BRENDA
CAPÍTULO 3
Frederick me dejó bien en claro que hablaría con Yohanna para que desmintiera ese chisme, era lo único que podía hacer y lo que estaba al alcance de sus manos.
Yo nada más quería ir a mi escritorio para tomar mis cosas e irme, era algo simple, sólo que tengo que pensar en alguna excusa para decirle a Thania, quizás está enojada porque le dejé todo el trabajo a medias, y con lo que pasó con esa impresora no me quedarón más ganas de seguir ese trabajo.
Todo mi trabajo se había echado a perder, la estúpida impresora distorsionó todas las letras, y no se podía leer bien el texto, y lo peor del caso es que no lo revisé antes de entregarlo, fui una tonta, una despistada, fui muy descuidada, algo como eso jamás me había pasado, no era de extrañar que el jefe por ese error le haya sumado puntos a mi mal desempeño laboral, aunque debe de tener en cuenta también que son pocos los errores o faltas que he cometido.
No sería justo que me echara, pero aquí él era el jefe, no yo.
Caminé un poco más hasta que pude visualizar a través de mis gafas al señor Valente al lado del escritorio de Thania diciéndole algunas cosas, ella simplemente asentia hasta que él se giró a ver mi escritorio, volvió a dirigirle algunas palabras a Thania a lo que ella negó y volvía a su trabajo, el señor Valente no dijo más nada y se adentró en su oficina.
Liberé el aire contenido en mis pulmones, había aguantado la respiración como si el señor pudiera escucharla y se diera cuenta de que yo estaba ahí, a pocos metros. Por fin decidí en acercarme y Thania al escuchar el sonido de mis tacones chocando contra el reluciente piso dejó de escribir en una libreta y levantó la cabeza.
-Brenda. -se levantó acercándose a mi y sorpresivamente me abrazó.
Me quedé inmóvil, sin poder hacer nada sólo estuve callada, permitiendo que Thania me abrazara, tal vez ya el jefe le había informado sobre mi despido y por eso actúa de esta manera.
-Querida Brenda, no te preocupes por lo que venga más adelante, a veces los hombres no valen la pena, pero te aseguro que tu hombre ideal está más cerca de lo que te imaginas. -dice Thania separándose de mi y reconfortándome con una sonrisa.
-¿De qué... -ay no, ¿está hablando de un hombre?, ¿ya supo lo del chisme?. Pero no entiendo nada, me dijo eso como si yo estuviera deshecha o desconsolada por un ¿rompimiento?
-Supe que tu novio te engañó, en vedad que lo siento mucho, ¿pero por qué no me habías comentado de que tenías novio? -Thania parecía segura en lo que estaba diciendo, ¿pero de dónde rayos sacó que yo tenía novio?. -Brenda, ¿estás bien?.
-Yo... -no, no estaba bien, ¿acaso hicieron otro chisme al verme correr sin consuelo alguno y desbordando lágrimas?.
-El señor Valente me comentó que te pusiste mal en su oficina y saliste corriendo, dijo que cuando volvieras que tomaras tus cosas y que te fueras a casa temprano. -comentó Thania logrando ponerme los pelos de punta. -El señor fue muy comprensivo así que deberías de hacerle caso e irte a tu casa a descansar y ya mañana por la mañana te sentirás mejor, ¿no?.
-Ah... claro, comprendo... -no estaba despedida, es sorprendente las desiciones que puede tomar ese sujeto aún despúes de tres años trabajando para él.
Thania asintió sonriéndome con comprensión y me ayudó a guardar mis cosas, antes de apagar mi computador me fijé en la hora, faltaban tan sólo unas dos horas para la hora de la salida, pero tengo el permiso del señor para salir temprano, con ese tiempo de sobra que tengo puedo ir a mi casa a cambiarme e ir a casa de mis padres más temprano.
-Adiós Thania. -le beso la mejilla en modo de despedida.
-Adiós Brenda, y recuerda... -achina un poco sus ojos acercándose en modo de confidencialidad hacia mi. -Tu hombre ideal puede estar más cerca de lo que crees. -sonríe ampliamente provocando que la mire confundida por sus palabras. -Bueno, ya vete antes de que salga el jefe y me pida que te ponga más trabajo para no dejarte ir. -bromeó riendo un poco, sólo le sonreí y me fui.
La personalidad de Thania siempre a sido decisivo, comprensiva, cariñosa y sobre todo muy responsable, es alguien a la cuál no podrías ignorar en algún lugar, además de tener una belleza natural envidiable, una llamativa sonrisa que es agradable, tiene una actitud fuerte, ruda y tenaz. Ella al ser tan joven es una mujer de admirar, quien fácilmente podría crear su propio imperio y salir a flote como los demás.
