Desvié la mirada hacia el cuadro y me limpié las lágrimas.
Segundos después Draven ya estaba dentro de mi casa ¿como lo hacía? Negué y me senté en la cama.—Que sosa tu habitación —me encogí de hombros.—¿Qué haces aquí?—¿Por qué lloras?—¿Te importa?—Poco, pero soy cotilla —se sentó a mi lado.Bufé y negué.—¿Son tus padres? —Asentí sin mirarlo.—Es raro —empecé hablado —se me apareció dos veces mi madre diciéndome que él era mi felicidad, que debía buscarlo para sentirme bien —él me miró ceñudo.—¿Quién es él? —Negué limpiándome las lágrimas.—No lo sé, pero eso ya me lo dijo antes de morir —susurré.—Estas muy loca muda —lo miré y volví a mirar la foto.—¿Se te pasó el enfado? —Me miró mal y negó.—Sigo pensando que te darás con un canto en todos los dientes —suspiré.—Puede que sea buena persona.—No lo es.—¿Por qué lo sabes? —Se enMe levanté de golpe sudando, mi zona íntima palpitaba como los demonios. En estos momentos si tuviera un termómetro en la mano y me lo pusiera para medir la temperatura explotaría.Miré todo a mi alrededor buscándolo, pero estaba sola.Me tumbé hacia atrás bufando y unos segundos después me levanté para meterme a la ducha.Al salir miré la hora y eran las seis de la madrugada. Me puse la ropa con la que pasaría el día y me sequé el cabello.Bajé a desayunar y a mirar por la ventana. Esas eran mis mañanas todos los días.Esperé impaciente la hora para ir al bosque.Se me estaba haciendo eterno. ¿De verdad Adze era peligroso? ¿Era mala persona? Lo descubriría pronto, o, al menos eso esperaba.Las ocho y media, suspiré tirándome en el sofá. Cerré los ojos y el sueño de hace unas horas se me vino a la cabeza; las manso de Draven tocando cada centímetro de mi cuerpo, sus labios rozando mi cuello, su voz ronca susurrando en mi oído.
Esa misma tarde Adze apareció por mi casa. Draven se había ido ya que tenía que hacer unas cosas.El miedo de estar a solas con él comenzó a crecer dentro de mí, con solo mirarlo a la cara recordaba ese mal olor de la nave y todo lo que me contó Draven.Sin querer dejar ver mi miedo actuaba con él con normalidad, se me hizo bastante raro el tenerlo cerca y saber que estaba “enamorado de mí” y a parte tenía un brillo en los ojos que nunca había visto en ellos.—Hablé con mi padre sobre algo.Nos encontrábamos sentados en el sofá, él giró su cabeza para mirarme.—¿Sobré qué? Si se puede saber —sonrió.—Dentro de poco nuestra familia hace una fiesta a lo grande, y le pregunté que si me dejaba invitar a alguien, pues es una fiesta que solo se hace entre la familia, pero me dijo que si —se giró por completo para mirarme —y quería saber si te gustaría venir.Lo pensé durante unos segundos. Esa fiesta de la que habla
—¿Donde vamos? —Me solté de su agarre.—A enseñarte que esto no es un juego —fruncí el ceño y bufé.No hablamos más durante todo el camino. Lo más difícil de todo eso era subir la montaña. No sabía a qué lugar íbamos exactamente o que iba a ver.Los nervios comenzaban a subir por mi cuerpo a medida que íbamos subiendo la montaña.Frené en seco al ver un par de zapatillas.—No te frenes, sigue andando —miré hacia donde él estaba.Seguí caminando. Pero con cada paso que daba más quería volver a mi casa.Había prendas de personas tiradas por el suelo, y, en n olor espantoso venía de alguna parte de la montaña.—Muda, corre —echamos a correr.Había un hombre merodeando por toda
Cuando abrí los ojos me encontraba en medio del bosque, estaba desnuda completamente y llena de sangre.Grité con todas mis fuerzas asustada. Miré mis manos y tenía las uñas llenas de tierra y algunas rotas. Miré al suelo y había sido arrastrada. Mi cabeza comenzaba a dar vueltas, todo comenzó a revolverse dentro de mí.Y entonces lo vi, estaba allí, a unos metros de distancia mirándome con una sonrisa maligna. Era el mismo hombre que mató a aquella persona hace unos meses, ese de la calle que luego entró a mi casa.No se le veía la cara, solo los ojos, no podría decir quien era, pero parecía conocerme muy bien.Intenté levantarme, pero el hombre movió el dedo diciéndome que no me levantara.Sin hacerle caso corrí en dirección a alguna parte. En ese momento me daba igual estar desnuda y muerta del fr
