— ¡Necesito respuestas ahora mismo! —Demandó Matthew con evidente enfado.—Señor ya le hemos dicho que la información es confidencial.—Estamos hablando de mi muestra de esperma, no debe ser confidencial cuando salió de mí... de mi cuerpo.—Sí, lo sabemos, pero...Uno de los médicos del banco de esperma ya no sabía qué decirle a Matthew. Además, porque él tenía razón en su queja, pero cómo explicarle lo que había encontrado al revisar su expediente. Lo único que estaba haciendo era dándole tiempo al nuevo director para que llegara y resolviera todo este asunto personalmente.—Los demandaré y acabaré con ustedes si no me dan la información que estoy solicitando en este preciso instante.—Señor Garner, el director viene en camino, por favor espere un poco más que él estará aquí muy pronto y podrá resolver todas sus preguntas.—No tengo todo el día, hoy mismo quiero regresar a mi casa, que no está en esta ciudad.El hombre de tez casi albina se secó el sudor con un pañuelo blanco. Casi l
Matthew salió del centro de reclusión en dónde tenían al anterior director, la información que le proporcionó era lo que necesitaba saber, aunque no fue fácil obtenerla. Ahora lo único que deseaba era regresar a Pittsburgh lo más pronto posible, lo cual logró después de menos de una hora en su avión privado. Sin embargo, la demora en la recolección de información le tomó demasiadas horas, por lo cual estaba pisando el suelo de su ciudad cuando ya era de noche.La cabeza le dolía y la sangre le hervía al corroborar lo que había supuesto ese mismo día en horas de la mañana. Intentó comunicarse con Ashley, pero no tuvo éxito, por lo cual en lugar de ir a su apartamento fue en dirección a la casa de sus padres en un pueblo cercano.Al llegar tocó en la puerta con prisa. Fue su padre quien le abrió.— ¿En dónde está mamá? —indagó entrando rápido en la casa.—Está en la cocina, preparando un té, ¿qué sucede hijo?, ¿por qué vienes a esta hora? Pareces agitado.—Lo estoy papá, y tú también lo
Matthew estaba ansioso, por lo cual se apresuró en llegar a su apartamento, al abrir la puerta y ver que todo estaba oscuro supuso que tanto Naia como Leo dormían plácidamente, por lo cual caminó de forma lenta intentando no emitir algún ruido que pudiera perturbar la tranquilidad de su sueño. No obstante, deseaba verlos y abrazar a Naia, por eso ya se imaginaba deslizándose bajo las mantas hasta acercarla a su cuerpo y susurrarle que estaba solucionando todo.Pero al abrir el cuarto que ahora le pertenecía a Leo, ella no estaba ahí y la cuna estaba vacía, por lo cual cambió la dirección de sus pasos hacia la habitación principal, encontrando en ésta la cama vacía. Esto no parecía ser normal, por lo cual una ansiedad que antes no había sentido se apoderó de su pecho. Regresó a la sala encendiendo todas las luces, pero encontrándola tan vacía como las habitaciones. Observó un papel sobre la encimera de la cocina que estaba sostenido por uno de los juguetes de Leo, en aquel papel con le
— ¿Qué es lo que sucede aquí? —preguntó la rubia al escuchar el ruido proveniente de las sirenas de dos patrullas de policías sumado a los golpes en la puerta principal. —Señorita, están preguntando por usted, dicen que usted es sospechosa de secuestro —afirma una de las empeladas evidenciando su nerviosismo. — ¿Qué?, pero cómo... Ashley se miró en el espejo, ella no tenía aspecto de ser una delincuente, sino de ser una persona importante para la sociedad. Muy digna como se sentía bajó de su habitación encontrando no sólo a hombres vestidos de uniforme, sino que entre ellos estaba Matthew. Sonrió victoriosa al verlo. — ¿Por qué vienes de esa forma Matt?, no es necesario utilizar a la policía para que yo acceda a realizar la prueba de paternidad —bromeó. — ¿En dónde está Naia? —fue la respuesta de Matthew observándola con odio. — ¿Y yo por qué tengo que saber en dónde está esa mujer? Esa información deberías tenerla tú, ya que la tienes viviendo en tu apartamento. Se cruzó de bra
