Draven.
¿En el mundo de los humanos cuanto se tarde en hacer un pollo asado? ¿Quince minutos, veinte? Ni puta idea. Os preguntaréis que a qué viene esta pregunta tan tonta, bueno llevo viendo como asan a un pollo unos treinta minutos ¿eso no será carbón ya?
Llevo cuatro años en este pueblo y el 3-05 es la fiesta del pueblo. Siempre los miro y me sorprendo cada día más, con que poco se conforman y divierten.
Flipo...
Se disfrutaría mejor con liebres corriendo y el último que atrapase a una tendría un castigo. Es demasiado aburrido eso de hacer comida y bailar hasta que amanezca. La comida sabe mejor cruda saboreando la sangre.
Dejando de lado ese tema, los treinta minutos que llevo viendo como asan a un pollo no he visto salir a Bris
Los labios de Draven eran muy fríos, pero se movían con tanta agilidad, con tanto frenesí que me fue imposible no seguirle el beso.Sus manos aún en mi cintura me apretaban más a su cuerpo.Ese beso era muy salvaje, uno con ganas. Era... Mi primer beso y estaba siendo increíble. Aparte de los ruidos de los animales nuestros jadeos por falta de aire también se escuchaban.—Draven —susurré.—¿Quieres parar? —Me miró a los ojos.—Quiero respirar.—¿Respirar? ¿Qué es eso? —Ambos reímos y volvimos a juntar nuestros labios.Me separé rápido de él y me miró con las cejas elevadas.—¿Qué pasa?—Me acabo de dar cuenta, que te he besado y has mordido a una liebre—Draven estalló en carcajadas haciendo que yo lo mirase mal.—Sh, calla, ni lo pienses —volvió a juntar sus labios con los míos.Draven.
El día que mi padre cumplieron tres años muertos me lo pasé mas o menos bien, me había despejado, y no había llorado tanto como otras veces hacía, eso se lo tengo que agradecer a Draven. Él me hizo reír y hacerme sentir menos sola. Me encontraba sentada en el sofá mirando hacia la pantalla de la televisión apagada. El timbre sonó. Extrañada me levanté. Pues no esperaba a nadie. Jazmín me solía llamar antes de venir y Draven entraba como si fuera su casa. Abrí la puerta y casi la cierro de golpe al ver quien era. —¿Así tratas a tus invitados? —Sonrió y pasó sin yo darle permiso. Era Aiello. —Pasa, pasa —dije irónica y cerré la puerta. —Venía hablar contigo —se sent&oa
Llegué a mi casa bastante cansada. La madre de Jazmín me había llamado y me dijo que me estaba esperando. Estaba bastante preocupada, habíamos estado hablando sobre donde podría estar su hija, pero ninguna sabría decir donde se encontraba. Ninguna de las dos le conocíamos una amiga o un amigo, solo me tenía a mí, y llevaba casi dos semanas sin aparecer por el pueblo. Su madre estaba que se subía por las paredes al no dar con su hija. No cogía el teléfono, no respondía los mensajes. —¿Has hablado con el comisario? —Hablé despacio entregándole el té. —Si, están buscándola, a salido en los noticieros y están pegando fotografías de ella por todo el pueblo. —Quédese aquí si quiere, iré a ayudar —la madre negó. —Necesito que me hagas un favor hija —habló en un hilo de voz. —Dígame. —En su habitación había una carta, no me he atrevido a leerla —el corazón comenzó a latirme con mucha velocidad —. ¿Puedes leerla? —
—No me parece buena idea —se acercó más a mí.—Pero es la única —negó.—Hay más.—Dime cuál.—No lo sé —se llevó la mano izquierda al cuello —es muy peligroso, te puede hacer daño, muda —levantó la mirada.—¿Tanto te preocupas por mí? —Sonreí y él negó.—No es un juego todo esto —me miró cansado.—¿Te crees que no lo sé? —suspiró.—Parece que no, muda, no puedes ir y hablar con él como si nada —se acercó más a mí.La tranquilidad con la que está conversación estaba yendo me gustaba. Ambos hablábamos con tranquilidad, mirándonos, sin levantar la voz, sin insultarnos.Me gustaba hab
