Entré corriendo a la casa en busca de las cosas de Brisen. No había nada que salvar, todo estaba en llamas. Intenté subir a su habitación pero estaba en llamas, miré hacia la puerta de salida. No podía irme sin al menos coger la foto de sus padres. Corrí para luego saltar y quedar en el segundo piso, tiré la puerta de la habitación de Brisen y entré.
Busqué la foto por todos los lados pero no la encontraba, miré cada centímetro de la habitación hasta ver la foto debajo de la cama. La cogí y salí por la ventana. Comencé a toser, mis pulmones se habían llenado de ese humo tóxico. No había sido una explosión por gas normal, había sido esa habitación, ese gas que sabía que no era normal.
Vi a Brisen correr hacia mí, me abrazó fuerte mientras lloraba. Comenzaron a llegar bomberos, ambulancias y policías.
—Draven vete, nadie de aquí del pueblo te conoce, puedes meterte en problemas —la miré suspirando.
—Él era un chico bastante alegre de pequeño.Le encantaba hablar con todo el mundo, jugar y contarle su día a día a sus padres. Un día cuando se levantó, solía salir e ir al lago que había cerca de su casa. Nadaba, era muy buen nadador, por él se pasaría el día entero nadando y buceando.Ese día vio a lo lejos un hombre, lo vio triste, y pues en ese entonces Draven se preocupaba por la gente, era muy empático y con un corazón enorme. Se acercó a él.En el momento que lo miró a los ojos supo que lo conocía, no sabía decir de dónde, pero lo conocía. Y ese hombre también lo conocía muy bien.Lo conocía tan bien como para saber la vida privada de sus padres y de sus hermanos. Le fue con una historia que lo rompió por dentro, lo hizo cambiar por completo, se volvió salvaje, u
Levanté la mirada al sentir una mano acariciar mi cabello. Draven me miraba con una sonrisa en los labios. Sonreí de oreja a oreja al verlo bien.—¿Estás bien? —Me preguntó preocupado.—¿Tú, cómo estás?—Yo estoy bien, muda.—¿Seguro?—Segurísimo, pequeña.Mi corazón se aceleró. Él sonrió al escucharlo, le di un golpe en el brazo y ambos reímos. Besó mi mano.—Suéltame por favor —solté su mano.Él frunció el ceño y negó riéndose.—Las cuerdas Brisen, que me sueltes las cuerdas no la mano —volvimos a reír. Le solté las cuerdas y él se reincorporó en la camilla —. Gracias —negué con una sonrisa.—Tu hermano me contó la histori
—La cosa es así de simple —miré a Draven.—Yo quiero acabar con él —negó rápidamente.—No, he dicho que no, y no —me hizo levantarme para luego levantarse él.—Y yo te digo que si.—Si lo quieres hacer tú, entonces no tendrás nuestras ayuda.—¿Me estás chantajeando? —Me señalé a mi misma con el dedo.—No, pero ya te he dicho que no quiero que te manches las manos —Reí negando.—Él se manchó las manos matando a mis padres y acabando con lo poco que tenía —me miró serio.—Está bien, hazlo como quieras, con tal de acabar con esto —comenzó a subir las escaleras.¿Así de fácil?Fruncí el ceño mirando hacia donde él se había ido. Aiello se levant&
Nos mirábamos a los ojos sin emitir palabra alguna. Draven había pasado su mano por mi cintura y en este preciso momento me estaba acercando a su cuerpo. Besó mis labios y sonrió.—Me haces bien Brisen.—Tú también me haces bien Draven.Ambos cerramos los ojos y ahí nos quedamos abrazados.He pasado estas dos semanas con Draven, no he salido de su casa, y casi tampoco de la habitación, él y yo hemos pasado mucho tiempo juntos estas dos semanas, realmente nos hemos visto a cada minuto. No me deja sola ni un segundo y eso se lo agradezco.Muchas vece me ha dado por ir a ver los restos que quedan de mi casa, pero es pisar la puerta y alguno de los hermanos me manda entrar.Alani y yo casi no nos hablamos y cuando lo hacemos no es de buena manera, no sé qué la he hecho y tampoco me importa. Bella y yo nos llevamos muy bien, es una chica muy maja y cuida muy
16 de octubre de 2015.Pueblo de Calcata – Italia.12:00 de la mañana.Me encontraba en una nave grande, estaba todo vacío y al hablar se podía oír algo de eco.Desde que me juré encontrar al culpable de todo lo que pasaba en Calcata y al culpable de mi desgracia, todo me ha salido mal, me encontré con más muertes, con más desgracias en el pueblo e incluso en la gente que de verdad me importaba.Su voz resonó en toda la nave, no quise tener miedo, el miedo lo apagué hacía mucho tiempo. Solo me giré con una sonrisa en los labios y lo escuché:—Es una pena tener que drenar toda tu sangre y dejarte sin vida.—La pena aquí es que sabes que estás tan enamorado de mí que no vas a poder hacerlo -me crucé de brazos mirándolo —pero también es una pena decirte que yo no lo estoy de ti y que
Hice bien en no prometerle a Draven que todo seguiría bien entre nosotros, que todo estaría igual que antes de que me marchara de Calcata. Tan solo llevo dos días aquí y nada es como antes. Solemos hablar por mensajes o llamadas, pero nada es lo mismo. Parece que entre nosotros estuviera el Polo Norte, todo es frío.Airam y yo salimos a divertirnos muy de vez en cuando, es un chico muy alegre. Tiene el pelo negro largo y sus ojos son marrones, es alto, suele vestir casi siempre de traje.—De oca a oca y tiro porque me toca.—No vale, siempre me ganas —se quejó.—No sabes jugar —ambos reímos.—Nunca creí que diría esto, pero me encantan los juegos de mesa.—Parecemos dos abuelos —volvimos a reír.—¿Te apetece ir a tomar algo?Cuando iba a decirle que: si, mi tel&ea
La vida te puede poner altibajos, muchos obstáculos en el camino hasta lograr lo que siempre deseaste, la vida puede llegar a ser jodida, todos podemos conocer la dos caras de la moneda, la buena y la mala.Mi madre me dijo muchas veces: «Hay gente que sale con estrellas y otras estrelladas», y tiene razón. Hay personas que tienen que luchar muchísimo por sus sueños, superar esos obstáculos y esos vaivenes de malas situaciones y luego está la otra gente que tiene todo lo que quiere sin esforzarse mucho en conseguirlo.Muchas veces la vida es injusta y no por eso hay que rendirse, siempre se le puede dar la vuelta a la moneda ¿no crees?Me he podido rendir más de una vez, decirle a todo adiós e irme de esta vida, pero le di la vuelta a la moneda, luché por eso que siempre quise, por lo que siempre deseé desde la muerte de mis padres.Ser feliz.Y lo consegu&iacu
—No quiero hacerlo, pero tengo que saber si eso que ha dicho Airam es cierto o no.—Yo te acompaño al pueblo —asentí con una sonrisa.—Gracias Aiello.Él negó con una sonrisa. Me extendió la mano y ambos salimos de la habitación.—Iré al pueblo —miré a Airam.—Te esperaré aquí, si es que vuelves —sonrió.Salimos de la casa y comenzamos a caminar hasta llegar al coche de Aiello.—Es un viaje largo, así que acomódate.Ambos nos quedamos en silencio. Mi mirada. Estaba enfocada solamente en las calles de Suiza, poco a poco nos íbamos alejando, mis ojos se fueron cerrando hasta quedar completamente sumida en un profundo sueño.—Brisen —escuché un susurro y sentí como me movían —. Ya hemos llegado —abrí lentamente los o