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CAPÍTULO 4 MARIPOSA

Caminaron por mucho tiempo, llegaron a un arroyo y cerca de ahí había un inmenso árbol, quizás milenario por lo extensas y muy  pronunciadas compartición es de las raíces, Jórdan miró el lugar y pudo ver qué era no seguro pero si un poco más cubierto a comparación al lugar donde dormían primero, Julianne quitó su ropa quedando en ropa interior y se sumergió en el estanque que formaba la loza del arroyo.

Jórdan consiguió lianas y pido armar una cubierta con lo poco que tenía, la vio a lo lejos sumergirse en el agua, quedó embelesado al verla casi desnuda, su belleza y juventud le cautivaron, pero en su mente estaba esa mujer que fue suya sin esperar un compromiso ni nada, suspiró profundo y cerró sus ojos haciendo un gesto de negación.

— Esa mujer es un fruto prohibido para mí, literalmente estoy en el paraíso donde ella es esa deliciosa fruta prohibida que no puedo comer.

¡Joder! ¡Carajo! Tendrás que aprender a no pensar en cosas libidinosas con ella, es una niña, y yo un hombre mucho mayor que ella, y más por ser la hija de mi mejor amigo. — Su conciencia era implacable con el, su lado perverso la deseaba y su lado bueno no le permitía reforzar ese deseo en el. Era una lucha interna de sentimientos que tenía, continuó haciendo su trabajo hasta que por fin pudo hacer un lugar donde dormir, ya que  tenía todo los lados cubierto con hojas.

Busco frutas y pudo encontrar bananas y papayas hawaianas, muy dulces.

— Charlotte, ya puedes venir conseguí algo de comer, Julianne salió del agua se colocó su blusa y fue a donde estaba Jórdan.

— Gracias por preocuparte, necesitaba un baño completo.

— Come mientras yo haré lo mismo.

Jórdan fue al arroyo, se quitó la ropa y se sumergió en el agua, todo eso era visto atentamente por la mirada fija de Julianne, y es que a pesar de sus cuarenta y dos años, Jórdan era un hombre muy atlético, sus horas rutinarias de gimnasia daban ese resultado, Julianne tragó el nudo en su garganta, cerró los ojos y  mordió la banana muy despacio y masticó igualmente.

" Dios, no me dejes caer en tentación, y líbrame de ese mal que está tan bueno, ¡Ay! Pero como deseo caer en esa tentación nuevamente"

— Pero que carajos pienso, estaré loca.  " Así te dejo esa noche con ganas de más"  — Ya vasta, no más.— Se reprochó así mismo.

Sus discutidas entre sí eran intensas, deseaba saborear y revivir esa apasionada noche, pero no podía, el simplemente no la reconocía.

La noche llegó, y ya estaban en su pequeño refugio, el fuego les daba calor y mantenía alejado a los animales.

— No lo creo, ya llevamos días aquí, nadie viene, ¿Crees que en algún momento vengan? — Preguntó una nostálgica Julianne.

— Tranquila, nos encontrarán, ya verás que sí, descansa, aqui es mejor que el árbol donde dormíamos primero, aquí nos cubrimos del frío.

— Tengo miedo.— Expresó con temor.

— Tranquila Charlie, yo cuidate de ti.

— Lo sé, pero mi miedo es que nunca nos encuentren. Jórdan, tienes una esposa que te espera, tus hijos deben estar muy preocupados.

Jórdan miró la fogata mientras tiraba trozos de rama al fuego y respondió recordando a Carla.

— Mi esposa murió cuando mis hijas nacieron. — Habló con tristeza y nostalgia, el recuerdo de Carla era algo que nunca dejaría atrás, sus hijas se la recordaban. Julianne lo miró y sintió pesar haber preguntado eso.

— Lo siento, no quise recordar algo tan triste. ¿Y tus hijas, que edad tienen, donde están cuando viajas?

— Mis princesa tienen dieciséis años, son gemelas y ahora las dejé con tus padres. — Julianne lo miró sorprendida, jamás se imaginó que aquel hombre con quién tuvo una aventura de una noche era tan cercano a su familia.

— ¿Desde cuándo conoces a mi padre? ¿Y por qué yo nunca te vi?

— Fabrizzio atendió a Carla en el parto, y desde entonces nos hicimos amigos, y es la primera vez que mis hijas quedaron a su cuidado. Y el que no nos conociéramos y no coincidimos, pues es cosa del destino, eso creo yo, el destino nos junto en estas circunstancias.  ¿Y tu novio debe estar preocupado, desapareces sin dejar rastro y señas?

— No, no es algo serio, Sergio es solo un amigo muy cercano a mí, es mi novio de mentiras cuando quiero que se alejen de mi, pero no hay sentimientos, es solo bromas.

Jórdan dejo un tronco grande y grueso para mantener el fuego, ya su camisa estaba seca al igual que la de Julianne.

— Es hora de dormir un poco, mañana será otro día.

