BRENDACAPÍTULO 8La propuesta del señor Valente me tomó demasiado desprevenida, con todas mis defensas bajas contando con mi guardia baja también. Él pretendía utilizar mis necesidades y falta de dinero para... ¿su conveniencia? ¿un trato propuesto para llegar a un objetivo que ni siquiera tengo que ver?, claro, antes no tenía nada que ver, hasta que el Presidente tuvo que difundir tal mentira sobre el Señor Valente y yo en su familia.Estoy acabada.Y el vicepresidente se dio cuenta de eso en el momento en que me quedé sin palabras, además, era inaudito su propuesta, y más al intentar sobornarme y chantajear con una información que obtuvo sobre mi estado financiero.Malditos riquillos, creen poder tener todo y que todos estén a sus pies.—No lo acepto, señor Valente. —lo encaré alzando el mentón. Cuando su ceño se frunció no esperé nada más y salí de la oficina.Por suerte, cuando estaba a punto de cerrar la puerta Thania apareció en mi campo de visión, estaba arreglando sus cosas e
BRENDA CAPÍTULO 9—Claro, gracias por su tiempo, que tenga un feliz día. —colgué la sexta llamada que hacía desde que salí de la oficina del vicepresidente.Había estado tan ocupada realizando las llamadas, aunque apenas haya cumplido con seis de la lista que me entregó el jefe, mi garganta pedía con urgencia mucha agua. Iba a levantarme para ir a la cocina del piso por un vaso de agua cuando mi celular sonó.Revisé el remitente ésta vez para no tener más problemas y confusiones, era mi padre, fruncí el entrecejo ya que sólo me llamaba en horas de trabajo cuando era algo de urgencia.—Hola papá, ¿pasó algo? —dije al contestar la llamada.—Brenda... —se quedó en silencio por unos segundos, eso me hacia preocupar. —Acabó de llegar un recibo del hospital donde atienden a tu madre. —anunció, suspiró con pesadez antes de continuar hablando: —Aumentó el costo del tratamiento de tu madre, Brenda, y nos exigen que paguemos un adelanto si queremos que tu mamá obtenga el mejor tratamiento.—No
BRENDACAPÍTULO 10—Iré a llamar al señor Valente.Thania se levantó de su puesto y se introdujo en la oficina del señor Valente, la cual, no querría entrar más pero, con lo que acabamos de acordar, veía eso muy lejos de ser posible.—Brenda, ya es hora. —salió Thania de la oficina y tomó su libreta para los apuntes. —El señor ya viene.En ese momento el Señor Valente hizo acto de presencia a pocos metros de nosotras, nos miró a ambas y continuó para guiarnos, ambas como leales empleadas nos mantuvimos a los lados del jefe, todos al percatarse del andar del señor aguardaban silencio e intentaban esquivar las miradas demandantes e imponentes que les lanzaba el Vicepresidente.—Buen día, señor.—Jefe, buenos días...—¿Cómo está, jefe? —cada uno de los empleados que se iban cruzando por el camino del señor Valente lo saludaba o hacia un gesto de temor.Sin embargo, al Vicepresidente no pareció molestarse en contestar a sus buenos días, sino que siguió su camino con la espalda recta como
BRENDACAPÍTULO 11Nunca antes había estado en una situación más incómoda que esa, donde casi todos los presentes estuvieron atentos a las acciones del Vicepresidente. Él después de haberme dicho aquellas palabras, las cuales me dejaron pálida, dudosa e intrigada, todos se percataron de tan atrevido acercamiento conmigo.El presidente era uno de los que no dejaba de lanzarme miradas dubitativas, aunque yo no lo comprendía, tal vez era por el descaro de su hermano menor en presencia de sus socios.Todos salimos de la sala de juntas, Thania iba a mi lado con la mirada al frente pero parecía tener su mente en otro lugar, el Señor Valente era quien iba delante de nosotras deteniéndose una que otra vez para atender alguna duda de sus empleados.—¿Te ocurre algo, Thania? —toqué su hombro haciendo que reaccionara.Ella agitó un poco su cabeza negando, después tocó su sien y sonrió viéndome.—Sólo tengo un poco de dolor de cabeza, no es nada. —explicó aún masajeando su sien.—Creo que tengo a
