Capítulo 287
—Sí, señor.

De repente, Sofía palideció y se sujetó el vientre.

—Me duele... me duele mucho el estómago...

Mateo permaneció impasible. Ni él se movió, ni María se atrevió a hacerlo. Para entonces, Sofía ya se había deslizado hasta quedar sentada en el suelo, con sudor frío perlando su frente. Extendió la mano para agarrar el pantalón de él, con una mirada suplicante:

—Mateo, ayúdame, salva a nuestro bebé, me duele muchísimo el vientre...

María no pudo contenerse:

—Señor, la señorita Moreno no parece estar fingiendo...

El sudor frío ya había empapado el delgado camisón de Sofía, su rostro contorsionado por el dolor.

—Ocúpate tú de esto —fue todo lo que dijo Mateo antes de marcharse.

¡María maldijo su suerte! ¡Qué dura es la vida del trabajador!

...

A las cuatro de la madrugada, la ambulancia llegó a la mansión para llevarse a Sofía. La llevaron al mismo hospital donde estaba Mercedes internada. Cuando Mercedes se despertó en la mañana, recibió la llamada de María contándole que Sofía y
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