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—Si quieres pensar que esto está muerto, es tu problema, peor te advierto algo, nunca podrás alejarte de mí, si quieres hacerlo, lo harás, pero sin mi bebé. Lana le miró con rabia —No me amenaces, Aaron, no te lo permitiré. Él la miró fijamente, estaban tan cerca que él podía sentir su cálido aliento, desear sus labios —Nos iremos a casa, juntos, quieras o no. Lana bajó la mirada, pensó en las palabras del doctor Martín, no pensaba más en oponerse a él. —¿Por qué te busca la policía? Cada vez te pones más en peligro, Aaron. —¿Lo dices por Lord Di Tacco? Cariño, estoy ayudando a personas que no tienen la posibilidad. —¡Pero, pueden matarte! ¿Quieres eso? Aaron pensó en Archi, pero temió que decírselo a Lana afectara su salud —Estaré bien, me cuidaré, no te angusties. A penas los soldados se fueron, ellos salieron de ahí —Doctor Martín, espero volver a verlo. —Lana, cuídate mucho —dijo abrazándola—. Recuerda lo que hablamos. Aaron le dio un apretón de manos al doctor Martín
—¿Por qué lloras, mi señorita? —exclamó Archi, al mirar el rostro de Larissa cubierto de lágrimas —Lo siento, es que… Archi, mi hermano te odia, no te quiere cerca de mí. Archi bajó la mirada y se sintió fatal de saberlo, estaba seguro de que así era, pero no lo creía justo, respiró profundo y se levantó —¡Aún estás débil! —No, créame, mi señorita, soy más fuerte de lo que crees. Larissa sonrió al mirar sus ojos brillantes. Archi salió de la habitación y bajó hasta el despacho de Aaron Greene, tocó la puerta y él le dio permiso de pasar —¿Puedo hablar contigo? Aaron se levantó al mirarlo, sus ojos eran tan firmes y le señaló la silla Él se sentó justo frente a Aaron, que tenía un porte intimidante, pero Archi lo soportó —¿Qué es lo que quieres? —Sé que me odias, y tienen razones de sobra para hacerlo, pero… —¡Pero, nada! ¿Crees que olvidaría lo que me hiciste? ¡Casi pierdo a Lana por tu culpa! Eres casi un asesino y un ladrón, ¿Qué más? Dime, ¿Qué otro error debo agregar a
Lana escuchó que tocaron a su puerta, ella se levantó de la cama, y fue a abrir, estuvo a punto de cerrar la puerta, en sus narices, pero Aaron fue más listo y entró, ella le miró incrédula de verlo de nuevo ahí —¿Tú, otra vez? ¿Qué quieres, Aaron? Él la miró fijamente, cerró la puerta tras de sí, y caminó hacie ella, solo dio unas grandes zancadas y consiguió atraparla entre sus brazos, ella sintió su fuerza, y su aliento que la calentaba —Aaron… déjame… —Te amo, Lana, esa es mi verdad, eres una sombra para mi orgullo, me vuelves débil frente a ti, vences mi rencor, o mi enojo, porque te amo, no soporto estar peleado contigo. Ella bajó la mirada, sentía que se estremecía, él acunó su rostro y besó sus labios, habái pasion en ese beso, toda la que él intentó contener, ahora no podía hacerlo, sus manos recorrieron su figura grácil, tocando por encima del camisón sus glúteos, y su espalda, su beso era tan codicioso, como si la quisiera por siempre, pronto la liberó del vestido, ella
Larissa alcanzó a Alex y lo miró fijamente —Alex, respeta mi decisión, no quiero que luches por nada, yo amo a Archi, así que déjanos en paz. —¿Sabes? Tal vez tu voz me dice que amas a Archi, y puedes gritármelo tan fuerte, incluso si lo escucha el mundo entero —Alex dio un paso a ella, hasta acortar la distancia entre los dos, sus ojos la miraron con firmeza, y ella se estremeció al sentir la fuera de su mirada—. Pero, tus ojos me dicen otra cosa. Él miró sus labios, sentía tanto deseo de besarlos, era tan tentador, que Larissa sintió que temblaba, él era como un imán y ella quería huir, quería irse al lado de Archi, y no mirar atrás, pero Alex era como una montaña sobre su camino, imposible de derribar. —¡Ayuda! Por favor, ¡Ayúdenme! Fueron interrumpidos y cundo miraron, observaron a Damiana con el brazo herida en un corte y la sangre escarlata brillando Larissa lanzó un grito y corrió a ayudarla. Lana revisó la herida, supo desde el primer momento que no era profunda, pero su
