Las damas de la casa junto a Lord Greenwood se habían acomodado en el balcón para degustar una taza de té, crema de leche y sándwiches de pepino en rodajas finas con jamón; también habían mandado a colocar una bandeja de pisos con algunas galletas junto a panecillos con mantequilla y mermelada. Lady Jazmines tomó un sorbo de su té mientras contemplaba a su nuera, notó que la dama estaba incómoda, incluso molesta, Lady Jazmines sabía el porqué de aquella actitud de Liza. —Querida nuera, te siento muy callada esta tarde ¿Sucede algo? —inquirió lady Jazmines con una sonrisa en sus labios. Gerald dejó de leer los papeles que sostenía y contempló a las dos mujeres, sabía que aquello era una antesala a un enfrentamiento, su madre era una mujer muy inteligente y sumamente perspicaz, y su esposa no se quedaba atrás, era dominante y de temperamento volátil. —Querida suegra, como siempre usted tan observadora —respondió Liza colocando su taza de té sobre la mesa y tomó una bocanada de aire par
Clara y su hija subían por la amplia escalera. Cada vez que Clara tenía que subir a los otros pisos no podía evitar que la fatiga se apoderara de ella, ascender por aquella escalera la cansaba; las curvas que dominaban el diseño de la estructura, la ponían de mal humor, en esos momentos envidiaba a Marie, cuyo único trabajo era estar en la cocina. Alyssa se encontraba en la parte más alta de la escalera, en ese momento se dio cuenta de que Angelina ascendía junto a su madre, ya se ubicaban por la mitad de la escalera. —Mi oportunidad ha venido más rápido de lo que espere —pensó la niña acariciando su inmensa gata angora de color blanco. —Hija, detente un momento, el broche de mi zapato se ha dañado —le informó Clara a Angelina, colocándose de un lado para verificar que le sucedía a la hebilla. Alyssa no desaprovechó la oportunidad de ver a Clara agachada a un lado revisando su zapato, y sin reflexionarlo dos veces le lanzó la gata a Angelina desde la altura que se encontraba con un
Clara corrió hacia la habitación, entró y se sentó al lado de la cama de su hija, seguidamente tomó su mano: —Debes reaccionar Angelina, recuerda que pronto será tu cumpleaños y debes ponerte ese hermoso vestido que te hice —. Clara acariciaba el rostro de su hija, sus lágrimas eran torrentes. La puerta sonó y al abrir Marie y Martina entraron como un vendaval para dar apoyó a su amiga. —¿Cómo ha sucedido esto? —gimió Marie al ver a Angelina inconsciente en la cama. —Ay Marie no sabría decirte ¡Todo fue tan rápido! Solo vi ese gato del demonio caer sobre mi hija desde las alturas, lanzándola escaleras abajo ¡Mi pobre hija si le sucede algo me muero con ella! —¡Cómo que el gato se le lanzó encima! Eso parece obra de esa niña malcriada de Alyssa. —¡Es mejor que no lo repitas! Te pueden echar si te oyen —reprendió Marie a Martina. —Lo digo porque he visto sus pataletas —Clara quedó en silencio, y un toque en la puerta c
Clara, se había acostado junto a su hija; la arrullaba y abrazaba aún con lágrimas en los ojos, y a su vez agradeciendo a Dios en silencio por haberla protegido de la maldad de otros.—Mamá ya no llores, yo estoy bien —aseguro la joven, no obstante, Clara no prestaba atención, solo continuaba besando su frente. Cerca de ellas, en un rincón de la habitación, el médico escribía las indicaciones y felicitaba a Angelina por su fuerza.—Debes de tener mucho reposo, pequeña, yo estaré dando vueltas para ver tu evolución —el médico miró su reloj y se dispuso a guardar sus cosas, Lady Jazmines apareció para verificar la evolución de la niña y para pagar los honorarios del galeno.—¿Está fuera de peligro? —preguntó rápidamente la dama apenas salió del cuarto con el doctor.—Tuvo suerte, pudo haber sido peor. —El rostro de Lady Jazmines se turbó y pensó en su nieta, no pudo evitar experimentar dolor en su alma, Alyssa se estaba convirtiendo en un monstruo, lo peor de la situación era que su madr
