Intenté salir corriendo pero el ya estaba cogiéndome del cuello y pegándome a la pared. ¿Cómo había entrado? ¿Qué le pasa en los ojos? Mi mente empezaba a formular muchas preguntas sin respuesta.
El miedo de que me matara se hacía cada vez más grande. Esa vez pude sentir lo frío que estaba, parecía un completo hielo.Mis ojos comenzaban a cerrarse poco a poco, me iba con la escena de esa calle y esos ojos completamente blancos.
Desconocido.
Cuando Brisen se desmayó la cogí en mis brazos, salí con ella a la calle.
Tenía pensado llevármela lejos, lo que había visto no dejaba mucho que desear, era la mejor opción.Bueno ... La mejor opción era matarla.
—¿Qué la has hecho? —Preguntó mi hermano enfadado.
Ya había llegado al bosque, no le hacía caso, yo solo seguía andando.
—¡Te estoy hablando! —Me dio la vuelta agarrándome fuerte del brazo.
—No la he matado si es lo que te preocupa, vio lo que hice en la calle, no la puedo dejar, me delataría —mi hermano negó.
Sabía que estaba enfadado, y eso no era bueno, cuando mi hermano se enfadaba nada acababa bien.
Vi como sus ojos comenzaron a ponerse blancos, venas blancas comenzaron a hacerse visibles en su cuerpo.
—No la podemos dejar a su aire, nos puede delatar.
—Te puede delatar, yo no hice nada, deberías tener cuidado, llévala a su casa —demandó apretando los puños.
—Hermano.
—¡Llévala a su puta casa! —Su piel comenzaba a ponerse de un tono negro.
A lo único que tenía miedo en esta vida era a mi hermano.
Así que cogí mi camino de vuelta a su casa.
En esos momentos odiaba a mi hermano, no entendía el peligro que corría si esa chica se iba de boca.
La conocía tan bien que sabía que no se iba a quedar quieta después de lo que vio, que iba a investigar, y no era bueno, nos iba a descubrir.
Brisen.
Desperté de nuevo en mi cama, sentí mucha pesadez en el cuerpo. Me levanté de la cama y recordé lo que vi ayer. Me acerqué corriendo a la ventana, pero parecía que allí no había pasado nada.
Seguramente lo habría soñado, me froté los ojos y me encaminé al baño.
Levanté la mirada al espejo y descolocada me toqué el cuello.
«No, no lo he soñado»
Tenía unas marcas de dedos, volví corriendo a la ventana, pero seguía sin haber nada.
Sin esperar mucho, me duché y me cambié de ropa, desayuné rápido y salí corriendo de mi casa. Nada más salir a unos metros de mí estaba Draven. Corriendo me acerqué a él y lo miré a los ojos.
—¿Qué fue lo de anoche? —Me miró ceñudo.
—¿Qué fue lo de anoche?
—No te hagas el desentendido —negó con la cabeza.
—¿Qué te pasó ahí? —Me intentó tocar el cuello, pero le di un manotazo en la mano.
—Sabía que no erais buenas personas —se cruzó de brazos.
—No investiges, no preguntes, no le des más vueltas, olvídate de lo que vistes —me miró a los ojos.
—¿Estas loco? —Lo miré mal —vi perfectamente como una persona estaba en el suelo lleno de sangre —señalé la calle —y por arte de magia toda esa sangre a desparecido —Draven me cogió del brazo y me dirigió casi a volandas hasta el bosque.
—Escúchame bien Brisen, olvida lo que viste, si te metes donde no te llaman acabarás muy mal, aléjate de este bosque, aléjate de todos esos pensamientos y recuerdos de lo que viste ayer —me solté de su mano que tenía agarrado mi brazo.
—Hay una persona asesinada de la peor manera ¿de verdad crees que me voy a quedar quieta?
—No, sé que no te vas a quedar quieta, pero deberías, no te conviene meterte en todo esto. Solo te aviso, ahora haz lo que quieras, yo no me haré cargo de nada —comenzó a caminar para alejarse de mí.
—Draven espera —me acerqué a él.
