La mañana fría de la capital inglesa se podía sentir en todos los aspectos, un cortejo fúnebre era seguido por muchas personas, la hija menor del Conde de Winchester iba hacer sepultada, la cripta familiar, grande, lúgubre y fría, sería la última morada de Willemina Winchester, sus seres queridos se preparaban para darle el último adiós, hace tan solo unos cuantos meses la madre de ellas falleció de un ataque cardiaco, dejando a las hermanas con el corazón destrozado.
El dolor que sentía Elizabeth, no se podía describir con palabras, su pequeña hermana, Willy, ya nunca más la vería con sus hermosos ojos color azul cielo; los hombres vestidos de negro bajaron el féretro de cristal, y la condujeron hacía el interior de la cripta, muy pronto la tendría que dejar en la frialdad de ese lugar.
Te lo prometo, Willy, te lo juro, encontrare a esa persona que te mato- dijo Elizabeth con lágrimas en los ojos- lo haré pagar, no descansaré hasta verlo hundido en la cárcel pagando por tu muerte- la mujer se secó los ojos con un movimiento violento con el pañuelo que había sido ofrecido por su prometido, ya no debida llorar
El capellán de los Winchester hablaba sobre la vida después de la muerte, que las almas puras como la de Willemina se dirigían directamente al cielo, para gozar de la presencia del padre, al llegar el momento de la cruel despedida, el padre de ella, que se había mantenido firme, al mirar que su hija era metida en esa cripta no pudo evitar lanzar un grito de dolor, que fue tan desgarrador que a los presentes se les puso la piel de gallina.
Los presentes se marcharon del cementerio, la lluvia caía fría sobre los Winchester y el novio de Elizabeth, Robert, quien sostenía el brazo de su amada Betsy.
Tenemos que irnos, querida- dijo Robert- te enfermeras si continuas bajo esta tormenta, usted igual Conde de Winchester, vamos, los llevaré a casa- Elizabeth asintió con la cabeza y seco sus últimas lágrimas, lord Winchester camino con paso lento y solemne, una parte de su corazón había quedado en esa tumba fría que en esos momentos estaba siendo bañada por la lluvia del frio y helado otoño de la capital londinense.
En la mansión de los Winchester, Elizabeth se encargó de acostar a su padre y checar que tuviese un ladrillo caliente en los pies y que tomara una infusión de hierbas acompañada por whisky de doce años, todo esto para prevenir que contrajese un resfriado por haber permanecido bajo la lluvia durante el servicio de Willemina.
Ahora intentará dormir, padre, ha estado despierto por muchas horas, desde lo sucedido- hablo Elizabeth, mientras acomodaba los cobertores de pluma sobre su padre- tome todo su té y padre, lo amo con todo mi corazón- le dio un beso en la frente a su padre, quien asintió, su hija mayor, lo cuidaba como si él fuera el hijo y ella la madre, ella muy pronto se casaría con Sir Robert Jones, esperaba que fuera inmensamente feliz con ese buen hombre que la amaba desde que ella era una niña.
Tú igual debes de descansar, Beth- dijo el padre desde la cama- estás pálida y temo, mi pequeña, que no has comido algún bocado en horas, por favor, te tienes que cuidar, eres lo único que me queda, bueno, tú y ese buen hombre al que has elegido como compañero de vida, ustedes deben de casarte, haremos una pequeña recepción para agasajarte a ti y a él- hablo Lord Winchester desde su cama.
Lo haré, padre, iré a comer algo, pero debo cerciorarme primero que usted, ya este dormido, Robert se encuentra despidiendo a las últimas personas que vinieron a darnos las condolencias- hablo Elizabeth mientras cerraba las pesadas cortinas de terciopelo verde oscuro, Lord Winchester fue vencido por el sueño y el dolor, así que finalmente cayo en un sueño profundo.
Elizabeth salió de la habitación con el corazón acongojado, su padre a pesar del dolor de perder a Willy, seguía pensando en las nupcias de ella con Robert, su querido prometido, este se encontraba en el salón despidiendo a las personas de la funeraria.
Por fin se ha dormido, no había podido lograrlo, ya sabes desde que nos avisaron lo de Willy- al decir el nombre de su hermana la voz flaqueo y tuvo que contener las lágrimas- no entiendo Robert, en verdad no alcanzo a comprender, ¿Quién podía haber odiado tanto a Willy para hacerle esto? - la chica se sentó en el pequeño sillón del salón-Sir Robert Jones, se arrodillo frente a ella con una de sus grandes manos las pequeñas de ella.
Mi amada Betsy- dijo él con voz conmovida, amaba con locura a su hermosa y gentil prometida, apenas hace un año, habían estado en el mismo lugar, en la misma posición, cuando él le pidió que fuera su esposa, y ella con una sonrisa resplandeciente había dado una respuesta afirmativa; ahora él se encontraba tratando de brindarle consuelo por la pérdida de su querida hermanita- llora todo, hay mucha maldad en el mundo, y lamentablemente Willemina fue víctima de ella, pongo todo lo que está mi poder, para poder descubrir quien hizo ese irreparable daño, y evitar que otras personas sean víctimas de ese ser- el hombre beso con cariño las manos de ella.
