—La única verdad que hay aquí es que ese tipo me desnudó y me dejó tirada en el bosque —lo miré.
—¿No sería producto de tu imaginación ese hombre? —La pregunta de Aiello me dejó sorprendida.
—Claro, y salgo yo desnuda de casa y me arrastro sola por el suelo —ironice —¿Tu estás bien de la cabeza? —Jazmín rió.
—Investigaremos quién era ese hombre, acabaremos con él y fin del asunto —espetó Draven cansado.
—Que fácil suena dicho de palabra, no sabemos nada de ese hombre —Aiello lo miró.
—Lo descubriremos —se levantó del sofá —Ahora volver donde estabais, no es seguro que estéis aquí —ellos asintieron.
Se despidieron de nosotros y salieron de la casa.
Draven me miró cruzado de brazos.
—Relaja el corazón, se te saldrá por la boca —rodé los ojos —. Podemos seguir donde lo dejamos anoche —sonrió acercándose a mí.
—Podemos comenzar a buscar a ese tipo —lo encaré.
—Si, podemos —susurró —. Después de
Se arrodilló y bajó mi pantalón dejando mi miembro erecto al aire. Vi como se mordió el labio y acercó su boca a mi entrepierna.Su respiración chocó contra mi piel dejándola erizada, mi respiración se volvió irregular al sentir los labios de Brisen rozar mis piernas, besó y fue subiendo los besos. Lo cogió entre sus manos y comenzó haciendo un movimiento lento, de arriba hacia abajo.Cerré los ojos bufando. Brisen me ponía muchísimo, con solo un toque ya me prendía. La metió a su boca haciendo que abriera los ojos y la mirara.—Muda —gemí —levanta la mirada —ella subió la mirada y clavó sus ojos en los míos —. Joder muda -me mordí el labio.La cogí del cabello aún más fuerte y la ayudé a hacer el movimiento, le cabía entera y eso me ponía a mil, el sonido de su boca cuando la metía entera me ponía muy cachondo, mi respiración comenzó a cortarse y tuve que abrir la boca para poder respirar con normalidad, aunque no servía de mucho.
Antes de seguir dando un paso más hacia dentro de la nave alguien me cogió de la cintura y me sacó de allí.Mi sangre se congeló y puedo jurar que mi corazón dejó de latir por varios segundos.Mis pies volvieron a tocar el suelo, levanté la mirada y empujé a Draven lejos de mí.—¿Sabes el susto que me he llevado por tu culpa? Casi me muero imbécil —me llevé la mano al pecho.—¿Cómo se te ocurre venir aquí sola? Te puede matar ese hombre.—¿Cómo sabías que estaba aquí?—Vámonos —lo miré con el ceño fruncido.Comenzó a caminar y yo fui detrás de él.—¿Cómo sabías que estaba aquí? —Volví a preguntar, pero como era de suponer no obtuve respuesta de su parte.Llegamos a su casa y él entró. No me atreví a poner un pie dentro, él se giró y elevó las cejas.—¿No vas a entrar?—¿Vas a responder mi pregunta?—Pues adiós.Di un suspiro y comencé a cam
La puerta se abrió de un portazo, escuché las pisadas en el pasillo, comencé a hiperventilar. Mire hacia la ventana y hacia la puerta una y otra vez. Los pasos cada vez se escuchaban más de cerca. Un golpe. Dos golpes. Quejidos. Mi mente comenzaba a dar vueltas, un humo extraño comenzó a salir del techo, di unos pasos hacia delante y antes de caer desmayada vi a Draven. Draven. Ese humo que Brisen ingirió no era nada bueno, si no me equivocaba tendría serios problemas con el paso del tiempo. No sabía que era esa habitación, pero no era normal. Ya estando en mi casa esperé a que Brisen despertara. Tendríamos que acabar con esto cuanto antes y sacarla del pueblo. —Draven —la voz de mi madre me hizo girar la cabeza —. No está bien lo que estás haciendo —suspiré —. Debes decir
—¿Qué haremos ahora? —Susurré cerrando los ojos al sentir sus labios sobre mi cuello.—¿Qué quieres hacer? —Subió los besos hasta mis labios.—Acabar con todo esto —tragué saliva.—Yo quiero hacer otra cosa —nos miramos a los ojos.—¿El qué? —Mordí mi labio.Pasó su mano de cintura hacia mi culo y lo apretó para luego acercarme a él.—Estar contigo en la cama por mucho tiempo, dándote todo el placer que tu desees —me levantó haciendo que enrollara mis piernas
Mi mirada estaba fija en la ventana de la habitación de Brisen, ella estaba sentada en su cama mientras miraba hacia la puerta de su habitación, sabía que estaba sintiendo algo en su casa, tal vez ese hombre, no estaba seguro de que era lo que la muda estaba viendo, sintiendo o escuchando pero lo que si sabía es que no era nada bueno.Ese “algo” me lo decía y nunca se equivocaba.Caminé hacia su casa miré a la derecha.—¡Eh, tú!—La voz de un hombre me hizo girarme sobre mi eje,—Buenas tardes—murmuré.—¿Quien eres? nunca te había visto por el
—No, por ti, tu sangre ahora no me importa mucho—esbocé una sonrisa.Ahora mismo tenía mi corazón muy acelerado, él lo estaba escuchando y eso hacia que se acelerara aún más.—¿Te pone nerviosa qué te diga esas cosas?—Rodé los ojos y negué.—Venias a beber ¿no? Pues bebe y vete—sonrió burlón.—¿Podemos repetir lo de la otra vez?—Elevé las cejas.—¿Qué es lo de la otra vez? Ahora no sé a que te refieres—me hice la desentendida y él bufó.—Puedo hacer que hagas memoria—sonreí falsamente y negué.—Muy amable, pero no—ambos reímos.Draven se fue a sentar al sofá, me giré un poco y lo miré cruzada de brazos, él me est
Draven.Esperaba con ansias la respuesta de Brisen, me había dejado en leído y las esperanzas de que me contestara eran nulas, no la había visto salir de su casa, las luces apagadas y solo había movimiento en su habitación.Sentí unas manos en mis hombros, me giré y vi a Adze.—Todo se solucionará hermano, dale su espacio, ten paciencia—negué.—Adze necesito sangre y ella no me la dará—escuché su risilla.—¿Estás seguro de que es por la sangre?Lo miré ceñudo y bufé. Odiaba cuando mi hermano hacía suposiciones ilógicas.—Piénsalo—dijo para después irse.Lo miré y luego desvié la mirada hacia la ventana de Brisen.No, Brisen no me podía gustar, no podía estar enamorado de
23 de agosto de 2015Aún no comprendo por qué sigo creyendo en las palabras de Draven. Desde hace dos meses siempre me pone escusas para todo, solo lo veo cuando tiene que beber sangre.Aiello, Adze y el otro chico suelen venir a hablar conmigo, bueno... Ellos vienen, se sientan en el sofá y hablan entre ellos.Un ruido muy grande se escucha en la parte de arriba, los chicos y yo nos miramos.—¿Tienes un perro? —Negué.—Hay una habitación rara en la planta de arriba del todo, me enteré de eso hace unos meses, cuando me lo dijo Draven, no me atrevo a entrar porque suelta un gas tóxico —ellos se levantaron mirándome ceñudos.—¿Una habitación rara?—Si, era una habitación de un bebé.Subimos las escaleras y vimos las que subían a la habitación.—Subo yo —Aiello comenzó a subir las escaleras.