BRENDA
Tres años antes...
El aparato del demonio no dejaba de sonar. Me removí un poco sobre mis sábanas para tomarlo, estiro lo más que puedo para alcanzar mi teléfono que reposa sobre mi mesa de noche, al tocar en esa zona no hallé nada, levanto perezosamente la cabeza achinando un poco mis ojos por culpa de la luz del día que entra por las persianas.
—¿Bueno?. —dije al contestar.
—¿Brenda que haces aún durmiendo?
—¿Margo?... —pronuncié aturdida por su voz. —¿Para qué me llamas?
—¡Tienes una entrevista de trabajo hoy tonta! —me levanté de golpe al escucharla.
—Diablos...
Salto de la cama tirando el celular en ella, camino con prisa hasta mi baño, me recojo el cabello en un moño desastroso, lavo mis dientes con prisa y tomo el enjuague bucal. Arrojé mi ropa por todo el piso del baño sin preocuparme, después tendría tiempo de recogerla, tomé una ducha de gato y salté de una vez a mi armario.
Tomé lo primero que vi. Me regañaba mentalmente por quedarme dormida, habían pasado ya tres semanas sin tener trabajo y mi amiga Margo me había comentado ayer en la noche sobre uno que pedían con urgencia una secretaria capacitada en el área laboral, con buena disciplina, inteligente y currículum excepcional, todo al pie de la letra.
Por suerte tengo todo eso, excepto mi vestimenta, creo que tendrán una muy peculiar imagen sobre mi al ver lo que llevo puesto pero que más da, la ropa no da el trabajo; no en empresas importantes como la de Corporación Valente's.
Por fin lista salí como alma que se lleva el diablo. Necesitaba un café con ultra urgencia, aún me creía dormida pero el estrés y la adrenalina me mantenían despierta.
—¡Taxi! —grité al estar por fuera de mi edificio. Se detuvo a pocos metros de mi y subí, le indiqué al taxista adónde debía llevarme y en menos de cinco minutos estaba en las afueras del edificio Valente's.
He oído mucho sobre esta Corporación, es una compañía adinerada que a pasado por una larga línea del linaje Valente. El presidente de la compañía es el hermano mayor de los Valente, la cabeza de la familia es una mujer cuya edad es tipo confidencial para los medios de comunicación, sé que hay más mujeres en la familia que hombres, por ende es que el Vicepresidente es un hombre importante que lleva por nombre: Ignacio Valente.
Ese hombre es del demonio, no lo conozco, y espero no trabajar para él. Oí gracias a los medios que es un rompe corazones, casanova, inteligente, pulcro en su trabajo, y por supuesto, no busca compromiso, aún.
—Buenos días vengo...
—En el último piso. —comentó sin verme tan siquiera la recepcionista, se ocupaba más en ver lo que sea en su computadora que a mi. Le di las gracias y proseguí.
Tomé el ascensor, quedé impresionada al ver que este edificio estaba compuesto por ochenta pisos. Madre Santa, en donde vivo apenas y tenía cinco...
Reaccioné y presioné el botón del último piso, al estar a punto de cerrarse las puertas de metal unas manos se interpusieron en el proceso de cerrar. Al abrirse entra un hombre joven contemporáneo a mi edad. Me le quedo viendo cuando se ubica en el amplio espacio del ascensor, en serio que saben como gastar dinero, aquí podrían entrar hasta veinte personas a la vez.
El sujeto que entró se percata de mi mirada, así que disimulo mirando a la siguiente persona que se hallaba al lado de él, cuando ya no me veía me entretuve detallando su vestuario, no llevaba traje, así que no era ejecutivo, tenía en su cabeza un gorro de lana negro, audífonos colgando de su nuca hasta su pecho, una remera roja que lo cubría una chaqueta sin mangas abierta, color negra, de calzado tenía puesto unas botas grandes con agujetas.
El sonido del ascensor llegando a su destino me saca de mis pensamientos, miré al frente y entraban más personas al ascensor. Me empujan un poco logrando pegar mi cuerpo al espejo que decoraba el espacio. Se sentía frío el espejo, me estremezco al sentir mi espalda chocar contra el cristal.