Una de las mucamas entro al salón - Señorita Elizabeth, en la puerta se encuentra Sir Harry Macmillan, me dijo que era un detective de Scottland Yard, quiere ver si puede recibirlo, quiere dar el pésame y hablar sobre la joven señorita Willy- hablo la mujer con voz afectada- ¿lo hago pasar?, o le pido que regrese el día de mañana- hablo Fiona.
Hazlo pasar,Fiona,Sir Jones y yo lo recibiremos en este lugar, en nombre de mi padre- hablo Elizabeth y volteo a ver a su prometido- ¿Scottland Yard? - lo miro confundida- pensé que la pesadilla había terminado- la chica se mostró confundida, pero se levantó del asiento para recibir a Sir Harry Macmillan, quien entro al salón enfundado en ropa de luto.
Sir Harry era un hombre de unos cuarenta años, de cabello castaño oscuro y barba en forma de candado, sus ojos eran negros como la noche, pero si los veías de cerca podías ver la bondad en ellos; el hombre entro al salón de los Winchester donde se encontraban esperando Lady Elizabeth y Sir Jones.
Buenas noches, soy Harry Macmillan y he venido a brindar mi apoyo para encontrar al asesino de la medianoche...
Harry Macmillan se encontraba en el salón de té de los Winchester con un sombrero en la mano y en la otra enfundada en unos guantes color negro, se presentó ante Lady Winchester y el novio de ella, Sir Robert Jones. Pase, tome asiento, ¿Sir Macmillan? - la mujer le ofreció el lugar frente a ella y su prometido, el salón se escuchaban murmullos queproveníande la cocina, eran las empleadas que se encontraban arreglando y dejando limpio el lugar. La noche caía sobre la capital londinense, las pocas luces que alumbraban King Cross comenzaban a encenderse, algunos carruajes tirados por hermosos caballos de todos los colores circulaban por el camino del rey. Un local comenzaba a mostrar bullicio y música vulgar de piano, los olores a perfume barato, aceite de cabello y colorete eran la mezcla del lugar, hermosas mujeres y no tan hermosas se encontraban trabajando, risas vulgares se encontraban mezcladas con otros sonidos; un hombre vestido completamente de negro, desde el calzado hasta un sombrero viejo de fieltro, parecía sacado de un relato de terror.Mary Christine Ford
En unas oficinas de Scotland Yard se encontraba el detective Harry Macmillan, esa misma había realizado un juramento, dar con el asesino de Willemina Winchester; estaba analizando unos papeles, eran las notas sobre como el cuerpo había sido encontrado, con un par de orificios en el cuello, algunos de los agentes del servicio funerario y demás decían con temor; “debe de ser un vampiro”, “ o algún ser demoniaco”, esos eran los rumores que corrían por las calles de la ciudad, en los otros cuerpos que habían sido encontrados las marcas eran las mismas,teníasu pluma fuente entre los labios y la nariz,leíapensativo cada una de esas notas. DIARIO DE WILLEMINA WINCHESTER. Querido diario: Hoy lo vi... Elizabeth abrió el diario al azar e inmediatamente reconoció la letra de su hermana, sintió curiosidad, pero comenzaría desde el principio, necesitabarespuesta,quizásen ella encontrara alguna respuesta. Su corazón se encontraba roto en mil pedazos, no podía ser cierto lo que su amigo le acaba de confesar, tenía que ser una pesadilla, esoteníaque ser. Dime que es una mentira,Willemina no puede estar muerta, ella no- la voz de Bennet se escuchaba afectada por la noticia- ¿Cómo fue? ¿Qué paso? - el hombreteníaen su mano la copa de coñac de la cual estaba bebiendo. Fue el día del baile de los Staunton, yo me siento culpable, Willemina quería regresar a casa, al parecer algo salió mal en una visita que hDiario y Sir Gilbert Bennet
La Habitación
Te encuentras muy callada, querida Jane- dijo Walker mientras tomaba la mano de la mujer que se encontraba en estado de momificación- en verdad este vestido te sienta bien, te contaré algo, hoy conocí a tú próximaacompañante, es una mujer joven, bella y sin familia- el hombre paso la manoizquierdapor el cabello sin color y seco del cadáver. La traeré a vivir aquí con nosotros, mi amada Jane, ¿sabes?, fue una lástima que tus padres no hayan aceptado nuestro matrimonio o que yo te cortejara- el hombre seguía sentado hablándole al cadáver- fueron demasiados snobs- dijo esto
La noche transcurrió intranquila para Elizabeth, su padre llevaba dos días en cama, desde que paso el funeral, él no había querido salir de la habitación, su tía abuela la reina, mando una carta de condolencias con un bello mensaje para honrar la memoria de la pequeña y amadaWillemina; ni con ese mensaje el hombre quiso salir.Tenía ganas de salir y gritar, deseaba que Robert estuviera con ella abrazándola y consolándola, la oscuridad de su habitación era inmensa, casi como su estado de ánimo, entre so
Elizabeth se quedó mirando con impotencia a su padre, no podía creer lo que estaba viendo, el hombre férreo que había sido su padre ahora estaba convertido en la sombre de este, un ser que se estaba consumiendo en esa habitación por el dolor y tristeza, pero ella Elizabeth Kathleen Winchester, no lo permitirá, por Dios y los ángeles, ella le arrebataría de los brazos de la muerte a su padre.Lucharía contra viento y marea, sería capaz de enfrentarse hasta el mismo diablo y su sequito para arrebatarle la vida d