Lana fue a ver a Aaron, le informó que saldría junto a Larissa para hacer algunas compras, pero él se sintió inquieto, Alex Donovan iba entrando. —¿Crees que podrías acompañarlas al centro de Ovyu? Tengo aún que revisar unos documentos, y firmarlos. —Claro que sí, lo haré —dijo Alex Lana no se sentía tan cómoda de que Alex fuera con ellos, Alex le agradaba, además era casi hermano de Aaron, pero, le angustiaba que Larissa alguna vez lo hubiese amado, Lana quería que Archi fuera feliz, pero se convenció de que debía confiar en Larissa, y estar cerca para evitar cualquier incidente entre ese par. Apenas Damiana observó por la ventana que se marchaban, no tardó ni un segundo en llamar a Lilian Debes venir cuanto antes, es ahora o nunca —sentenció Colgó la llamada y bajó con aquel frasco entre las manos, entró en la cocina y Pía cocinaba —¿Y esta fruta, nana? —exclamó al ver un plato con fruta picada y un jugo de naranja —Es para tu hermano, desayunó muy poco, porque fue a ver la p
Lana corría tras la camilla del hospital, Larissa iba justo detrás, y las detuvieron —¡Soy enfermera! Déjame entrar, ¡Soy su prometida! 1exclamó —Espere, por favor, no está en condiciones de ingresar. Lana tuvo que respirar profundo y controlarse Larissa la abrazó —Sé que Damiana tuvo que ver con esto, ella era la única que estaba en la casa, junto a Aaron, ¿Casualmente no estaba cuando llegamos? Demasiado conveniente —exclamó Lana Larissa le miró intrigada —¿Cómo está mi hermano? Lana se acercó a ella y de pronto le encestó tremenda bofetada a Damiana —¡¿Qué te sucede, idiota?! —¡Sé que has sido tú, Damiana! No trates de mentir, sé que has tenido que ver con lo que le pasó a Aaron. —¡¿Qué?! ¡Yo no he hecho nada! —En cuánto Aaron se recupere, me encargaré de que te eche a la calle, lo juro, no voy a permitir que sigas lastimándonos —exclamó Lana con rabia Larissa miró a Damiana con gran decepción —¿Has tenido que ver? No puedo creerlo, no aprenderás, jamás. —¿Tú también?
—Debes esperar a estar bien, Aaron, acabas de salir del hospital, debes mejorar —dijo Alex Aaron se sentía desesperado, furioso, todo lo que quería era ver a Lilian y saber cómo demonios había logrado entrar a su casa y atreverse a tanto daño, ¿Quién la dejó entrar? Aaron no dejaba de pensar que todo era obra de Damiana, tal como Lana se lo había dicho. —Entiende, debo ir a verla ahora mismo, necesito aclararlo todo, punto final —sentenció Alex sabía que no habría poder que lo hiciera cambiar de opinión, salieron en el auto. Terry tocó la puerta de la casa de Lilian, traía puesta una mochila en su espalda, venía listo para todo, la dirección se la había dado Damiana, Lilian abrió la puerta. —¿Por qué no llevas las llaves? —exclamó rabiosa, pero lo miró con duda—. Lo siento, pensé que era mi empleada doméstica, acaba de salir —dijo colocando un mecho de cabello tras su oreja. —Hola. —¿Quién eres tú? —Soy un amigo de Damiana Greene, me envío para darte un mensaje importante. —Ah
Larissa lloró al ver a su hermana ser echada de la casa, Lana intentó consolarla —Lo siento, Larissa —Lo sé, ella lo merece, es un ser cruel y despiadado, no sé por qué se volvió así, era buena, lo juro, pero, cuando supo que éramos unas Greene, enloqueció, soñó con grandeza, si no fuera por Aaron, y su gran cariño, hubiese deseado que no fuéramos unas Greene, quizás seguiría siendo una hermana buena, y no está ambiciosa irreconocible. Lana la miró compasiva, podía entenderla, sus hermanos siempre fueron dos extraños, pero si recordaba la infancia, podía entenderlos, y a veces solía extrañar a los niños con los que jugaba. Lana se quejó de un dolor de vientre y corrió al baño al sentirse húmeda. Ella sollozó y corrió —¡Llama a un médico! Estoy sangrando —dijo con la voz rota Larissa corrió deprisa, sentía tanta angustia de que algo malo le sucediera a su sobrino. —¡Aaron! Debes llamar a un médico. Aaron la miró asustado, sintió su corazón latir —¿Qué pasa? —Lana tiene un sang