—La única verdad que hay aquí es que ese tipo me desnudó y me dejó tirada en el bosque —lo miré.—¿No sería producto de tu imaginación ese hombre? —La pregunta de Aiello me dejó sorprendida.—Claro, y salgo yo desnuda de casa y me arrastro sola por el suelo —ironice —¿Tu estás bien de la cabeza? —Jazmín rió.—Investigaremos quién era ese hombre, acabaremos con él y fin del asunto —espetó Draven cansado.—Que fácil suena dicho de palabra, no sabemos nada de ese hombre —Aiello lo miró.—Lo descubriremos —se levantó del sofá —Ahora volver donde estabais, no es seguro que estéis aquí —ellos asintieron.Se despidieron de nosotros y salieron de la casa.Draven me miró cruzado de brazos.—Relaja el corazón, se te saldrá por la boca —rodé los ojos —. Podemos seguir donde lo dejamos anoche —sonrió acercándose a mí.—Podemos comenzar a buscar a ese tipo —lo encaré.—Si, podemos —susurró —. Después de
Se arrodilló y bajó mi pantalón dejando mi miembro erecto al aire. Vi como se mordió el labio y acercó su boca a mi entrepierna.Su respiración chocó contra mi piel dejándola erizada, mi respiración se volvió irregular al sentir los labios de Brisen rozar mis piernas, besó y fue subiendo los besos. Lo cogió entre sus manos y comenzó haciendo un movimiento lento, de arriba hacia abajo.Cerré los ojos bufando. Brisen me ponía muchísimo, con solo un toque ya me prendía. La metió a su boca haciendo que abriera los ojos y la mirara.—Muda —gemí —levanta la mirada —ella subió la mirada y clavó sus ojos en los míos —. Joder muda -me mordí el labio.La cogí del cabello aún más fuerte y la ayudé a hacer el movimiento, le cabía entera y eso me ponía a mil, el sonido de su boca cuando la metía entera me ponía muy cachondo, mi respiración comenzó a cortarse y tuve que abrir la boca para poder respirar con normalidad, aunque no servía de mucho.
Antes de seguir dando un paso más hacia dentro de la nave alguien me cogió de la cintura y me sacó de allí.Mi sangre se congeló y puedo jurar que mi corazón dejó de latir por varios segundos.Mis pies volvieron a tocar el suelo, levanté la mirada y empujé a Draven lejos de mí.—¿Sabes el susto que me he llevado por tu culpa? Casi me muero imbécil —me llevé la mano al pecho.—¿Cómo se te ocurre venir aquí sola? Te puede matar ese hombre.—¿Cómo sabías que estaba aquí?—Vámonos —lo miré con el ceño fruncido.Comenzó a caminar y yo fui detrás de él.—¿Cómo sabías que estaba aquí? —Volví a preguntar, pero como era de suponer no obtuve respuesta de su parte.Llegamos a su casa y él entró. No me atreví a poner un pie dentro, él se giró y elevó las cejas.—¿No vas a entrar?—¿Vas a responder mi pregunta?—Pues adiós.Di un suspiro y comencé a cam
La puerta se abrió de un portazo, escuché las pisadas en el pasillo, comencé a hiperventilar. Mire hacia la ventana y hacia la puerta una y otra vez. Los pasos cada vez se escuchaban más de cerca. Un golpe. Dos golpes. Quejidos. Mi mente comenzaba a dar vueltas, un humo extraño comenzó a salir del techo, di unos pasos hacia delante y antes de caer desmayada vi a Draven. Draven. Ese humo que Brisen ingirió no era nada bueno, si no me equivocaba tendría serios problemas con el paso del tiempo. No sabía que era esa habitación, pero no era normal. Ya estando en mi casa esperé a que Brisen despertara. Tendríamos que acabar con esto cuanto antes y sacarla del pueblo. —Draven —la voz de mi madre me hizo girar la cabeza —. No está bien lo que estás haciendo —suspiré —. Debes decir