Mary christine Ford despertaba en la habitación del apartamento de Sir Walker, tenia mucho tiempo que no despertaba en una cama mullida y con endredones de plumas, el hombre una noche anterior le había hecho el amor, y despues de eso se fue.
le había mostrado el lugar con la indicación que no podía entrar a la habitación que se encontraba con llave, ella no tenía la intención de perder la confianza de su benefactor, el que pago la deuda que ella tenía o mas bien que su padre había adquirido e hizo que ella pagara de una manera cruel y horrenda.
Macmillan leyó la nota con el cejo entre fruncido, ese hombre estaba más cerca de lo que pensaba, y tenía en sus manos un artículo personal de una de las víctimas, eso era muy importante, esa persona se encontraba muy cerca, así que él aprovecharía un descuido para poder atraparlo, y hacerlo pagar por sus crímenes. La letra de la carta era elegante y estudiada, parecía que no se encontraban ante cualquier ser, menos ante un iletrado o menos en con un sirviente, Macmillan releyó la carta en varias ocasiones. Mi estima Lady Winchester: Se que este día estuvo a punto de descubrirme, pero no crea que me atraparan tan fácil, la estaré vigilando, me encantaría mucho probar su piel. ¿sabe quién le entrego esto a Lady Winchester? - fue la pregunta que hizo el detective a Robert Jones, quien le regreso la mirada preocupada mientras el cigarrillo aún se encontraba encendido- Conrad, el mayordomo de los Winchester, fue quien la recibió, le cometo a Betsy que había sido un niño, al parecer
Señor le adjunto la mitad de un riñón que tomé de una mujer y que he conservado para usted, la otra parte la freí y me la comí, estaba muy rica. Puedo enviarle el cuchillo ensangrentado con que se extrajo, si se espera usted un poco.”– Jack el Destripador Corría el año 1899 en la capital de Inglaterra, era una noche de otoño l
La mañana fría de la capital inglesa se podía sentir en todos los aspectos, un cortejo fúnebre era seguido por muchas personas, la hija menor del Conde de Winchester iba hacer sepultada, la cripta familiar, grande, lúgubre y fría, sería la última morada de Willemina Winchester, sus seres queridos se preparaban para darle el último adiós, hace tan solo unos cuantos meses la madre de ellas falleció de un ataque cardiaco, dejando a las hermanas con el corazón destrozado. El dolor que sentía Elizabeth, no se podía describir con palabras, su pequeña hermana, Willy, ya nunca más la vería con su
Harry Macmillan se encontraba en el salón de té de los Winchester con un sombrero en la mano y en la otra enfundada en unos guantes color negro, se presentó ante Lady Winchester y el novio de ella, Sir Robert Jones. Pase, tome asiento, ¿Sir Macmillan? - la mujer le ofreció el lugar frente a ella y su prometido, el salón se escuchaban murmullos queproveníande la cocina, eran las empleadas que se encontraban arreglando y dejando limpio el lugar. La noche caía sobre la capital londinense, las pocas luces que alumbraban King Cross comenzaban a encenderse, algunos carruajes tirados por hermosos caballos de todos los colores circulaban por el camino del rey. Un local comenzaba a mostrar bullicio y música vulgar de piano, los olores a perfume barato, aceite de cabello y colorete eran la mezcla del lugar, hermosas mujeres y no tan hermosas se encontraban trabajando, risas vulgares se encontraban mezcladas con otros sonidos; un hombre vestido completamente de negro, desde el calzado hasta un sombrero viejo de fieltro, parecía sacado de un relato de terror.Mary Christine Ford
En unas oficinas de Scotland Yard se encontraba el detective Harry Macmillan, esa misma había realizado un juramento, dar con el asesino de Willemina Winchester; estaba analizando unos papeles, eran las notas sobre como el cuerpo había sido encontrado, con un par de orificios en el cuello, algunos de los agentes del servicio funerario y demás decían con temor; “debe de ser un vampiro”, “ o algún ser demoniaco”, esos eran los rumores que corrían por las calles de la ciudad, en los otros cuerpos que habían sido encontrados las marcas eran las mismas,teníasu pluma fuente entre los labios y la nariz,leíapensativo cada una de esas notas. DIARIO DE WILLEMINA WINCHESTER. Querido diario: Hoy lo vi... Elizabeth abrió el diario al azar e inmediatamente reconoció la letra de su hermana, sintió curiosidad, pero comenzaría desde el principio, necesitabarespuesta,quizásen ella encontrara alguna respuesta. Su corazón se encontraba roto en mil pedazos, no podía ser cierto lo que su amigo le acaba de confesar, tenía que ser una pesadilla, esoteníaque ser. Dime que es una mentira,Willemina no puede estar muerta, ella no- la voz de Bennet se escuchaba afectada por la noticia- ¿Cómo fue? ¿Qué paso? - el hombreteníaen su mano la copa de coñac de la cual estaba bebiendo. Fue el día del baile de los Staunton, yo me siento culpable, Willemina quería regresar a casa, al parecer algo salió mal en una visita que hDiario y Sir Gilbert Bennet
La Habitación