—¿Tu sabes quien mató a mis padres? —La pregunta le tomó por sorpresa, pero continuaba con su semblante serio.
—No, no sé nada, ahora vete a tu casa y vive tu vida normal —desapareció entre los árboles.
Salí del bosque y me encaminé a mi casa.
Algo me decía que Draven sabía algo sobre la muerte de mis padres.Después de lo de anoche ya nada sería igual, mi cabeza no dejaba de darle vueltas a esa imagen. Yo sabía que algo escondían esas personas, pero no pensaba que fuera tan malo. Los había acusado de asesinato, si, pero nunca me imaginé que de verdad fuera así.
Me encerré en mi habitación, cogí el papel donde estaba escrito el nombre de: Draven Hilens.
¿Quién era? ¿Qué era?
No me podía sacar esos ojos azules de la cabeza, su sonrisa divertida y todo el peligro que emanaba de él.
¿Qué escondes Draven?
Con esa última pregunta que me hice miré por la ventana, mis ojos se desviaron hacia unos árboles, donde él estaba mirándome. Llevó su dedo índice a los labios mandándome callar, le saqué el dedo del medio, una sonrisa divertida se formó en sus labios y luego lo vi irse.
Me senté en la cama y miré mi teléfono que comenzaba a sonar.
Era un mensaje de un número desconocido.
«Mira este link y piensa».
Fruncí el ceño y vi que me mandó el link.
Le di al link y comencé a leer.
Familia Hilens o Familia Oscura.
Fruncí el ceño y seguí leyendo.
Ellos vivían en el valle de los perdidos, alejados del mundo, no se relacionan con nadie, son personas que carecen de sentimientos, no sienten, solo están obsesionados con la muerte y la sangre.
Deseosos de ella mataron a todo un pueblo.
¿Asesinos en serie? —Te preguntaras— no, van más allá de ser asesinos, son vampiros con siglos y siglos de vida.
Miré la página sin creerme una palabra.
No me creerás o te preguntas: ¿quién es esta persona y como sabe todo esto? Fui una de sus presas, una víctima de sus encantos.
Puede que no me creas y estaré loca al enviarte este mensaje. Pero debes alejarte de ellos. No te lo escribo por mensaje porque seguramente tengan nuestros móviles pinchados.
Es una familia muy peligrosa, debes alejarte de ellos y más de Draven Hilens.
Su hermosura sólo es un arma de destrucción, y te terminará destruyendo.
¿Familia oscura? ¿Vampiros?
O esta mujer estaba mintiendo o esa familia estaban idos de la olla completamente.
¿Vampiros? ¿Eso no era una leyenda? ¿Una mentira?
Me senté frente a mi escritorio y cogí el portátil.
«No investiges, no preguntes, no le des más vueltas, olvídate de lo que vistes».
Su voz vino a mi cabeza. Negué borrando esos pensamientos y comencé a escribir.
Familia Hilens.
Esperé a qué saliera algo interesante o algo que me ayudara.
Es una familia muy adinerada, muchos creen que esta familia esconde un pasado muy oscuro aunque a simple vista parecen muy normales.
Miré hacia la ventana.
¿Familia adinerada?
Suelen viajar mucho, no están en un sitio fijo mucho tiempo.
Ahora tiene algo más de sentido que estén aquí. ¿Sólo han venido a acabar con el pueblo?
Mi vista volvió a la ventana y suspiré apoyando la cabeza en el escritorio.
¿Si no están dentro del pueblo donde se quedará?
Me levanté de la silla concienciándome de lo que iba a hacer.
Más allá del bosque. Ellos estarán más allá de bosque.
Salí de mi habitación y comencé a caminar al bosque. En la entrada me quedé parada y miré hacia los árboles.
«Estas pirada Brisen»
Daba pasos cortos, tenía miedo, todo mi cuerpo temblaba de una manera casi inhumana, mis manos sudaban, parecía que las había metido en agua.
Intenté quedarme con el camino para luego volver.
«Si es que vuelves»
Asentí, iba a volver, iba a salir todo bien.
