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Larissa lloró al ver a su hermana ser echada de la casa, Lana intentó consolarla —Lo siento, Larissa —Lo sé, ella lo merece, es un ser cruel y despiadado, no sé por qué se volvió así, era buena, lo juro, pero, cuando supo que éramos unas Greene, enloqueció, soñó con grandeza, si no fuera por Aaron, y su gran cariño, hubiese deseado que no fuéramos unas Greene, quizás seguiría siendo una hermana buena, y no está ambiciosa irreconocible. Lana la miró compasiva, podía entenderla, sus hermanos siempre fueron dos extraños, pero si recordaba la infancia, podía entenderlos, y a veces solía extrañar a los niños con los que jugaba. Lana se quejó de un dolor de vientre y corrió al baño al sentirse húmeda. Ella sollozó y corrió —¡Llama a un médico! Estoy sangrando —dijo con la voz rota Larissa corrió deprisa, sentía tanta angustia de que algo malo le sucediera a su sobrino. —¡Aaron! Debes llamar a un médico. Aaron la miró asustado, sintió su corazón latir —¿Qué pasa? —Lana tiene un sang
Archi miraba a esos hombres con ojos bien grandes —¿De verdad quiere que haga eso? Pero, ¿Para qué? ¿No considera que eso es peligroso, que lo pondría en la mira de Suárez? —Eso no importa, Archi, eso es justo lo que quiero, así que no te angusties. El hombre tomó una cruz de oro y se la dio. —Solo deja caer esto en tu próximo asalto, será suficiente para mí, si Lord Di Tacco te pregunta, dile que es solo mi responsabilidad, que obedeciste lo que te pedí, ahora debo irme, y te deseo buena suerte. Archi lo vio irse, pensaba que ese hombre tenía una pinta de caballero andante, él quería tener esa pinta, así, seguramente Larissa estaría orgullosa de él, pensó en ella, la extrañaba tanto. Larissa entró a mirar cómo se encontraba Lana, y ella notó de inmediato que algo malo sucedía —Por favor, solo dime que es lo que pasa. —Nada, solo estoy agotada —¿Es mi hermano? ¿Acaso te hizo algo malo? —¡No! Archi me ama, no creas mal de él, Archi es capaz de muchas cosas pro amor, Lana, no e
Doria llevaba una maleta en sus manos, y la dejó en el suelo, cuando corrió a acercarse a Lana —¡¿Cómo estás, pequeña?! ¡Mírate! Demacrada, y débil, ¿Qué te hizo la bestia de Aaron Greene? —M hermano no hizo nada. —No estoy hablando contigo —¡Cállate, madre! Te prohíbo que hables así a Larissa, ella es hermana de Aaron, mi amiga y mi hermana. —¡Ella es solo una arrimada en esta casa! No olvides tu lugar, Larissa, esta casa es de la señora Greene, y mi Lana lo será, pues ya lleva al heredero de Aaron en su vientre. Lana la miró con furia —¡Lárgate de aquí! —¡Claro que no! He venido a cuidarte, a ti y a mi nieto Greene, por eso estoy aquí. Lana sentía sus caricias sobre su rostro, y en lugar de sentirse protegida, sentía rabia —Yo las dejo solas, para que platiquen. Larissa se fue deprisa, con Pía, estaban incómodas —¿Cómo es que vino esa mujer? Ella vendió a su hija a la señora Dakota, sin importarle nada —dijo Larissa —Esa mujer vendería su misma piel al diablo, haría todo
Cuando Aaron y Larissa llegaron a ese lugar, ella miró alrededor, era como un lugar abandonado de la mano de Dios, tan pobre, como ella nunca conoció, Larissa provenía de una familia muy humilde en el pasado, pero nunca de ese alcance. Aaron la llevó hasta una gran carpa, él fue el primero en entrar, Larissa sintió la mirada de todos sobre ella. Al entrar, Larissa miró con ojos severos a esa mujer, tenía las manos sobre el pecho de su Archi, sintió como si la sangre se le quemara, pero, luego, vio la herida que ella curaba. —¡Archi! Él se levantó al escuchar el sonido de su voz, ni le importó tirar las vendas o el alcohol, la abrazó, como si no sintiera dolor. —¡Mi señorita! Ella sonrió al verlo —¡¿Qué te pasó?! —exclamó con angustia —Estaré bien, solo, fue un golpe, nada malo. Ella miró la herida, era enrojecida, pero no mayor. —Archi debemos hablar —dijo Aaron. Rocío miró con rabia a Larissa, y ella pudo sentir su mirada severa enfocada en su rostro, Larissa bajó la mirada
