salir —dijo colocando un mecho de cabello tras su oreja. —Hola. —¿Quién eres tú? —Soy un amigo de Damiana Greene, me envío para darte un mensaje importante. —Ah
Larissa lloró al ver a su hermana ser echada de la casa, Lana intentó consolarla —Lo siento, Larissa —Lo sé, ella lo merece, es un ser cruel y despiadado, no sé por qué se volvió así, era buena, lo juro, pero, cuando supo que éramos unas Greene, enloqueció, soñó con grandeza, si no fuera por Aaron, y su gran cariño, hubiese deseado que no fuéramos unas Greene, quizás seguiría siendo una hermana buena, y no está ambiciosa irreconocible. Lana la miró compasiva, podía entenderla, sus hermanos siempre fueron dos extraños, pero si recordaba la infancia, podía entenderlos, y a veces solía extrañar a los niños con los que jugaba. Lana se quejó de un dolor de vientre y corrió al baño al sentirse húmeda. Ella sollozó y corrió —¡Llama a un médico! Estoy sangrando —dijo con la voz rota Larissa corrió deprisa, sentía tanta angustia de que algo malo le sucediera a su sobrino. —¡Aaron! Debes llamar a un médico. Aaron la miró asustado, sintió su corazón latir —¿Qué pasa? —Lana tiene un sang
Archi miraba a esos hombres con ojos bien grandes —¿De verdad quiere que haga eso? Pero, ¿Para qué? ¿No considera que eso es peligroso, que lo pondría en la mira de Suárez? —Eso no importa, Archi, eso es justo lo que quiero, así que no te angusties. El hombre tomó una cruz de oro y se la dio. —Solo deja caer esto en tu próximo asalto, será suficiente para mí, si Lord Di Tacco te pregunta, dile que es solo mi responsabilidad, que obedeciste lo que te pedí, ahora debo irme, y te deseo buena suerte. Archi lo vio irse, pensaba que ese hombre tenía una pinta de caballero andante, él quería tener esa pinta, así, seguramente Larissa estaría orgullosa de él, pensó en ella, la extrañaba tanto. Larissa entró a mirar cómo se encontraba Lana, y ella notó de inmediato que algo malo sucedía —Por favor, solo dime que es lo que pasa. —Nada, solo estoy agotada —¿Es mi hermano? ¿Acaso te hizo algo malo? —¡No! Archi me ama, no creas mal de él, Archi es capaz de muchas cosas pro amor, Lana, no e
Doria llevaba una maleta en sus manos, y la dejó en el suelo, cuando corrió a acercarse a Lana —¡¿Cómo estás, pequeña?! ¡Mírate! Demacrada, y débil, ¿Qué te hizo la bestia de Aaron Greene? —M hermano no hizo nada. —No estoy hablando contigo —¡Cállate, madre! Te prohíbo que hables así a Larissa, ella es hermana de Aaron, mi amiga y mi hermana. —¡Ella es solo una arrimada en esta casa! No olvides tu lugar, Larissa, esta casa es de la señora Greene, y mi Lana lo será, pues ya lleva al heredero de Aaron en su vientre. Lana la miró con furia —¡Lárgate de aquí! —¡Claro que no! He venido a cuidarte, a ti y a mi nieto Greene, por eso estoy aquí. Lana sentía sus caricias sobre su rostro, y en lugar de sentirse protegida, sentía rabia —Yo las dejo solas, para que platiquen. Larissa se fue deprisa, con Pía, estaban incómodas —¿Cómo es que vino esa mujer? Ella vendió a su hija a la señora Dakota, sin importarle nada —dijo Larissa —Esa mujer vendería su misma piel al diablo, haría todo
Cuando Aaron y Larissa llegaron a ese lugar, ella miró alrededor, era como un lugar abandonado de la mano de Dios, tan pobre, como ella nunca conoció, Larissa provenía de una familia muy humilde en el pasado, pero nunca de ese alcance. Aaron la llevó hasta una gran carpa, él fue el primero en entrar, Larissa sintió la mirada de todos sobre ella. Al entrar, Larissa miró con ojos severos a esa mujer, tenía las manos sobre el pecho de su Archi, sintió como si la sangre se le quemara, pero, luego, vio la herida que ella curaba. —¡Archi! Él se levantó al escuchar el sonido de su voz, ni le importó tirar las vendas o el alcohol, la abrazó, como si no sintiera dolor. —¡Mi señorita! Ella sonrió al verlo —¡¿Qué te pasó?! —exclamó con angustia —Estaré bien, solo, fue un golpe, nada malo. Ella miró la herida, era enrojecida, pero no mayor. —Archi debemos hablar —dijo Aaron. Rocío miró con rabia a Larissa, y ella pudo sentir su mirada severa enfocada en su rostro, Larissa bajó la mirada
Archi besó sus labios, no pudo evitarlo, ella cedió ante su dulce caricia, lo amaba tanto, sabía que era él, sintió su lengua abrirse paso por su boca, acariciándola con dulzura, él tocaba su piel, acercándola a su cuerpo, la amaba, la deseaba, Larissa era su mundo, un mundo mejor que nunca imaginó, ¿Se podía cambiar por amor? Archi no tenía duda de que por ella podría dar todo lo bueno que tenía. Sus labios bajaron a su cuello, lentamente, era tan suave, como la seda, ella sentía que se rendía, que el miedo que una vez vivió en su corazón, se disipaba, relajó su cuerpo, pero Archi se detuvo, sus ojos se miraron fijamente, había deseo y amor brillando, el fuego de la pasión bullía en su sangre. —No te detengas… yo… —la voz de Larissa era temblorosa, él acarició su rostro con suavidad —Te amo, Larissa, siempre te amaré. —Quiero ser tuya, quiero olvidarlo, cúrame con tus besos y tu piel… Archi se acercó a sus labios, los besó con tanto amor, sus palabras eran como una orden que siem
Alex no podía soportar un golpe más, hasta que escucharon el ruido de una sirena, entonces se alejaron, y lo dejaron tirado al lado de la carretera, los hombres se apuraron para escapar.La policía se detuvo, para observar al hombre tendido en el suelo, pronto supieron que se trataba de Alex Donovan y corrieron a socorrerlo, lo llevaron al hospital, Alex estaba muy malherido.Aaron y Archi platicaban, estaban a punto de volver a Ovyu.—En dos meses comenzará el enfrentamiento final, y pronto, será destituido Suárez, claro, si todo sale bien, entonces, esto terminará, volverás a casa, y podemos hablar sobre la boda, y hablando de bodas, tu hermana y yo nos casaremos en un mes.Archi sonrió.—Me alegro, además, sé que están esperando un bebé.Aaron tenía ojos brillantes—Sí, estamos muy ilusionados, en realidad, solo queremos rehacer la boda religiosa, queremos que las personas que amamos estén ahí, eso es lo que queremos.—Claro que sí, estaremos ahí, estaré feliz por ustedes.—Tu madre