Iba a presionar el botón del ascensor para ir al lovi hasta que alguien metió una mano en medio de las puertas de acero del ascensor para que estas retrocedieran. Sólo sentía que el destino quería apalearme, tirarme lodo en los ojos ya que la silueta del señor Valente se hizo visible ante mis ojos, simplemente bajé la mirada y retrocedí unos cuantos pasos, el jefe se adentró y por el rabillo del ojo pude notar las curiosas miradas que se posaban sobre nosotros al momento de las puertas ser cerradas.
Demonios, ¿esto podría empeorar?.
Y es cuando el ascensor se agita un poco provocando que las luces parpadeen de repente y que aparezca una luz roja en la caja metálica.
-¿Qué está pasando? -escuché al señor Valente hablar por un intercomunicador que llevaban todos los ascensores de esta empresa. -¿Por qué se detuvo el ascensor?. -volvió a preguntar por medio del aparato adherido al tablero debajo de los botones de los pisos.
Estaba nerviosa, jamás me había quedado encerrada en un ascensor, y ahora que me pasa ésto, tenía que ser justamente con mi jefe dentro, el cuál, habían creado un chisme que para nada me favorecía.
El señor Valente recibió una respuesta pesimista, aunque avisaron que tendrían que llamar a los bomberos para sacarnos de aquí, al parecer la ciudad sufrió un apagón, cosa que lo veo imposible pero no fue predicho por el sujeto del pronóstico del clima, esto era algo espantoso y terrorífico.
-Vicepresidente, lamento decirle que por causa del apagón todas las estaciones de bomberos de la ciudad están un poco agitados y se les ve imposible estar aquí antes de dos horas, por eso le pido que mantenga la calma y aguarde por ellos. -todo lo había dicho un hombre a través del intercomunicador, eso no pareció gustarle nada al señor Valente y se limitó a cerrar los puños en silencio y tensar la mandíbula.
-De acuerdo. -parecía comprender la situacón. -Pero por favor apaga ya la m*****a luz roja que me tiene hasta los cojones y enciende la luz, por lo menos para tener energía en los focos tenemos. -finalizó apoyándose en la esquina del ascensor.
Dejó en el suelo su maletín y se cruzó de brazos, parecía disgustado, después de pillarme mirándolo se sacó el saco y aflojó su corbata, en eso la luz roja parpadeando desaparece y es reemplazada por las luces del ascensor. El señor Valente murmuró algo que no entendí y se sentó en el suelo, después me miró.
-¿Te quedarás en las dos horas parada? -su pregunta me descolocó así que negué. -Entonces siéntate, me pones nervioso al verte ahí así. -masculló rozando su rostro contra su brazo.
Hice caso, mordiendo mi lengua para evitar reírme, era gracioso verlo en ese estado, ya que pocas veces se aparecía por la empresa en ropa deportiva y sudada o con algún uniforme de cualquier tipo de deporte.
-Ya que pasaremos las dos horas aquí... -aparté mi vista de las puertas del ascensor para mirarlo. -¿Por qué no mejor me dice qué la puso tan mal como para salir corriendo de mi oficina? -indagó penetrándome con la mirada la cual lo describe, su mirada de frialdad que hace juego con su perfecto rostro endemoniadamente bello.
-Sólo fue... un percance... -me limité a decir. -No volverá a pasar.
Empiezo a jugar con mis manos y es por los nervios que tengo, lo bueno de esto es que no sufro de ataques de pánico al estar en lugares pequeños, o por miedo a morir, ya tengo claro que mi peor miedo es no poder ayudar a mi familia a estar estables económicamente y que mi madre se ponga mal en algún momento.
-Claro que no volverá a pasar. -sentenció dándolo por hecho.
-¿Me va a despedir? -lo miro espectánte y esperando cualquier cosa que saliera de su boca.
-No.
¿No?
-¿No me va a despedir? -dije casi saltando en donde me encuentro sentada, sentía que un par de lágrimas saldrían por la conmoción.
-Es lo que dije. No la voy a despedir señorita Ortega.
-¿Pero... por qué... -aún tenía dudas, ¿por qué no querría despedirme? era su oportunidad para deshacerse de mi. -Creí...
-Confórmese con saber que aún mantiene su empleo. -parecía que no quería darme explicaciones y mucho menos rendirme cuentas.
Fue inevitable no sonreír y sentir que mi corazón liberaba su angustia, Dios... gracias Dios, pude conservar mi empleo en esta empresa. Dirigí la mirada hacia mi jefe y él se mantenía observándome, luego de chocar nuestras miradas sólo apartó la vista de mi y comenzó a buscar algo en su bolsillo.
Su celular.
-Sonará tonto, ¿pero en verdad estaba llorando por que su novio la dejó? -cuestionó mi jefe mirando su celular.
