El ruido de un carruaje elegante que pasaba por la calle la sacó de su esfera y entonces ubicó su mirada en las damas que ocupaban el carruaje; eran dos jóvenes damas como de quince y dieciocho años. Las jóvenes llevaban vestidos de colores pasteles con sombrero a juegos, Clara sintió que a pesar de todo aquel lujo que adornaba a aquellas jovencitas no podía ver la gracia en ellas, hacía falta vida en aquellos atuendos que a pesar de estar confeccionados con las mejores telas no captaba su admiraron. —Puedo ayudarla Clara —esta vez Branimir se introdujo en su mutismo. —Disculpe Branimir, me he perdido en mis pensamientos —declaró con algo de torpeza. —No se preocupe, a mí me gustó analizar lo que pensaba. —¿Y qué cree que es lo que reflexionaba? —En sus sueños de diseñadora, de tener su propio taller de costura… Sus ojos no han dejado de contemplar el local que está en alquiler, luego observó las jóvenes damas que paseaban en el carruaje, sé que analizaba su vestuario y créame est
El amor es una vibración, el amor es una onda pura y totalmente beneficiosa que se conecta con el resto del mundo, crea lo que crea, sea quien sea. Ese sentimiento iba dando vueltas en la cabeza de Angelina, aunque por su corta edad aún no sabía cómo definir lo que experimentaba. Mientras caminaba rumbo a su habitación vio que los pasillos estaban desiertos, así que sintiéndose sola, sacó la caja de música que Michael le había obsequiado, dejando de lado lo que Michael le había aconsejado, pero la tentación era grande. Acarició los contornos de la hermosa caja de música, seguidamente abrió la tapa para ver la pareja danzando. Las mariposas acudieron a ella posándose en su estómago y ahí se quedaron un buen rato mientras su mente se despejaba despegándose de su cuerpo, elevándose más allá de los altos techos de la mansión Greenwood; entonces sintió que ella también tenía derecho al amor en esta tierra, y hasta más allá. Eso era un hecho innegable, así Liza Greenwood le dijese a su madre
Minutos más tarde.—¿Se puede saber dónde estaba? ¡Creí escuchar que Lady Jazmines te dijo que te vinieras al cuarto! —los reclamos por parte de Clara no se hicieran esperar, apena Angelina entro a la habitación —¿Quieres traernos más problemas?—Eso jamás madre, lo menos que deseo es perjudicarte.—Entonces ¿Por qué el retardo?—Lo siento madre, lo que sucedió es que… — Angelina dudo en hablar.—No te detengas ¡Continua! Porque quiero escuchar —la voz de Clara era de profunda molestia.—Mamá, júrame que no dirás nada.—¿Desde cuándo tenemos secretos?&mdash
La mansión estaba en calma, los hijos de los dueños aún no se despertaban. Clara le tocaba llevar el desayuno a la sala junto a Dimitri, ahí se encontraban Lord Greenwood junto a su esposa, también estaba la hermana de Lord Greenwood, Madeleine, con su esposo Lord Jeremy Lancaster, tomando su té y esperando para ser atendidos. Clara entró detrás de Dimitri junto al silencio que la caracterizaba ya cerca, bajó del carrito los platillos y se dispuso a colocarlos sobre la mesa sin siquiera ver a los señores de la casa.—¿Entonces el duque St Moritz se ha dejado ver otra vez? —Inquirió Gerald a Jeremy.—Si cuñado, Madeleine y yo lo vimos. Creo que se instaló aquí en Londres en su hermosa propiedad.—Definitivamente, dejó Suiza, ¿Y sigue siendo un hombre hermético? —preguntó Gerald, mientras tomaba un sorbo de su té.—Si hermano, se nota que no ha superado lo de la esterilidad de su esposa, luego de que la duquesa diera a luz un hijo muerto quedó incapacitada para engendrar —contestó Madel
Caden llevaba en su mano una fusta que comenzó a apretar con ambas manos, sintiendo una llama oscura cargada de todo el poder negativo y destructivo que se estaba gestando dentro de él, acrecentándose, dominando sus actos, entonces sintió la necesidad de hacerle daño a Michael. Lo deseo tanto que sin darse cuenta había apretado tanto la fusta que logró que le hiriese, al sentir el dolor reaccionó y solo así la soltó logrando calmarse. Alyssa también caminaba cerca del lugar junto a Emma, y vio cuando Angelina se despedía de Michael para ir rumbo a la cocina, ella al igual que su hermano Caden sintió odio, pero no por Michael, sino por Angelina. No pudo entender por qué sentía rabia de que Angelina hablara con Michael si al fin y al cabo él era un muchacho pobre; aun así, se descubrió así misma cuestionándose, se sentía atraída por el porte de aquel joven y eso la indignó jamás caería tan bajó, sus pensamientos se suspendieron cuando vio Angelina ya acercándose. La
—¡Son hermosos!—Lo mismo creo, pero mejor no nos acerquemos mucho, puede llegar su mamá —la sonrisa de Marianne se borró de repente.—¿Sucede algo?—Angelina, debes de cuidarte más de mi primo Caden que de la propia Alyssa.—Él me ha tratado mejor.—Caden es maligno… Peligroso.—¿Por qué lo dices?—Lo he visto torturar a animales, luego los mata y le saca las vísceras. —Angelina puso cara de horror —, él dice que son autopsias, está obsesionado con esos libros de anatomía humana que ha tomado de la biblioteca de mi tío y le ha pedido que le compren más —Angelina sintió algo extraño en su pecho y recordó el episodio de Zeus.
Angelina contemplaba como brillaban los diminutos cristales que adornaban la peineta en forma de mariposa que le había obsequiado Caden, mientras lo hacía recordaba las palabras de Marianne; sin embargo, lo que más la aterró fue el hecho de que Caden torturaba animales, entonces la imagen de aquella tarde cuando él quiso que mataran a su caballo le causo escalofríos, también recordó la mirada de Alyssa al verlo, ella pudo ver el miedo en Alyssa y como se doblegaba ante su hermano. Angelina trató de reprimir esos recuerdos; seguidamente otro temor se colocó en su pecho, y era el hecho de que temía a la reacción de su madre, algo que ya sabría. Clara entró como un vendaval en la habitación quitándose el delantal estaba tan aturdida que de momento no notó la hermosa peineta que Angelina llevaba en sus manos, fue luego de un rato que ella se dio cuenta de la delicada mariposa brillante en la mano de Angelina.—¡Angelina Elliot! ¿Me puedes decir quién te dio ese accesorio?—Mami no te mole
Clara se levantó con los primeros rayos del sol, no había podido dormir en toda la noche pensando en Branimir. Al llegar a la cocina, lo primero que hizo Clara aparte de colar el café fue asomarse por la ventana, necesitaba ver a Branimir, aunque sea pasar por ahí. Él siempre lo hacía para saludarla, pero esta vez no sucedió, Clara sintió una fuerte opresión el pecho, su desilusión fue corta, pues no le había dado tiempo de seguir saboreando la tormenta en su interior, Lady Jazmines había irrumpido en la cocina con una urgencia que se desbordaba por toda su anatomía. —Buenos días a todos —dijo la mujer apenas entro, Dimitri fue rápido hacia ella para ver la urgencia que la acosaba, Lady Jazmines le sonrío y con su característica y pulida educación le dijo que necesitaba hablar con Clara, todos giraron a verla y Dimitri enarco una ceja como el que dice ¿En qué problema te habrás metido? Clara se secó las manos con su delantal y siguió en si