Marlene se despide y rápidamente entra en su apartamento, era una extraña sensación entre la fuerte atracción que sentía por José y que cada día se agudizaba más y la preocupación por la situación de Marlene…
Por su parte José se queda pensativo mientras se sienta en la sala de su apartamento para tomar un breve descanso. No puede creer que haya dejado escapar el momento de besar a Marlene… Lo que esta no sabía era el secreto tan bien guardado de José. Pero eso sería un punto a su favor que tarde o temprano utilizaría sabiamente. Marlene llega a la sala de su apartamento y piensa que necesita conseguir otro empleo adicional para trabajar en sus horas libres, ya que se le estaba haciendo muy difícil la manutención de sus dos hijas con ese bajo salario, y prepara su currículum y actualiza todos sus documentos en la PC, y en ese momento recibe una llamada telefónica– aló, buen día. ¿Quién habla?– muy buen día, ¿Marlene?– si soy yo. ¿Quién habla? Preguntó de nuevo Marlene.– Soy yo Enrique, disculpa que te moleste en tu tiempo libre. Quería saber si podrías acompañarme a Caracas y así compartimos un día diferente lejos de la misma rutina del colegio y de las obligaciones.– conchale Enrique... Me agarraste desprevenida. La verdad no sabría qué decirte. Pero...En ese instante la interrumpe él, diciéndole– y es más... Te daré 2 opciones. La primera te vienes sola conmigo y pasamos un día diferente, compramos algunas cosas, comemos algo, vamos al cine, y luego te llevo de vuelta a tu casa como debe ser; o si no también te traes a las niñas y podemos ir a un parque para que se distraigan todas que también le debe hacer mucha falta a ellas y de seguro será un día espectacular. Tú decides, pero no acepto un no por respuesta.Marlene, luego de soltar una gran carcajada, le responde.– ¿es decir; que no tengo más alternativas?– eso es correcto, es un sí o un sí...–bueno, en ese caso acepto la segunda opción si tú no tienes ningún problema, me encantaría ir con mis hijas.– perfecto, mejor imposible. Solo quiero pasar un día diferente ameno y en mi mente no vino otra persona ideal para eso que no fueses tú. Dijo Enrique.Marlene un tanto sorprendida, con el corazón acelerado y ruborizada, se alegra de no tenerlo al frente para que no se diera cuenta, se queda callada por un instante pensando qué grata es esa sorpresa y más que nunca espero un gesto tan caballeroso de su parte. Ante el silencio él exclama– aló, ¿estás allí? Aló...– si, si Enrique estoy aquí. De verdad debo confesarte que no esperaba este gesto tan bonito de tu parte, muchas gracias por la invitación.–no te preocupes Marlene, no tienes nada que agradecerme, más bien estoy sorprendido de que alguien como tú, aceptará una invitación mía, en mi mente solo veía un rechazo asegurado de tu parte ante mi propuesta.– y... ¿Por qué dices eso?– es que te ves muy rígida, una mujer totalmente impenetrable dedicada a sus hijas y a su trabajo por completo, eso fue lo que me hizo pensar que me rechazarías.– bueno... Debo admitir que tienes muchísima razón, hace mucho tiempo atrás que no aceptaba ninguna invitación, y no porque no me las hagan, sino por qué no me inspiran confianza y además de eso estoy concentrada en cuerpo y alma en sacar a mis hijas adelante.– te entiendo Marlene. Y créeme que eso te hace una mujer maravillosa, digna de admiración. Pero bueno... Ya mañana conversaremos mucho mejor en persona y con más calma ¿Te parece?– si perfecto. Nuevamente gracias.– listo, entonces nos vemos mañana a las 8:00 am paso por ustedes.– Está bien acá te esperamos. Enrique está en su casa, inmensamente feliz, pues no se imaginó nunca que su amiga Marlene siendo tan estricta consigo misma se diera la oportunidad de pasar un día diferente a su lado y aún más compartir con sus hijas que es lo más preciado que ella tiene. Eso significaba una oportunidad invaluable para él, ese era su momento de ganarse su confianza y comenzar a conquistar su corazón. Él estaba dispuesto a todo por ella, bien sabía que no era una mujer común, de esas que se consiguen por doquier. Por su parte Marlene, tenía una extraña sensación de alegría y de ansiedad que hace mucho tiempo no sentía. Pero por supuesto, esto era algo normal después de pasar tantos años sola con sus hijas dedicadas a ellas y a su casa, sin pensar siquiera en la remota probabilidad