Al dar por finalizada la entrada de las personas, el ascensor continuó con su curso, se fue deteniendo en cada piso que subía, reduciendo el número de personas que antes se hallaban en el ascensor. En todo ese trayecto ninguna persona decía nada, las pocas que quedaban al parecer iban al mismo piso que yo, al igual que el hombre simpático del gorro.
Se abrieron las puertas del ascensor, fueron saliendo las primeras personas, después iba a salir yo pero el hombre choca su hombro conmigo.
—Disculpe, pase usted. —sonríe sin separar sus labios. Hago un gesto con mi cabeza agradeciéndole.
Caminé antes que él, habían muchas personas en cubículos charlando, unos trabajando en sus computadoras, habían unas cuantas mujeres platicando cerca de la cafetera al fondo, el último piso era impresionante, lo más seguro es que en todos los otros pisos hallan más personas trabajando.
—Hola... Me puedes decir dónde... —intento hablarle a alguien pero todos pasan de largo evitando mi pregunta.
—Hola, ¿vienes para la entrevista? —giro sobre mis talones encarando a una chica pelinegra.
—Sí, gracias por no ignorarme. —comenté riendo un poco, ella sonríe animadamente.
—Ven conmigo, es por aquí. —camina hacia unas escaleras.
¿Hay otro piso?.
—Tienes que formarte en la fila, todas ellas vinieron también por el mismo puesto así que... deberás de esperar hasta que termine con ellas. —explicó, sin dejar de verme fijamente, parecía una mujer que en verdad se tomaba su trabajo en serio. Me agradó.
Asentí y me formé detrás de la última mujer que se encontraba en la fila, la pelinegra terminó por dejarme y subir las escaleras, desde aquí no podía visualizar bien hacia donde había girado, si a la izquierda o a la derecha, aunque no me preocupa, de todas formas esta fila me llevaría a dónde tengo que ir.
—¿Llevas mucho aquí? —le pregunto a la chica delante de mi.
Ella me mira por sobre su hombro, se voltea completamente hacia mí observando mi atuendo de arriba a bajo, hasta que planta su mirada en mi rostro.
—Desde las seis. —formuló, con un tono monótono.
—Entiendo...
Lo que entiendo es que esta fila va muy lento, y no tuve tiempo de probar bocado, m****a, ahora tengo que esperar a que me pasen. Me entretengo mirando mis papeles, revisaba si todo estaba en orden, tal parece si está todo bien. Vuelvo mi mirada a la chica al sentir que me miran, y efectivamente era ella la que me veía con ojos críticos.
—¿Algún problema? —espeté, llevando mi carpeta a mi axila.
—Ninguno. Excepto que no soporto tu ropa. —dice, como si me conociera de toda la vida y le hubiera pedido su opinión por mi ropa.
Me di un solo vistazo desde mis zapatos bajos hasta mi camisa amarilla. Observo a la chica con una ceja arqueada.
—¿Y?
—No es de mi incumbencia pero... Si quieres un consejo; te diría que esa ropa que traes no es la adecuada para una entrevista como esta.
—¿Y cómo qué clase de entrevista es ésta? —inquirí rígida por lo entrometida que es.
—Una en la que hasta con tu vestuario debes de impresionar. —finalizó sonriendo de lo mejor.
Apreté mis labios sintiendo los latidos de mi corazón en mis oídos, faltaba más, por supuesto tenía que dejarme humillar de una completa desconocida. Y tan sólo ¿por mi ropa? ¿en serio?.
Le doy la espalda al verla sonreír triunfante, prefiero que crea que ha ganado que dejarme ver irritada.
Al subir la mirada quedé helada porque por el ascensor iba saliendo un hombre realmente atractivo, era rubio con reflejos castaños, ojos oscuros intensos, una mandíbula bien afeitada y marcada, el traje que llevaba le quedaba como anillo al dedo marcando sus fuertes y enunciados brazos. Dejo de observarlo cuando lo veo caminar a nuestra dirección, bajo la mirada por inercia al sentir sus ojos apuntar hacia nosotras. Tan solo pude ver sus finos zapatos negros pasar por en medio de mi campo de visión.
Intenté levantar de nuevo la mirada pero observando al otro lado de donde nos encontrábamos, continué observando todo e inevitablemente miré las escaleras.
¿Realmente ese era uno de nuestros jefes?. O por lo menos si llego a conseguir el empleo lo será.
