Por desgracia para Lilian, malinterpretó completamente el tono en aquellas palabras del señor Bell, porque se le acercó con la molestia retratada en el rostro.
—¡Elijah! ¡Qué bueno que apareces! ¡Por favor, pídele a seguridad que saque a estos dos! —demandó.
El hombre la miró con expresión incrédula.
—¿Y hay alguna razón convincente para que quieras empezar a echar a mis invitados, Lilian?
Elliot sintió que el cuerpo de Kali se tensaba y sabía que no era precisamente por la mujer, sino porque el escándalo había llegado al conocimiento del anciano.
—Le ofrezco una disculpa, señor Bell —se adelantó con tono seco—, al parecer a la señora Lilian le ha molestado que besara a mi esposa delante de todos.
Elijah Bell se inclinó hacia él y lo miró de ar
Kali no podía abrir los ojos, lo intentaba de verdad, pero tenía el cuerpo demasiado pesado. Sintió el roce suave de los dedos de Elliot sobre su costado y sonrió incluso en medio del sueño. La noche anterior se sentía como un completo huracán, recordaba algunas cosas, otras no… pero había algo… algo que simplemente no se le olvidaba.—Vamos, nena. Ya amaneció —susurró Elliot en su oído, intentando que se despertara—. Tienes que ir a la universidad. Vamos, levántate. —Le dio un beso en la mejilla y la vapuleó un poquito.—¿No puedo faltar hoy? —Ella hizo un puchero porque realmente no tenía ningunas ganas de pararse de la cama.—Nooooo. Ningún profesor te aceptará un justificante mío —se burló—. Ya sé que el sexo conmigo es adictivo pero todavía no pu
Elliot parecía una fiera enjaulada. Ni siquiera se había molestado en volver de nuevo a la oficina después de llevar a Kali a casa, pero verla dormir inquieta, sin llegar a descansar realmente, lo tenía sin sombra.Había intentado comer y había vomitado otras dos veces, y para Elliot estar ahí con ella, sujetarle el cabello o lavarle la cara no era suficiente.—¡Listo! Levántate, nos vamos al hospital —declaró cuando estaba casi anocheciendo, porque Kali parecía más una osa hibernando que una persona.—No, déjame, no es nada… —protestó ella, que no estaba de ánimo para abrir los ojos.—Oye, señorita, no era una sugerencia. Te vistes o te visto, pero tú y yo vam… —Elliot se interrumpió cuando sonó el timbre de la puerta, y protestó antes de ir a abrir—. ¿Qui
El rostro de Emma palideció. Había sentido el mismo golpe seco en el estómago cuando Lilian le había dicho que aquellas fotos de Elliot con una modelo de Sassy Girl no eran solo chismorreos infundados de la prensa amarillista, que la había llevado a un evento importante y que le había soltado en la cara que era su esposa.Pero Emma simplemente no podía creerlo. Elliot no era estúpido, no se habría enredado de esa forma con ninguna mujer. ¡Solo a ella le había tomado cinco años que le propusiera matrimonio! Al principio no le había creído aquella histeria a Lilian, pero la duda la había hecho subirse a un avión para ir a comprobarlo por sí misma.La forma en que Elliot había tratado a aquella chica cuando la había ido a buscar a la universidad la había enojado hasta el infinito y más allá, pero aun así, eso no qu
—Oye… Kali… ¡Kali! —La llamada de Elliot la hizo volver la cabeza, sacándola de sus pensamientos, y se dio cuenta de que ya estaban en el departamento, pero ni siquiera sabía cómo habían llegado allí.Respiró profundamente y se giró hacia Elliot, intentando conservar la ecuanimidad.—¿Qué pasa? —preguntó.Elliot se quedó mirándola por un momento, sin saber muy bien cómo abordarla.—Lamento lo que pasó. No quería que te enteraras de esa manera que Emma había regresado… —murmuró.—Sí, eso es evidente —respondió Kali sin una gota de emoción en la voz, pero Elliot sabía que aquello era un reproche en toda regla.—Solo quise evitarte el mal rato —intentó justificarse él—, igual que tú cuand
Para el momento en que Elliot llegó a la Universidad, ya era inútil intentar rastrear a Kali en medio de la turba de estudiantes. Intentó marcarle varias veces, pero las llamadas iban directamente al buzón de voz.Finamente desistió y se fue a las oficinas de Davies Inc, y a nadie le pasó desapercibido que empezaba su día con un humor terrible. Sin embargo, solo Valeria hizo un acto de valentía y se atrevió a colarse en su oficina.—¿Elliot?Su hermano la miró y en ese mismo momento Valeria supo algo iba realmente mal.—¿Qué está pasando? —preguntó llegando junto a él.Elliot dudó por un instante, pero después de todo no tenía caso ocultarlo.—Emma regresó.—¿Qué…? —El rostro de Valeria solo reflejaba desconcierto—. ¿Cómo
—¡Kali! —La voz de Valeria la sobresaltó y la muchacha dio un respingo, mientras salía de sus pensamientos—. Nena, ¿te sientes bien? Estás… ausente.Kali pasó una mano sobre su frente y negó con muy poca convicción.—No, Val… no es nada… No te preocupes —respondió.—Si te soy honesta hay un millón de cosas que me preocupan ahora, y Elliot y tú son la primera de ellas.Kali se acarició los brazos con un gesto protector, sin saber si debía preguntar o no, pero terminó haciéndolo.—¿Y qué es lo que te preocupa de nosotros?—Elliot me dijo que Emma regresó —murmuró Valeria y vio a Kali levantar las cejas en un gesto confuso. Sabía que la familia Davies era diferente, pero ella no estaba acostumbrada a tener tanta confidencialidad con&h
Si el cerebro de Elliot en ese momento era un volcán en erupción, el de Emma era una página en blanco. Había estado a punto de ponerse a gritar por aquella prueba, pero Elliot lo había hecho primero… ¿Por qué estaba gritando? ¿Por qué estaba preguntándole…?—Entonces ¿por esto volviste? —gruñó él mientras sus ojos se cristalizaban, moviendo con furia frente a su rostro la prueba que tenía en la mano—. ¿Volviste porque estás embarazada, es eso?Diez semanas… Emma tenía que haberse quedado embarazada justo antes de desaparecer de su vida, la pregunta era: ¿habría vuelto si no lo hubiera descubierto? Por alguna razón Elliot no creía otra cosa.—¡Te estoy haciendo una maldit@ pregunta Emma! —exclamó él, haciéndola reaccionar, y Emma dio u
Benedetti decía que ahí en el pecho, justo debajo de garganta, debía estar el alma, hecha un ovillo. Elliot estaba seguro de eso, y estaba seguro de que Kali lo sentía igual porque pasaron minutos, largos, tétricos, insoportables, en que ninguno de los dos fue capaz de decir nada. Si al menos hubiera gritado… Pero Kali solo parecía en shock. Muda. Inexpresiva. —Nena… —Repítelo —pidió Kali como si no pupera creerlo y él pudo ver la decepción, la incredulidad, el dolor y la desesperación en sus ojos, todo mezclado en la misma medida. Elliot pasó saliva y cerró los ojos por un segundo, intentando encajar aquello, y cuando los abrió, la muchacha los encontró aún más enrojecidos y brillantes. —Por eso fue que regresó —dijo él con un murmullo ahogado—. Porque está embarazada. Kali dio un paso atrás y se apoyó en el respaldo del muble que tenía más cerca mientras Elliot trataba de llegar a ella, pero no se atrevió a tocarla. Sentía qu