Nada más pude detenerme a mirarlo con los ojos bien abiertos y sin entender qué pasaba con ese dichoso novio que no tengo.
-Yo no tengo novio, nunca lo tuve. -no sé por qué tenía que aclarar lo último. -Es sólo un chisme que inventaron al verme llorando. -no tenía agallas para mirarlo de nuevo.
-Así que no estaba llorando por un dichoso novio. -al verlo, el señor Valente observaba el techo del ascensor como pensando en algunas cosas.
-¿Por qué me pregunta eso, señor? -pregunté dudosa.
-Porque ya sabe que odio que se distraigan en romances de oficina, no quiero enterarme de que ni usted o la señorita Kyle están relacionadas con algún chisme de ello. ¿Entendido? -asentí tragando en seco.
Oh no... cuando el chisme de nosotros lleguen a sus oídos, me va a matar, primero despedir y después matar. O vaya por la demanda, cualquier cosa es terrible.
BRENDACAPÍTULO 4Una hora había pasado desde que estamos aquí dentro y aún; absolutamente nadie venía a ayudarnos.El señor Valente se veía desesperado y atosigado por el encierro, por supuesto lo entendía ya que yo estaba más o menos igual que él, aunque, disimulaba un poco las ganas que tenía de tirar a patadas esas grandes puertas de metal.Comenzaba a hacer una calor de los mil infiernos.Ambos tuvimos que desabotonarnos las camisas un poco para no ahogarnos, el aire se sentía espeso y tibio por nuestras respiraciones, a veces comenzaba a marearme pero recuperaba el sentido cuando mis ojos se posaban en el hombre que estaba a pocos metros de mi.-Parece que no se siente bien, Señorita Ortega.La voz gélida y gruesa del Vicepresidente hizo que mis ojos conectaran con los suyos. Mantuve la boca cerrada, porque era incapaz de abrirla teniendo mis labios tan resecos, simplemente negué bajando la cabeza.Ocultaba mi rostro con los mechones húmedos y largos de mi cabello amarrado de la
BRENDA CAPÍTULO 5Después de tan aparatoso accidente en el ascensor; resultado del dichoso apagón que ocurrió por toda la ciudad, Thania se ofreció a traerme a casa de mis padres.Estaba a pocos pasos para llegar al porche de la casa de mis padres, cuando de repente mi bolso comienza a sonar, es obvio que es lo que está sonando; mi celular.Registré mi bolso con una sola mano mientras intentaba ver, ya que estoy en la oscuridad de la noche y la luz del farol es muy tenue.Cuando por fin lo tengo en mis manos suelto un resoplido agotador.Quien llamaba era nada más y nada menos que el Señor Valente, el Vicepresidente quien desgraciadamente es mi jefe.Frunzo el ceño algo molesta, pero igual contesto.—¿Que desea Señor? —fue lo primero que se me vino a la mente para contestar.No recibí ninguna respuesta por su parte. Eso me extrañó un poco ya que ese hombre le encantaba regañarme en algunas ocasiones, y si pretendía reprocharme lo de esta tarde era mal momento ya que me arruinaría la
BRENDA CAPÍTULO 6—Brenda... —Oye... Brenda, despierta... —Hmm... ¿Quién me estaba hablando?¿Sigo... soñando?—¡Brenda! —alguien gritó mi nombre que me desperté asustada.Lo primero que oí fueron las escandalosas risas de mis hermanas. Restregué mis ojos para enfocarlas mejor y las asesiné con la mirada.—¿Por qué están aquí? —les pregunté sentandome en el borde de mi cama. —Diablos, ¿qué hora es? —me levanté a toda prisa para ir hacia el baño.—No te preocupes por llegar tarde hermana, igual falta una hora para que entres a trabajar. —la voz cantarina de Daniela me hizo detenerme en el umbral de la puerta.—¿Y estaban aquí para despertarme? —automáticamente crucé mis brazos observándolas con desconfianza.—Sip... —Sofi sonó la p al final. —Aunque nos sorprendimos mucho cuando te escuchamos hablar dormida. —se tapó la boca riendo y mirando de reojo a Daniela.—¿De qué hablas? —no entendía a lo que se refería, ya que yo no hablo dormida y mucho menos soy sonámbulo o algo parecido.
