Capítulo 120
Atardeció. Un aroma delicioso salió de la cocina mientras Sergio trajo una olla: —Sancocho, una receta nueva. ¿Quieren probar?

Lucía miró la mesa llena de platos: ceviche, lechón asado, ropa vieja y ahora el sancocho.

Carolina colocó el trozo más tierno de pescado en el plato de Lucía:

—Tu papá no es bueno preparando pescado, pero este lo probé y está como te gusta. Vamos, come más.

Sergio protestó: —¿Cómo que no soy bueno con el pescado? ¡Yo cocino personas, no pescados!

—¡Pfft!

—Sí, sí —asintió Carolina con sarcasmo—. Eres un genio culinario, ya sea cocinando, preparando pescado o... personas. ¿Contento?

—Eso está mejor... El otro día me encontré con Erik, el vecino, ¡y hasta me pidió consejos! Deberías estar agradecida de tenerme cocinando para ti todos los días.

—Sí, sí, muy agradecida. Ahora come, ¡que ni la comida te cierra la boca!

—¿Por qué suenas tan poco convincente? Pregúntale a nuestra hija, ¿no soy un cocinero excelente?

Sergio colocó otro trozo de pescado en el plato de L
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