Escuché ramas crujir, respiré profundo y vi a Draven a unos pasos de mi.
¿Por qué m****a siempre me lo encuentro a él?
No le quise hacer caso, solo seguí caminando, pero como era de suponer él no me dejó avanzar, me cogió del brazo y me hizo mirarlo.
—¿Ya lo sabes verdad? —Sus ojos se volvieron completamente blancos, unas venas blancas se hacían visibles en su cuerpo.
—¿Qué eres? —Pregunté con miedo.
—Te dije que no investigaras muda —negué.
—N-no lo hi-hice —intenté separarme de él.
—Te avisé, ¿que hago contigo ahora? ¿Matarte? ¿Drenar todo tu cuerpo? —Me cogió de la cintura pegándome a su cuerpo.
Temblé bajo sus brazos, me obligué a no llorar, pero los nervios y el miedo me estaban consumiendo.
—Responde ¿que hago contigo? —Intenté soltarme de su agarre.
—Déjamelo a mi —me pegó más a su cuerpo al escuchar esa voz.
El miedo muchas veces se pude confundir con el terror, para mí no es lo mismo, pero puede que para otras personas si lo sea.Para mí el terror es eso que no te deja estar en todos tus sentidos, que solo tiemblas, lloras y quieres gritar para poder intentar escapar de eso que tanto te está asustando.Y el miedo te deja estar en tus completos sentidos, aunque sigues temblando y llorando, pero es un nivel de susto más bajo.Bueno en este momento yo estaba en un estado de terror en el que nunca había estado. Por mi cabeza pasaban muchas formas en las que podría morir y créeme ninguna era buena.Temblaba en los brazos de ese chico de pelo blanco.—Déjame ir —susurré con un nudo en la garganta.—Si te dejo ir seguramente te mate —jadeé del miedo.—¿Entonces no me dejaras hacerlo a mi? —Desvié la mirada hacia la derecha.Sentía que mis piernas iban a dejar de funcionar y si no fuera por Draven caería al suelo. La voz de ese chico hacía
Tenía los nervios de punta, la cercanía de Draven me hacía casi no respirar.—¿Por qué te late tan rápido el corazón? —Negué mirándolo a los labios —¿Me quieres besar muda? —Volví a negar —. ¿Te doy miedo?—Más quisieras —me atreví a mirarlo a los ojos.Su mirada conectaba con la mía, sus ojos comenzaron a ponerse blancos ¿me intentaba asustar? Lo estaba consiguiendo. Tragué saliva e intenté tranquilizarme y pensar en otras cosas.Miré las manos de Draven que poco a poco se iban colocando en mi cintura, dio un estirón de mi cuerpo hacia el suyo.—A mi me gustaría besarte —su voz sonó más grave de lo normal.—Se va a quedar en “gustaría”, no me vas a besar —dije casi en un susurro por nuestra cercanía.—Una pena muda —sonrió.Se separó de mí y volvió a darle otro mordisco a la tostada.—Una vez me preguntaste sobre la muerte de tus
Draven.¿En el mundo de los humanos cuanto se tarde en hacer un pollo asado? ¿Quince minutos, veinte? Ni puta idea. Os preguntaréis que a qué viene esta pregunta tan tonta, bueno llevo viendo como asan a un pollo unos treinta minutos ¿eso no será carbón ya?Llevo cuatro años en este pueblo y el 3-05 es la fiesta del pueblo. Siempre los miro y me sorprendo cada día más, con que poco se conforman y divierten.Flipo...Se disfrutaría mejor con liebres corriendo y el último que atrapase a una tendría un castigo. Es demasiado aburrido eso de hacer comida y bailar hasta que amanezca. La comida sabe mejor cruda saboreando la sangre.Dejando de lado ese tema, los treinta minutos que llevo viendo como asan a un pollo no he visto salir a Bris
Los labios de Draven eran muy fríos, pero se movían con tanta agilidad, con tanto frenesí que me fue imposible no seguirle el beso.Sus manos aún en mi cintura me apretaban más a su cuerpo.Ese beso era muy salvaje, uno con ganas. Era... Mi primer beso y estaba siendo increíble. Aparte de los ruidos de los animales nuestros jadeos por falta de aire también se escuchaban.—Draven —susurré.—¿Quieres parar? —Me miró a los ojos.—Quiero respirar.—¿Respirar? ¿Qué es eso? —Ambos reímos y volvimos a juntar nuestros labios.Me separé rápido de él y me miró con las cejas elevadas.—¿Qué pasa?—Me acabo de dar cuenta, que te he besado y has mordido a una liebre—Draven estalló en carcajadas haciendo que yo lo mirase mal.—Sh, calla, ni lo pienses —volvió a juntar sus labios con los míos.Draven.