BRENDACAPÍTULO 1Actualidad...—En serio ya me estoy cansando de que siempre llegas tarde para almorzar. —espetó con hastío mi mejor amiga, me acerco a ella para saludarla y disculparme pero se cruza de brazos y me voltea el rostro.—Discúlpame Margo, pero mi jefe... —tomé asiento pero Margo levanta su mano en señal de que no continuara con mi explicación.Se reincorpora colocando ambos codos sobre la mesa y levanta una ceja, por su expresión estoy segura de que me dirá algo que no será agradable.—Tu jefe es un idiota. —masculló rodando los ojos y dejándose caer sobre el respaldar de la silla.Suspiré con cansancio llevándome una mano a mi frente, ella tenía razón, mi jefe es un completo idiota, sin embargo, es quien firma mis cheques y cada que tengo algún problema familiar me permite irme del trabajo temprano.—Señoritas, aquí tienen sus órdenes. Que lo disfruten. —musita un joven mesero dejando dos platos sobre la mesa, observo a Margo quien le agradece al mesero, después se fija
BRENDACAPÍTULO 2El señor Valente le habia ordenado a Thania ir a la tintorería que se encargaba de la limpieza de sus trajes, conseguir uno lo más rápido posible, mientras yo me mantenía redactando un documento que necesitaba el señor Valente en una hora. A penas terminé con mi trabajo, Thania apareció con un traje en mano cubierto por una manta obscura que protegia el traje.-Llegué... -Thania depositó el traje en su escritorio para recuperar un poco el aire perdido.Me sentía un poco mal, ya que por mi culpa el señor Valente estaba de mal humor e hizo que Thania abandonara sus deberes para ir por su traje nuevo, claro, el jefe le ordenó a Thania de que me encargara de sus tareas, ahora tenía doble trabajo y un montón de papeles por chequear. No debo de quejarme, es mi castigo por no fijarme bien al salir de la cocina, ¿pero quién se hubiera imaginado que el jefe justamente iría a la cocina?-Iré a entregarle el traje al señor, por favor atiendes el teléfono si suena, ¿vale? -me in
BRENDACAPÍTULO 3Frederick me dejó bien en claro que hablaría con Yohanna para que desmintiera ese chisme, era lo único que podía hacer y lo que estaba al alcance de sus manos.Yo nada más quería ir a mi escritorio para tomar mis cosas e irme, era algo simple, sólo que tengo que pensar en alguna excusa para decirle a Thania, quizás está enojada porque le dejé todo el trabajo a medias, y con lo que pasó con esa impresora no me quedarón más ganas de seguir ese trabajo.Todo mi trabajo se había echado a perder, la estúpida impresora distorsionó todas las letras, y no se podía leer bien el texto, y lo peor del caso es que no lo revisé antes de entregarlo, fui una tonta, una despistada, fui muy descuidada, algo como eso jamás me había pasado, no era de extrañar que el jefe por ese error le haya sumado puntos a mi mal desempeño laboral, aunque debe de tener en cuenta también que son pocos los errores o faltas que he cometido.No sería justo que me echara, pero aquí él era el jefe, no yo.C
BRENDACAPÍTULO 4Una hora había pasado desde que estamos aquí dentro y aún; absolutamente nadie venía a ayudarnos.El señor Valente se veía desesperado y atosigado por el encierro, por supuesto lo entendía ya que yo estaba más o menos igual que él, aunque, disimulaba un poco las ganas que tenía de tirar a patadas esas grandes puertas de metal.Comenzaba a hacer una calor de los mil infiernos.Ambos tuvimos que desabotonarnos las camisas un poco para no ahogarnos, el aire se sentía espeso y tibio por nuestras respiraciones, a veces comenzaba a marearme pero recuperaba el sentido cuando mis ojos se posaban en el hombre que estaba a pocos metros de mi.-Parece que no se siente bien, Señorita Ortega.La voz gélida y gruesa del Vicepresidente hizo que mis ojos conectaran con los suyos. Mantuve la boca cerrada, porque era incapaz de abrirla teniendo mis labios tan resecos, simplemente negué bajando la cabeza.Ocultaba mi rostro con los mechones húmedos y largos de mi cabello amarrado de la