Días después. El cumpleaños de Angelina había llegado y con aquel día la calidez del verano, Lady Jazmines había estado muy al pendiente de la evolución de la niña, por suerte Liza y su esposo luego del incidente llevaron a sus dos hijos a una excursión junto a amigos de su familia incluyendo la hija menor de Lady Jazmín: Madeleine, que había llegado para quedarse una temporada. Madeleine tenía dos hijas, una de la edad de Alyssa y la otra menor por dos años. A Clara se le borró la sonrisa al recordar que su paz acabaría pronto, los hijos de los señores llegaban hoy, y se lamentó que los días pasaran tan rápido, por suerte ella no estaría, era su día libre, aunque fuese por unas horas.Horas más tarde. Angelina se contempló en el espejo con entusiasmo, atrás quedaban los días de dolor que le había provocado aquella caída por las escaleras, por lo menos su madre ya sonreía y eso era más que suficiente para ella ¡Su mejor regalo de cumpleaños!—Hay que aprovechar los breves ratos de
El ruido de un carruaje elegante que pasaba por la calle la sacó de su esfera y entonces ubicó su mirada en las damas que ocupaban el carruaje; eran dos jóvenes damas como de quince y dieciocho años. Las jóvenes llevaban vestidos de colores pasteles con sombrero a juegos, Clara sintió que a pesar de todo aquel lujo que adornaba a aquellas jovencitas no podía ver la gracia en ellas, hacía falta vida en aquellos atuendos que a pesar de estar confeccionados con las mejores telas no captaba su admiraron. —Puedo ayudarla Clara —esta vez Branimir se introdujo en su mutismo. —Disculpe Branimir, me he perdido en mis pensamientos —declaró con algo de torpeza. —No se preocupe, a mí me gustó analizar lo que pensaba. —¿Y qué cree que es lo que reflexionaba? —En sus sueños de diseñadora, de tener su propio taller de costura… Sus ojos no han dejado de contemplar el local que está en alquiler, luego observó las jóvenes damas que paseaban en el carruaje, sé que analizaba su vestuario y créame est
El amor es una vibración, el amor es una onda pura y totalmente beneficiosa que se conecta con el resto del mundo, crea lo que crea, sea quien sea. Ese sentimiento iba dando vueltas en la cabeza de Angelina, aunque por su corta edad aún no sabía cómo definir lo que experimentaba. Mientras caminaba rumbo a su habitación vio que los pasillos estaban desiertos, así que sintiéndose sola, sacó la caja de música que Michael le había obsequiado, dejando de lado lo que Michael le había aconsejado, pero la tentación era grande. Acarició los contornos de la hermosa caja de música, seguidamente abrió la tapa para ver la pareja danzando. Las mariposas acudieron a ella posándose en su estómago y ahí se quedaron un buen rato mientras su mente se despejaba despegándose de su cuerpo, elevándose más allá de los altos techos de la mansión Greenwood; entonces sintió que ella también tenía derecho al amor en esta tierra, y hasta más allá. Eso era un hecho innegable, así Liza Greenwood le dijese a su madre
Minutos más tarde.—¿Se puede saber dónde estaba? ¡Creí escuchar que Lady Jazmines te dijo que te vinieras al cuarto! —los reclamos por parte de Clara no se hicieran esperar, apena Angelina entro a la habitación —¿Quieres traernos más problemas?—Eso jamás madre, lo menos que deseo es perjudicarte.—Entonces ¿Por qué el retardo?—Lo siento madre, lo que sucedió es que… — Angelina dudo en hablar.—No te detengas ¡Continua! Porque quiero escuchar —la voz de Clara era de profunda molestia.—Mamá, júrame que no dirás nada.—¿Desde cuándo tenemos secretos?&mdash