El día que mi padre cumplieron tres años muertos me lo pasé mas o menos bien, me había despejado, y no había llorado tanto como otras veces hacía, eso se lo tengo que agradecer a Draven. Él me hizo reír y hacerme sentir menos sola. Me encontraba sentada en el sofá mirando hacia la pantalla de la televisión apagada. El timbre sonó. Extrañada me levanté. Pues no esperaba a nadie. Jazmín me solía llamar antes de venir y Draven entraba como si fuera su casa. Abrí la puerta y casi la cierro de golpe al ver quien era. —¿Así tratas a tus invitados? —Sonrió y pasó sin yo darle permiso. Era Aiello. —Pasa, pasa —dije irónica y cerré la puerta. —Venía hablar contigo —se sent&oa
Llegué a mi casa bastante cansada. La madre de Jazmín me había llamado y me dijo que me estaba esperando. Estaba bastante preocupada, habíamos estado hablando sobre donde podría estar su hija, pero ninguna sabría decir donde se encontraba. Ninguna de las dos le conocíamos una amiga o un amigo, solo me tenía a mí, y llevaba casi dos semanas sin aparecer por el pueblo. Su madre estaba que se subía por las paredes al no dar con su hija. No cogía el teléfono, no respondía los mensajes. —¿Has hablado con el comisario? —Hablé despacio entregándole el té. —Si, están buscándola, a salido en los noticieros y están pegando fotografías de ella por todo el pueblo. —Quédese aquí si quiere, iré a ayudar —la madre negó. —Necesito que me hagas un favor hija —habló en un hilo de voz. —Dígame. —En su habitación había una carta, no me he atrevido a leerla —el corazón comenzó a latirme con mucha velocidad —. ¿Puedes leerla? —
—No me parece buena idea —se acercó más a mí.—Pero es la única —negó.—Hay más.—Dime cuál.—No lo sé —se llevó la mano izquierda al cuello —es muy peligroso, te puede hacer daño, muda —levantó la mirada.—¿Tanto te preocupas por mí? —Sonreí y él negó.—No es un juego todo esto —me miró cansado.—¿Te crees que no lo sé? —suspiró.—Parece que no, muda, no puedes ir y hablar con él como si nada —se acercó más a mí.La tranquilidad con la que está conversación estaba yendo me gustaba. Ambos hablábamos con tranquilidad, mirándonos, sin levantar la voz, sin insultarnos.Me gustaba hab
Aiello estaba debajo de una chica cogiéndole de las muñecas.—Hijo de puta —gritó la chica pegándole una patada en la entrepierna y separándose de él.La chica salió corriendo, pero la cogí de la cintura sin dejarla salir.—No somos los malos —gritó Aiello levantándose del suelo.La chica pelirroja se giró y luego me miró.—Brisen te espera en casa —dije y a ella se le iluminaron los ojos.—¿La conoces? —Asentí.—Tenemos que salir de aquí muy rápido.Comenzamos a correr fuera de la nave.—Esto está saliendo muy bien —habló Aiello estando ya lejos de la nave.—Iros lejos, vigilaré la casa de Brisen —ellos asintieron y echaron a correr.Brisen.¿Desde cuando la gente pasa de ser imbécil a muy imbécil? Adze podría aparentar ser la mejor persona del mundo, pero cuando se lo proponía era de lo peor.Estábamos en mi casa hablando sobre