Se acostaron muy juntos, la fogata les daba calor, pero el calor interno era sofocante, Jórdan sentía su corazón acelerado, y en su cabeza daba vueltas y vueltas la imagen de Julianne en el arroyo. Mientras Julianne estaba tan quieta, recordando esa noche.

Muy entrada la noche, la neblina fue más fuerte que el frío calaba los huesos, Julianne tiritaban del frío.

— Hace mucho frío. — Dijo, frotando sus manos.

— Mantendré el fuego y así no sentirás frío.

— No, no salgas, solo abrázame y así nos damos calor, así como en el árbol,.

Jórdan tragó grueso, se sentó y Julianne se posesionó entre sus piernas, la envolvió entre sus brazos, y así se dieron calor.

El día nuevamente llegó, estaban acostados y abrazados, Jórdan abrió los ojos y la miró dormir.

"Es tan hermosa, y tan ajena a mi"

Delineó su rostro con la mirada y cerró los ojos, esperando a que ella despierte. Julianne abrió los ojos y lo vió dormir, mordió su labio inferior al mirarlo tan cerca de su rostro.

" Están lindo, sexy, Dios mi Adán será mi perdición, que bello mi Adonis"

Muy despacio se zafó de sus brazos pero Jórdan despertó.

— Buenos días, ¿dormiste mejor?

— Si, gracias por darme calor.

— Necesitamos proteína.

— Buscaremos algo, yo te ayudaré.

— Primero intentaremos pescar, haré alguna trampa para los peces.

Salieron del refugio fueron al arroyo y empezaron a realizar la trampa con lianas y todos de ramas finas.

— Pues para la cena tendremos peces. Dijo Jórdan arreglando las trampas.

— Muero de hambre.— Exclamó Julianne escuchando su estómago.

— Hay una banana, come.

Julianne comió y dio la mitad a Jórdan.

— Ten, tu también necesitas comer.

— Vamos no podemos quedarnos a esperar un rescate, tenemos que sobrevivir y buscar alimentos.

Caminaron y nuevamente encontraron las papayas hawaianas, bananas y unos huevos gigantesco.

— ¿Huevos de avestruz? No lo creo.

— Los llevaremos, nos servirá. — Los puso en su camisa y regresaron al refugio.

Jórdan envolvió un huevo con hojas y lo enterró en la ceniza, Julianne había cortado con el trozo de vidrio hojas y empezó  a trenzar las haciendo forma de un top, mientras Jórdan cubría bien el refugio con el resto, Julianne hizo unos tapa rabos, para ella y Jórdan.

— ¿Te gustan? Creo que cuando nos vayamos de aquí seré diseñadora de modas. — Preguntó y se burló de ella misma, modelando frente a el, y riendo a carcajadas.

— Si, muy creativa de tu parte, y yo seré tu modelo exclusivo.— Respondió siguiendo la broma.

— Entonces empezaremos con las clases ten este es el tuyo, modela ahora para mi. — Jórdan miró eso y se sonrió haciendo un gesto de negación, se lo colocó y Julianne se carcajeo al verlo.

— Igualito a Tarzán.

Jordan modelo frente a ella, mientras reían.

— ¿Y tu? ¿Serás mi Jane o mi chita?

Julianne lo fulminó con la mirada, al escuchar lo de chita.

— Ni lo uno, ni lo otro, vete al carajo.

— Pero estamos bromeando, no te enojes. — Dijo Jórdan entre risas mientras la siguió al arroyo.

— No me hables, aléjate de mí.

Después de ese corto compartir fue al arroyo, lavo la ropa  la colgó cerca de la fogata.

—  La ropa será para las noches frías, así no sentirás frío. — Dijo sin mirar lo.

Fue lo único que dijo y se lanzó al agua, se sumergió en lo profundo, y luego salía ignorando por completo a Jórdan.

— No te enojes mi Jane, discúlpame por esa mala broma, jamás quise compararte con chita. — Expresó mirando como seguía jugando en el agua sin mirarlo, y queriendo reír.

— Si no escucho una respuesta iré a buscarla.

— Estás disculpado señor, ahora aléjate de mí.

Volvió a sumergirse en el agua y en el momento de salir su cabello lo tenía pegado a su cuerpo dejando ver el tatuaje de la mariposa imperial, Jórdan se quedó de piedra al verla

— No lo creo, esto es una broma del destino, es ella, la mujer del club, es mi hermosa mariposa y está aquí conmigo, ¡Joder! Como voy a mirar a Fabrizzio después de que hice mía a su bebé como él le dice. — Se cuestionaba mentalmente.

Jórdan pasó sus manos por su rostro y cuello, suspiró profundo  y  un pensamiento le surgió.

— Un momento, si yo no la reconocí fue por la peluca negra que tenía y sus ojos, sus ojos eran negros, claro era todo lo contrario, ella si sabe que soy yo, el hombre que la hizo estremecer,¿A que juegas niña? Voy a seguirte el juego de indiferencia, ¡Carajo! Será que podré resistirme ahora que se que ella fue mía, no lo creo no.

Jórdan tenía un caos en su  cabeza y recordó esa noche apasionada.

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