Varios minutos habían pasado, y aunque Naia deseaba saltar sobre el cuello de Curtis e incluso volcar el auto para terminar todo de una vez, aún debían alejarse más y más, tanto que le fuera posible regresar a buscar a Leo.Apretaba el bulto de tela contra su pecho como si a través de aquella acción le pudiese dar esa calidez a su hijo. Las lágrimas nunca dejaron de salir, pero ella ya no se molestó en limpiarlas. Sentía que era una mala madre por dejar a Leo, pero por lo menos la única satisfacción que le quedaba es que él viviría.— ¿Ese mocoso ya no está llorando?Naia se sobresaltó.—Duerme —mintió.—Bien, así es mejor, detesto su llanto, siempre me hace doler la cabeza, es una maldit4 molestia.Naía casi enterró sus dientes superiores contra su labio inferior conteniéndose, pero al final no pudo callar, ya se habían alejado demasiado, incluso si se diera cuenta de su mentira él no se devolvería, por lo cual decidió hablar.—La única molestia eres tú, no mi hijo.Curtis la observó
— ¡Estamos cerca! —afirmó el copiloto del helicóptero.—No logro entender muy bien qué es lo que está sucediendo, pero debe confiar en que la encontraremos —afirmó George al ver la angustia que se traslucía en la mirada azulada.Matthew no respondió. Su corazón se sentía angustiado por lo que estuviera sucediendo con Naia y Leo, pero su cerebro no dejaba de dar vueltas a un imposible que justo en este instante se estaba convirtiendo en una gran posibilidad.—Estamos sobrevolando el área que marca el GPS —anunció el piloto.Con sólo hacer una llamada tuvieron listo su helicóptero privado, el cual poco utilizaba, pero que en este preciso instante le había permitido alcanzar una larga distancia en menos tiempo. Recordaba el temor en los ojos de Naia cuando hablaba de aquel hombre, incluso se culpaba por no haber insistido antes en investigarlo y en haberlos protegido como lo necesitaban.Además, jamás pensó que aquel sujeto los ubicara y fuera tras ellos, pero desde luego su mente jamás
Naia cayó en la inconsciencia y de inmediato la trasladaron al hospital más cercano. Sin embargo, Matthew quedó en tierra viendo cómo se alejaba la mujer que por alguna jugada del destino se había convertido en la madre de su hijo y en el amor de su vida en un orden no convencional.Observó cómo los policías esposaban a Curtis para luego subirlo en el helicóptero y llevarlo a detención. Corrió hacia el automóvil siendo el único vehículo a su disposición, para su fortuna las llaves estaban en su lugar y sin dar más espera encendió el auto para conducirlo por el camino contrario por el cual había transitado. Por celular se comunicó con Steve informándole de lo que había confirmado y de hablar con las autoridades para denunciar la desaparición de su hijo.Por primera vez dejó a su amigo sin habla, estaba tan conmocionado como él por todo lo que estaba sucediendo. Atrás había quedado el sueño y el cansancio para cumplir las órdenes de Matthew.Varios minutos después, Matthew llegó a la ga
Curtis reía mientras ella sentía una angustia infinita, mientras Leo lloraba, pero por más que miraba hacia un lado y otro no lo hallaba.— ¡Leo! —gritaba su nombre con desesperación, mientras las lágrimas resbalaban por sus mejillas.—Acabaré con él y luego te ataré en el sótano, ya no podrás volver a escapar. Serás mía para siempre.Aquella voz aterradora le provocaba más desespero, mientras su hijo no paraba de llorar.— ¡Leo en dónde estás! —exclamaba sin saber de dónde provenía su delicada voz.De pronto estaba de nuevo en la estación de buses, pero por más que tenía la intensión de huir no podía abordar el autobús porque no tenía a su hijo consigo.Aquel sentimiento de desasosiego la invadió por completo y fue reemplazado por el terror cuando por fin pudo ver a Leo, pero estaba en los brazos de Curtis. Él apuntaba su pistola hacia su pequeña cabeza, desenvainando el gatillo para luego disparar.— ¡No! —gritó hasta sentir que la garganta dolía y el corazón latía demasiado rápido.