BRENDA CAPÍTULO 5Después de tan aparatoso accidente en el ascensor; resultado del dichoso apagón que ocurrió por toda la ciudad, Thania se ofreció a traerme a casa de mis padres.Estaba a pocos pasos para llegar al porche de la casa de mis padres, cuando de repente mi bolso comienza a sonar, es obvio que es lo que está sonando; mi celular.Registré mi bolso con una sola mano mientras intentaba ver, ya que estoy en la oscuridad de la noche y la luz del farol es muy tenue.Cuando por fin lo tengo en mis manos suelto un resoplido agotador.Quien llamaba era nada más y nada menos que el Señor Valente, el Vicepresidente quien desgraciadamente es mi jefe.Frunzo el ceño algo molesta, pero igual contesto.—¿Que desea Señor? —fue lo primero que se me vino a la mente para contestar.No recibí ninguna respuesta por su parte. Eso me extrañó un poco ya que ese hombre le encantaba regañarme en algunas ocasiones, y si pretendía reprocharme lo de esta tarde era mal momento ya que me arruinaría la
BRENDA CAPÍTULO 6—Brenda... —Oye... Brenda, despierta... —Hmm... ¿Quién me estaba hablando?¿Sigo... soñando?—¡Brenda! —alguien gritó mi nombre que me desperté asustada.Lo primero que oí fueron las escandalosas risas de mis hermanas. Restregué mis ojos para enfocarlas mejor y las asesiné con la mirada.—¿Por qué están aquí? —les pregunté sentandome en el borde de mi cama. —Diablos, ¿qué hora es? —me levanté a toda prisa para ir hacia el baño.—No te preocupes por llegar tarde hermana, igual falta una hora para que entres a trabajar. —la voz cantarina de Daniela me hizo detenerme en el umbral de la puerta.—¿Y estaban aquí para despertarme? —automáticamente crucé mis brazos observándolas con desconfianza.—Sip... —Sofi sonó la p al final. —Aunque nos sorprendimos mucho cuando te escuchamos hablar dormida. —se tapó la boca riendo y mirando de reojo a Daniela.—¿De qué hablas? —no entendía a lo que se refería, ya que yo no hablo dormida y mucho menos soy sonámbulo o algo parecido.
BRENDA CAPÍTULO 7—Adiós mamá, cuídate mucho por favor, y tómate todas tus pastillas, ¿de acuerdo? —la abrecé dándole esas pequeñas indicaciones.Mi mamá asintió despidiéndose de mi con un beso en la frente, después mi papá se acercó y se ofreció a llevarme. Ambos subimos al auto y desde la ventana pude ver a mis hermanas con mamá fuera de la casa, todas se despedían con la mano al igual que yo.Los pequeños mellizos aún seguían durmiendo, sin embargo, no pude evitar irme sin antes darles un beso mientras dormían.—Gracias por traerme papá. —agradecí sonriendole.—No hay de qué, mi niña... ten un buen día en el trabajo —se inclinó para abrazarme, le besé la mejilla y salí del auto.Esperé a que se fuera, realmente deseaba de que las palabras de mi papá fueran ciertas y en verdad tuviera un buen día en esta empresa, pero sobre todo, con mi jefe...Cuando por fin entré a la empresa, saludé a toda persona que veía, los que fueran conocidos y los que no, aún era temprano así que no era d
BRENDACAPÍTULO 8La propuesta del señor Valente me tomó demasiado desprevenida, con todas mis defensas bajas contando con mi guardia baja también. Él pretendía utilizar mis necesidades y falta de dinero para... ¿su conveniencia? ¿un trato propuesto para llegar a un objetivo que ni siquiera tengo que ver?, claro, antes no tenía nada que ver, hasta que el Presidente tuvo que difundir tal mentira sobre el Señor Valente y yo en su familia.Estoy acabada.Y el vicepresidente se dio cuenta de eso en el momento en que me quedé sin palabras, además, era inaudito su propuesta, y más al intentar sobornarme y chantajear con una información que obtuvo sobre mi estado financiero.Malditos riquillos, creen poder tener todo y que todos estén a sus pies.—No lo acepto, señor Valente. —lo encaré alzando el mentón. Cuando su ceño se frunció no esperé nada más y salí de la oficina.Por suerte, cuando estaba a punto de cerrar la puerta Thania apareció en mi campo de visión, estaba arreglando sus cosas e