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—Aaron, vengo a que discutamos sobre tus tierras, sé que las necesitas, y estoy dispuesta a negociar una venta —dijo Lilian mirándolo con grandes esperanzas en su mirada Aaron la escuchó con atencion, había algo en el tono de voz de esa mujer que le pareció descarado, quería echarla de ahí, pero, necesitaba esas tierras, las necesitaba si quería salir adelante, no podía arriesgar a las personas que dependían de él. —¡Lárgate, mujer! Aquí nadie te quiere —aseveró Lana, solo ver a esa mujer le causaba asco, Lilian la miró con rotundo desprecio y no le obedeció. —Bien, negociemos —dijo Aaron de pronto, sorprendiendo a Lana, quién le miró atónita y con dolor —¿Ya lo ves? Mírame volver, querida —dijo la mujer satisfecha y con una mueca burlona que ella odió Lana la miró con desprecio, pero observó como Aaron entraba al despacho, junto a Alex Donovan y esa mujer. —¡¿Qué quiere ahora esa descarada mujer aquí?! —exclamó Larissa, y tomó la mano de su amiga—. No te preocupes, Lana, mi herm
La risa de Aaron inundaba la habitación, Lilian le miraba con ojos confusos, sin entender lo que le pasaba —Lo siento, Lilian, es tan gracioso —dijo tratando de contener su risa cruel—. Te diré algo, que no debes olvidar; yo nunca me casaría contigo, nunca sería el esposo de una mujer como tú; falsa, hipócrita, egoísta, no te quiero a mi lado, quédate con las tierras, ya veré lo que haré. Lilian lo miraba con ojos bien grandes, su rostro estaba enrojecido, y tenía demasiada furia en su cuerpo —¡Te vas a arrepentir, Aaron Greene! —¿Cómo tú? Que dejaste a un ciego, y ahora vienes a rogarle al mismo ciego —él se echó a reír—. Quizas necesite esas tierras, pero, te aseguro, que, nunca me casaría contigo por amarte, si no por interés, ¿Eso quieres? ¡Qué bajo caíste, Lilian! Me das un poco de lástima, pero más me das asco, ¡Ahora lárgate de mi presencia, escuchar tu voz es un suplicio para mí! Lilian se sintió impotente, sintió que no soportaría más sus crueles palabras, intentó acercar
Aaron escuchó que llamaron a la puerta y ordenó que entraran, se puso sus lentes oscuros —Aaron, tengo un problema. Larissa también entró —Yo también tengo un problema, hermano. Aaron arrugó el gesto al escuchar a Larissa —¿Qué pasa? —Creo que Archibald Randle ha sido el causante de que la cosecha se haya podrido. Aaron frunció el ceño incrédulo —¡No es cierto! Él no tiene pruebas —exclamó Larissa con voz firme y rápida —¡Esperen! ¿Qué es lo que pasa? ¿De cuándo acá mi hermana se ha vuelto defensora de los Randle? —Archibald Randle me salvó la vida, un día intentaron asaltarme en el mercado, él sin dudar me salvó —dijo Larissa—. Por eso le pedí a Alex que le diera trabajo, porque tú me enseñaste que la lealtad, siempre se paga con lealtad. Aaron esbozó una tenue sonrisa, llena de orgullo —Eso es cierto, bien, yo hablaré con ese chico y veremos si es cierto, o falso que haya cometido alguna falta. —Aaron, no seas duro con él, yo meto mis manos al fuego por él. —¿Tanto cree
—¡Esto es una broma! Debe serlo, Hermano, ¡Es imposible! —No es imposible, Larissa, me casaré el siguiente fin de semana. Larissa sintió que su boca estaba seca, tragó saliva, y respiró levemente —Así es, nos casaremos, y nada, ni nadie, lo evitará —dijo Lilian mirando a Lana con burla —Muchas felicidades —dijo Lana—. Hacen una hermosa pareja, tal para cual, les deseo lo mejor, yo me voy de aquí. —Adio, querida. —dijo Lilian, satisfecha Aaron se quedó de piedra, soltó la mano de Lilian, y caminó hacia Lana, tratando de seguirla. —Pero… Aaron. —Cállate y quédate aquí —dijo él con severidad y Lilian sintió que se empequeñecía ante sus palabras. Lana subió de prisa a su alcoba, tomó la valija, sentía demasiada rabia, y su garganta estaba apresada por un nudo queriendo romperse, de pronto, la puerta se abrió y él entró, ella le miró con rabia, él tenía esos lentes oscuros que ella quería quitarle para abofetear su rostro —¡No puedes irte, tú y yo tenemos un contrato! —exclamó —¿