Archi besó sus labios, no pudo evitarlo, ella cedió ante su dulce caricia, lo amaba tanto, sabía que era él, sintió su lengua abrirse paso por su boca, acariciándola con dulzura, él tocaba su piel, acercándola a su cuerpo, la amaba, la deseaba, Larissa era su mundo, un mundo mejor que nunca imaginó, ¿Se podía cambiar por amor? Archi no tenía duda de que por ella podría dar todo lo bueno que tenía. Sus labios bajaron a su cuello, lentamente, era tan suave, como la seda, ella sentía que se rendía, que el miedo que una vez vivió en su corazón, se disipaba, relajó su cuerpo, pero Archi se detuvo, sus ojos se miraron fijamente, había deseo y amor brillando, el fuego de la pasión bullía en su sangre. —No te detengas… yo… —la voz de Larissa era temblorosa, él acarició su rostro con suavidad —Te amo, Larissa, siempre te amaré. —Quiero ser tuya, quiero olvidarlo, cúrame con tus besos y tu piel… Archi se acercó a sus labios, los besó con tanto amor, sus palabras eran como una orden que siem
Alex no podía soportar un golpe más, hasta que escucharon el ruido de una sirena, entonces se alejaron, y lo dejaron tirado al lado de la carretera, los hombres se apuraron para escapar.La policía se detuvo, para observar al hombre tendido en el suelo, pronto supieron que se trataba de Alex Donovan y corrieron a socorrerlo, lo llevaron al hospital, Alex estaba muy malherido.Aaron y Archi platicaban, estaban a punto de volver a Ovyu.—En dos meses comenzará el enfrentamiento final, y pronto, será destituido Suárez, claro, si todo sale bien, entonces, esto terminará, volverás a casa, y podemos hablar sobre la boda, y hablando de bodas, tu hermana y yo nos casaremos en un mes.Archi sonrió.—Me alegro, además, sé que están esperando un bebé.Aaron tenía ojos brillantes—Sí, estamos muy ilusionados, en realidad, solo queremos rehacer la boda religiosa, queremos que las personas que amamos estén ahí, eso es lo que queremos.—Claro que sí, estaremos ahí, estaré feliz por ustedes.—Tu madre
Aaron tomó a Lana en sus brazos, tras ella salió Doria, gritando enloquecida al ver a su hija tan mal —¡Dijiste que la cuidarías! —exclamó Aaron —¡Aaron mi bebé! ¡Me duele! No dejes que nada malo le pase a mi bebé —exclamó Aaron la llevó hasta el auto y el chofer manejó tan rápido a la clínica. Damiana paseaba por la habitación desesperación, mientras Terry solo veía televisión, sin preocupación, ella escuchó resonar su móvil y respondió —¿Qué es lo que pasó? ¿De verdad? —esbozó una sonrisa—. Espero que salga como lo planeamos, estaré feliz, iré para allá. Ella colgó la llamada, Terry apagó el televisor, y se acercó a la mujer —¿Qué fue lo que pasó? —Lana se puso mal, parece que ha perdido al engendro. Terry se levantó y tomó su cuello, apretándolo, dejándola sin aire —¡Más te vale que no le pase nada a ella! —exclamó y le soltó tal golpe sobre la mejilla, que ella chilló de dolor—. Eso y más sufrirás, si algo malo le sucede a Lana. Damiana lo miró impactada, tocó su rostro y
Larissa entró en aquella habitación, vio a Alex recostado, estaba golpeado, tenía un ojo morado, el labio roto. Ella lo miró con angustia, sintió compasión por él, no podía soportar verlo herido. Él abrió los ojos y la miró, se sorprendió —¡Larissa! ¿Cómo estás? ¿Por qué estás aquí? —¿Cómo te sientes? —Bueno, estoy bien, son unos golpes, nada más, no te angusties. Ella miró sus ojos —Lana volvió a ponerse mal. Alex sintió una angustia, y respiró profundo —¿Cómo está? Larissa hundió la mirada y lágrimas caliente corrieron por su rostro, él tocó su mano, sintió temor de su gesto —¿Larissa…? —Mi sobrinito murió, ella perdió al bebé, ¡Estoy tan destrozada! —dijo cubierta de llanto Alex acunó su rostro, la acarició con suavidad —Lo siento tanto, Aaron debe estar destrozado. —Lo está, intenta hacerse el fuerte para ella, pero está destrozado. No sé como va a tomarlo, Lana, ella, va a sufrir mucho, no merece esto. —Larissa, solo Dios sabe por qué mantengamos la fe, nunca nos ab