CAPÍTULO LXXIV
MANTENER LA CALMA

JULIA

No quise seguir pensando que era ella, así que mientras calibraba en la cabeza quién era llamé a mis hombres con las indicaciones que había recibido de Ángelo, al pensar un poco en lo esquivo que estaba ese con la identidad de la persona a rescatar se me vino a la cabeza «¡Miriam!», dije de inmediato y la llamé, quiero está segura de que no es ella, claro que no es ella, la dejé bien protegida con Antone sé qué ese tonto de mi primo no la iba a dejar sola, mucho menos iba a permitir que algo malo le pasase.

Me preocupe en realidad cuando su celular me mandaba a buzón cada vez que le marqué, llamé a Antone y era lo mismo, «¡Que carajos está pasando aquí!», dije desesperada, mientras intento llamar a Ángelo de nuevo, pero todo era igual, de pronto en mi cabeza se comenzó a formar una película en cámara lenta de imágenes de mi Mujer Hermosa en peligro, y muchas hasta… «¡No nada de eso!, Ella está bien, se encuentra bien», me decía, mientras salgo de la oficina p
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