BRENDA CAPÍTULO 12Fred no dejaba de insistir en que le dijera el nombre de esa "persona" que me invitó a comer, justificaba su insistencia conque era mi amigo pero sobre todo porque era "hombre" y decía que no tenía que entregar mi confianza a cualquiera.Su preocupación me enternece por una parte, pero definitivamente darle vueltas al asunto era molesto, él trataba de ser un buen amigo cuando yo no quiero que sea de esos, nada más lo ignoré en instantes y se fue, no sin antes despedirse con un abrazo decente.Lo vi alejarse hasta perderse entre la multitud que iba y venía por la cera de la empresa.Liberé el aire contenido en mis pulmones y proseguí arreglando mi bolso en mi hombro para irme directo al restaurante, mientras caminaba no pude evitar mirar la estructura del edificio hasta llegar a lo más alto que estaba cubierto por grandes ventanales panorámicas que para los del exterior no era visible lo que hubiese dentro.Sin esperarlo, un pensamiento del señor Valente con la seño
BRENDA CAPÍTULO 13-Si no quieres demandar a tu jefe, ¿entonces de qué se trata todo ese misterio? -cuestionó Margo antes de probar de su café.-Necesito que me prestes un vestido... -confesé, por fin, ya que tenía varios minutos dándole vueltas al asunto y Margo hacía suposiciones de que yo quería demandar a mi jefe.Cosa que sí quisiera hacer a estas alturas.Pero no debo, tengo que recordar el trato que hicimos...-¿Un vestido?, ¿para qué quieres un vestido? -enarcó una ceja inspeccionando mi nervioso y patético rostro.-Es que... tengo que acompañar al jefe a un evento... -musité, aunque mentía a medias ya que era cierto que tenía que acompañarlo, sólo que a una cena con su familia.Tierra, trágame ahora mismo.-¿Qué clase de evento?-Margo, me choca que te pongas en plan inspector. -ignoré su gesto amargado y probé un bocado de mi plato.Llevábamos aquí menos de veinte minutos y nuestras conversaciones estuvieron conformadas sobre nada más y nada menos que mi ex y mi jefe.¿Por
BRENDACAPÍTULO 14—No mire por favor, señor Valente. —le pedí dándome la vuelta con un brazo en mis pechos y la mano en mi trasero. —¿Por qué no lo haría? —torció sus labios en forma de sonrisa, una risita ronca y amarga entonó en su garganta. Parecía divertido con la situación, levantó un brazo y señaló hacia el perchero que había en una esquina con su saco encima. —Si quiere puede ponerse eso. —estaba siendo amable, ¿conmigo?, y él pareció notar mi desconcierto. —No querrá que media oficina vea sus calzones, ¿o si? —no pudo evitar reírse de mi. En instantes mi rostro parecía una tetera de lo roja y enojada que estaba, rechinaba mis dientes cuando lo miraba, caminé hasta el perchero para tomar su saco sin ni siquiera decirle gracias o pedirle autorización, ya de todos modos me lo había ofrecido. Me amarré el saco en la cintura para así tapar el agujero en mi falda, el Señor Valente se puso de pie antes de que yo retomara el camino directo a la puerta. —¿Ni siquiera va a agrade
BRENDA CAPÍTULO 15Había regresado a mi puesto de trabajo después de acomodar mejor la falda, a medida en que iba avanzando, no pasaba desapercibido los ojos curiosos que se posaban sobre mi. Algunos eran de sorpresa, mal genio o hasta de necesidad, necesidad de no dejar de ver mis piernas, para expresarme en términos menos vulgares como: me miran como depravados. —Brenda, el Señor Valente acaba de irse, pero dejó bien en claro que debemos de continuar con nuestro trabajo. —anunció Thania. —Vale. —Oye... —me miró de pies a cabeza, cosa que me incomodó e intenté bajar el borde de la falda en vano. —Te queda muy bien la falda, aún no entiendo por qué no utilizas una de esas. —frunció su ceño con duda. Porque no quiero exhibir. Claro, no estoy diciendo de qué las otras chicas, incluyendo a Thania, lo hagan, sino que... a ellas les queda bien y no se sienten fuera de lugar. —Me siento extraña con esto... —comenté tomando asiento. —¿Extraña?, ¿por qué?, la verdad es que se te ve mejo