CAPÍTULO LXX
IDENTIDAD DEL ENEMIGO

MIRIAM

A pesar de sentir la voz distorsionada, sabía que la había escuchado en algún momento de mi vida, con los datos que Ángelo me había a dado al respecto de la posible identidad del enemigo, mi cabeza y mente podía hacer rápido la conexión, traté de darle una cara a este enemigo y aún era muy difusa para mí.

Mientras trataba de darle la forma a la imagen que mi cabeza divisaba y conectarla con la voz, de repente la oscuridad de la habitación dio paso a un gran resplandor que se quedó como un parpadeo incesante haciendo que mis ojos ardieran y un pitido taladró en mis oídos, trataba de concentrarme manteniendo mis ojos cerrados, pero la habitación se volvió claustrofóbica, causándome intensos dolores, vértigos, una sensación de ahogo y vacío a la vez, esos horribles malestares eran tan intensos e insoportables que hicieron qué me envolviera sobre mi propio cuerpo, por qué tenía la sensación que terminaría cayendo al fondo de un precipicio.

No sé cuánto duró
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