CAPÍTULO LII
SALVANDO UNA AMISTAD

Cuando Jhon terminó de desahogarse lo abracé, sabía que todo lo que me había dicho era cierto, yo ya lo había intuido de antes, en esa habitación donde pasé la noche que me enteré que mi Papirrico estaba vivo, ahora escucharlo de sus labios me ayudó a comprender y a perdonar, era lo que necesitaba para soltar lo que me duele, de ese modo sanar y seguir adelante.

Es cierto que nunca vi a Jhon como el hombre que me iba a llenar y satisfacer a plenitud, por qué desde el momento que conocí a mi Papirrico, él siempre fue quien llenaba mis pensamientos y mis noches frías y oscuras, de lo que estoy segura es que si hubiese tenido la oportunidad de conocernos antes de Antone, tal vez me hubiera fijado en él, en cambio siempre lo vi como mi hermano, como mi amigo, como mi refugio, y así lo seguiré viendo.

—Gracias amigo por decirme las cosas tal cual son, aunque un poco tarde—, le sonreí para que supiera que no había rencor.

—Pero gracias a ello, entendí que en ese ento
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