Aiello estaba debajo de una chica cogiéndole de las muñecas.—Hijo de puta —gritó la chica pegándole una patada en la entrepierna y separándose de él.La chica salió corriendo, pero la cogí de la cintura sin dejarla salir.—No somos los malos —gritó Aiello levantándose del suelo.La chica pelirroja se giró y luego me miró.—Brisen te espera en casa —dije y a ella se le iluminaron los ojos.—¿La conoces? —Asentí.—Tenemos que salir de aquí muy rápido.Comenzamos a correr fuera de la nave.—Esto está saliendo muy bien —habló Aiello estando ya lejos de la nave.—Iros lejos, vigilaré la casa de Brisen —ellos asintieron y echaron a correr.Brisen.¿Desde cuando la gente pasa de ser imbécil a muy imbécil? Adze podría aparentar ser la mejor persona del mundo, pero cuando se lo proponía era de lo peor.Estábamos en mi casa hablando sobre
Desvié la mirada hacia el cuadro y me limpié las lágrimas. Segundos después Draven ya estaba dentro de mi casa ¿como lo hacía? Negué y me senté en la cama. —Que sosa tu habitación —me encogí de hombros. —¿Qué haces aquí? —¿Por qué lloras? —¿Te importa? —Poco, pero soy cotilla —se sentó a mi lado. Bufé y negué. —¿Son tus padres? —Asentí sin mirarlo. —Es raro —empecé hablado —se me apareció dos veces mi madre diciéndome que él era mi felicidad, que debía buscarlo para sentirme bien —él me miró ceñudo. —¿Quién es él? —Negué limpiándome las lágrimas. —No lo sé, pero eso ya me lo dijo antes de morir —susurré. —Estas muy loca muda —lo miré y volví a mirar la foto. —¿Se te pasó el enfado? —Me miró mal y negó. —Sigo pensando que te darás con un canto en todos los dientes —suspiré. —Puede que sea buena persona. —No lo es. —¿Por qué lo sabes? —Se en
Me levanté de golpe sudando, mi zona íntima palpitaba como los demonios. En estos momentos si tuviera un termómetro en la mano y me lo pusiera para medir la temperatura explotaría.Miré todo a mi alrededor buscándolo, pero estaba sola.Me tumbé hacia atrás bufando y unos segundos después me levanté para meterme a la ducha.Al salir miré la hora y eran las seis de la madrugada. Me puse la ropa con la que pasaría el día y me sequé el cabello.Bajé a desayunar y a mirar por la ventana. Esas eran mis mañanas todos los días.Esperé impaciente la hora para ir al bosque.Se me estaba haciendo eterno. ¿De verdad Adze era peligroso? ¿Era mala persona? Lo descubriría pronto, o, al menos eso esperaba.Las ocho y media, suspiré tirándome en el sofá. Cerré los ojos y el sueño de hace unas horas se me vino a la cabeza; las manso de Draven tocando cada centímetro de mi cuerpo, sus labios rozando mi cuello, su voz ronca susurrando en mi oído.
Esa misma tarde Adze apareció por mi casa. Draven se había ido ya que tenía que hacer unas cosas.El miedo de estar a solas con él comenzó a crecer dentro de mí, con solo mirarlo a la cara recordaba ese mal olor de la nave y todo lo que me contó Draven.Sin querer dejar ver mi miedo actuaba con él con normalidad, se me hizo bastante raro el tenerlo cerca y saber que estaba “enamorado de mí” y a parte tenía un brillo en los ojos que nunca había visto en ellos.—Hablé con mi padre sobre algo.Nos encontrábamos sentados en el sofá, él giró su cabeza para mirarme.—¿Sobré qué? Si se puede saber —sonrió.—Dentro de poco nuestra familia hace una fiesta a lo grande, y le pregunté que si me dejaba invitar a alguien, pues es una fiesta que solo se hace entre la familia, pero me dijo que si —se giró por completo para mirarme —y quería saber si te gustaría venir.Lo pensé durante unos segundos. Esa fiesta de la que habla