CAPÍTULO XXXV
CAMBIO DE PLANES

MÍRIAM

Al terminar de ducharme y cambiarme, no dejo de admirar la habitación en la que estoy, ese sentimiento de paz y añoranza que me hizo descansar después de tantos años vuelve y me acompaña, para poder hablar con mi Papirrico lo más pronto posible, sé qué debo salir ya, así que al ir saliendo doy una última mirada en ella y cierro la puerta tras de mi.

Voy dando pequeños y lentos pasos por aquél pasillo, mientras voy caminando por mi casa, sí mi casa por qué ahora estoy más que segura que mi Papirrico la ha puesto así para mí, para nosotros, por que de nuevo a cada paso que doy por ella y con la luz del sol los detalles que no pude contemplar a gusto por la noche y por mi propia desesperación, en ella se nota que mi hombre ha puesto todo su amor por mi, mirando o mejor dicho admirando los pasillos, voy en busca de dónde se hallan nuestras habitaciones, si mal no recuerdo creo que no estoy muy lejos de ellas, cuando al fin me ubico puesto qué puedo divisar a lo l
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