Lana se alejó abrupta de Aaron, y le miró severa, él tenía la mirada baja —¡¿Cómo te atreves a besarme?! Pronto llevarás a otra mujer del brazo ante el juez, y le jurarás amor eterno, así, que no vuelvas a hacerlo, nunca más. Lana intentó irse —¿De verdad ya no me amas? ¿Eres tan valiente para verme en los brazos de otra mujer? Dime, ¿Cuándo el orgullo fue más grande que el amor, Lana? Lana sintió que las lágrimas corrían por su rostro —Tienes razón —dijo con frialdad—. Tal vez, nunca te amé. Aaron escuchó sus palabras y ella salió cerrando la puerta, él se sentó al borde de la cama, lágrimas calientes corrieron por su rostro, cuando el cerró sus ojos Aaron tomó asiento frente a su pequeña mesa de noche, y tomó una hoja de papel «Tiene tantos años que no escribo, y ahora puedo hacerlo, puedo tenerlo todo, pero, Lana, no te tengo a ti, es como si no tuviera nada» pensó con tristeza en su corazón, y esa noche escribió en hojas blancas. Al día siguiente, Lana despertó muy tempran
Al día siguiente, cuando Lana despertó se sintió desolada, luego de bañarse se miró al espejo, no podía creer que hoy fuera el día en que vería a Aaron Greene casarse con la mujer por la que la abandonó en el pasado, volvería a sufrir la misma situación, eso la tenía al borde de la devastación. No había podido dormir en paz, sus sueños se convertían en pesadillas, que la perseguían sin parar. Ella salió de ahí y escuchó algunas voces, parecían discutir, fue hasta la habitación de Larissa, ella estaba ahí, y Aaron estaba a su lado —¡He dicho que vas a ir! —sentenció Aaron, golpeando contra el suelo su bastón, Larissa solo agachó la mirada —¡¿Qué pasa? —exclamó Lana entrando —Qué bueno que estás aquí, prepárense, porque hoy a las seis de la tarde es la boda, tienen que estar ahí, será en el jardín trasero. Lana le miró con rabia —Yo no iré. —¡Irás! —sentenció él —¡Estás loco! No lo haré, puedes hacer lo que sea, pero no estaré ahí, celebrando semejante estúpido espectáculo —excl
Alex Donovan corrió a detener a Lilian Paz, quién gritaba como una loca, desesperada, mientras todos los invitados observaban tan horrible situación Lana estaba con Aaron, tocó su nuca, observando la sangre correr, él esbozó de pronto una sonora carcajada que la dejó perpleja —¡Aaron! —exclamó al escuchar su risa retumbar por todo el lugar —¡Qué locura! Estoy bien, no te preocupes, ¡Oh, querida! Déjala que me rompa la cabeza, si es el precio que debo pagar por su despecho —dijo divertido —¡Aaron Greene estás loco! —sentenció Lana, pero, de todos modos, tomó su mano y lo obligó a caminar, alejándose del jardín, junto a Larissa. Todos los invitados fueron marchándose, en el camino se encontraron con Archi, quien al ver la situación se acercó —¿Qué ha pasado? —Ayúdanos a llevar a Aaron a la mansión —dijo Lana con desesperación, Archi le pasó la mano por los hombros, y junto a Larissa fueron a la mansión. Lana se detuvo, observando a Lilian quien intentaba correr hacia la casa —¡¿
Aaron besó sus labios, ella se dejó llevar, sintiendo esa suavidad, ella no podía alejarse de él, sintió sus manos sobre su cintura —Te amo tanto, Lana, perdóname todo, viviré siempre para pedirte perdón, para hacerte feliz, déjame hacerlo, déjame hacerte feliz por toda nuestra vida. Ella sintió sus manos sobre su rostro, miraba sus labios, anhelando que se callara, que la besara con ese fervor —Sí, yo te amo, Aaron, siempre soñé con esto, es como si ahora mismo soñara, es así, llegué a esta casa y fantaseaba con ser feliz, y ahora, parece como si fuera una ilusión. —No lo es —dijo Aaron mirándola con dulzura, y con algo de tristeza, porque le dolía que ella lo viera como una utopía—. Esta casa es tuya, yo soy tuyo, no es un sueño, amor, es la realidad, es nuestra realidad. En este mundo lleno de penumbras, tú eres mi luz, tú pintaste mi alma de colores verdaderos, solo tú, Lana, ahora quiero amarte, déjame amar cada parte de tu alma. —Sé lo que tratas de decirme, tus hermosas pal