BRENDA CAPÍTULO 7—Adiós mamá, cuídate mucho por favor, y tómate todas tus pastillas, ¿de acuerdo? —la abrecé dándole esas pequeñas indicaciones.Mi mamá asintió despidiéndose de mi con un beso en la frente, después mi papá se acercó y se ofreció a llevarme. Ambos subimos al auto y desde la ventana pude ver a mis hermanas con mamá fuera de la casa, todas se despedían con la mano al igual que yo.Los pequeños mellizos aún seguían durmiendo, sin embargo, no pude evitar irme sin antes darles un beso mientras dormían.—Gracias por traerme papá. —agradecí sonriendole.—No hay de qué, mi niña... ten un buen día en el trabajo —se inclinó para abrazarme, le besé la mejilla y salí del auto.Esperé a que se fuera, realmente deseaba de que las palabras de mi papá fueran ciertas y en verdad tuviera un buen día en esta empresa, pero sobre todo, con mi jefe...Cuando por fin entré a la empresa, saludé a toda persona que veía, los que fueran conocidos y los que no, aún era temprano así que no era d
BRENDACAPÍTULO 8La propuesta del señor Valente me tomó demasiado desprevenida, con todas mis defensas bajas contando con mi guardia baja también. Él pretendía utilizar mis necesidades y falta de dinero para... ¿su conveniencia? ¿un trato propuesto para llegar a un objetivo que ni siquiera tengo que ver?, claro, antes no tenía nada que ver, hasta que el Presidente tuvo que difundir tal mentira sobre el Señor Valente y yo en su familia.Estoy acabada.Y el vicepresidente se dio cuenta de eso en el momento en que me quedé sin palabras, además, era inaudito su propuesta, y más al intentar sobornarme y chantajear con una información que obtuvo sobre mi estado financiero.Malditos riquillos, creen poder tener todo y que todos estén a sus pies.—No lo acepto, señor Valente. —lo encaré alzando el mentón. Cuando su ceño se frunció no esperé nada más y salí de la oficina.Por suerte, cuando estaba a punto de cerrar la puerta Thania apareció en mi campo de visión, estaba arreglando sus cosas e
BRENDA CAPÍTULO 9—Claro, gracias por su tiempo, que tenga un feliz día. —colgué la sexta llamada que hacía desde que salí de la oficina del vicepresidente.Había estado tan ocupada realizando las llamadas, aunque apenas haya cumplido con seis de la lista que me entregó el jefe, mi garganta pedía con urgencia mucha agua. Iba a levantarme para ir a la cocina del piso por un vaso de agua cuando mi celular sonó.Revisé el remitente ésta vez para no tener más problemas y confusiones, era mi padre, fruncí el entrecejo ya que sólo me llamaba en horas de trabajo cuando era algo de urgencia.—Hola papá, ¿pasó algo? —dije al contestar la llamada.—Brenda... —se quedó en silencio por unos segundos, eso me hacia preocupar. —Acabó de llegar un recibo del hospital donde atienden a tu madre. —anunció, suspiró con pesadez antes de continuar hablando: —Aumentó el costo del tratamiento de tu madre, Brenda, y nos exigen que paguemos un adelanto si queremos que tu mamá obtenga el mejor tratamiento.—No
BRENDACAPÍTULO 10—Iré a llamar al señor Valente.Thania se levantó de su puesto y se introdujo en la oficina del señor Valente, la cual, no querría entrar más pero, con lo que acabamos de acordar, veía eso muy lejos de ser posible.—Brenda, ya es hora. —salió Thania de la oficina y tomó su libreta para los apuntes. —El señor ya viene.En ese momento el Señor Valente hizo acto de presencia a pocos metros de nosotras, nos miró a ambas y continuó para guiarnos, ambas como leales empleadas nos mantuvimos a los lados del jefe, todos al percatarse del andar del señor aguardaban silencio e intentaban esquivar las miradas demandantes e imponentes que les lanzaba el Vicepresidente.—Buen día, señor.—Jefe, buenos días...—¿Cómo está, jefe? —cada uno de los empleados que se iban cruzando por el camino del señor Valente lo saludaba o hacia un gesto de temor.Sin embargo, al Vicepresidente no pareció molestarse en contestar a sus buenos días, sino que siguió su camino con la espalda recta como
BRENDACAPÍTULO 11Nunca antes había estado en una situación más incómoda que esa, donde casi todos los presentes estuvieron atentos a las acciones del Vicepresidente. Él después de haberme dicho aquellas palabras, las cuales me dejaron pálida, dudosa e intrigada, todos se percataron de tan atrevido acercamiento conmigo.El presidente era uno de los que no dejaba de lanzarme miradas dubitativas, aunque yo no lo comprendía, tal vez era por el descaro de su hermano menor en presencia de sus socios.Todos salimos de la sala de juntas, Thania iba a mi lado con la mirada al frente pero parecía tener su mente en otro lugar, el Señor Valente era quien iba delante de nosotras deteniéndose una que otra vez para atender alguna duda de sus empleados.—¿Te ocurre algo, Thania? —toqué su hombro haciendo que reaccionara.Ella agitó un poco su cabeza negando, después tocó su sien y sonrió viéndome.—Sólo tengo un poco de dolor de cabeza, no es nada. —explicó aún masajeando su sien.—Creo que tengo a