de que nuevamente alguien más se fijara en ella y mucho menos la invitará a salir con sus hijas. Ese fue un detalle que sin duda alguna, le suma puntos a Enrique, bien puede que haya sido un gesto desinteresado efectivamente o solo era una muy buena muestra de inteligencia al no irse de bruces. De cualquier manera ella se merecía pasar un día diferente y él se había mostrado muy atento y amable con ella así que no había motivo para rechazarlo. Solo esperaba que este no la decepcionara, pues sería extremadamente frustrante que después de tanto tiempo sin darse la oportunidad de compartir una salida con alguien, no fuese lo que esperaba. En realidad Marlene no esperaba mucho, solo respeto, un poco de caballerosidad, una buena comunicación y tal vez hasta un poco de empatía, es decir; alguien que de verdad la entendiera y no que se acercará a ella con el más bajo de los intereses solo buscándola como un objeto sexual o porque viera en ella una gran mujer a quien cualquier hombre le gustaría tener a su lado Es así como ella se acerca a sus hijas, quienes se encontraban descansando en su habitación viendo una comiquita y les dice– hijas mías, mami les tiene una gran noticia, que de seguro les encantará. Luego se queda callada dejándolas en incógnito, pero su hija mayor, con gran curiosidad le pregunta.–¿qué cosa es mamita? ¿Qué noticia es esa que nos tienes, anda dinos?– bueno les informo que mañana tendremos que salir un poco temprano.– pero mañana es sábado mamá. ¿Para qué vamos a levantarnos tan temprano? Dice Chiquinquirá. Ya sabes que me gusta dormir hasta tarde. A lo que Marlene responde con algo de ironía mostrando una sonrisa pícara–está bien, no hay problema, en ese caso entonces te puedes quedar y yo iré sola con tu hermana Estefanía a la capital donde iremos a comer, disfrutar de un enorme parque y pasar un día genial y diferente con mi amigo Enrique, y pues pensé que te gustaría ir...– ayyyy mamita. Si es así, habérmelo dicho antes. Desde luego que quiero, y es más me encantaría. Al fin pasaremos un día maravilloso después de tanto tiempo sin salir. Respondió Chiquinquirá mientras la abraza fuertemente y la besa, junto a la pequeña Estefanía que no se quedaba atrás y de un salto se unió al caluroso abrazo, todas llenas de alegría. Todo parecía marchar bien, y que su vida comenzaba a tomar un poco de color, luego de haber pasado gran parte de sus días en un mundo gris solo lleno de obligaciones y mucho trabajo, pero para ella no era molestia, ya que el ver a sus hijas bien le recompensaba a Marlene cada esfuerzo que ella hacía. Es así como ansiosas esperan que llegue ese gran día...Llegó el amanecer y con él, el día tan esperado por ellas, el día en que saldrían con Enrique a pasar un día diferente a la Capital. Se levanta Marlene, comienza hacer el desayuno para todas y mientras tanto llama a sus niñas para que se vayan levantando y se alisten mientras ella prepara todo, dando chané de que llegue Enrique en búsqueda de ellas. Es así como al cabo dé un par de horas a eso de las ocho de la mañana, ya debidamente vestidas y desayunados se encuentran a la espera solo de que vengan por ellas, y en eso escuchen que tocan la puerta, no podían aguantar la alegría, sobre todo la pequeña Estefanía que por estar tan pequeña, solo pensaba en jugar y divertirse. Marlene se aproxima a la puerta y la abre, diciendo: – hola Enrique, ¿cómo estás? Muy buenos días. – Muy buenos días, Marlene. Es un gusto verte de nuevo. ¿Cómo estás? – excelente, ya estamos listas.– ¡genial! Entonces vamos, no hay tiempo que perder, nos espera un día maravilloso. –vamos niñas. Dic
Luego de cenar, se dirigen al estacionamiento y van de regreso a la casa. Al llegar Enrique muy gentil y caballerosamente las acompaña hasta la puerta de su casa. Despidiéndose – fue un honor para mí haber compartido con ustedes el día de hoy. Muchas gracias Marlene. – no tienes nada que agradecer. Fue un día maravilloso y en tal caso somos nosotras quienes debemos agradecer. – por favor piensa bien lo que hablamos, te aseguro que no te arrepentirás... Dice Enrique mientras la abraza y le da un beso en la mejilla. – te prometo que lo pensaré... Dice Marlene mientras le corresponde el abrazo aboyándose en su pecho brevemente. Luego se retira y entra a su apartamento dejando que Enrique se marche. Marlene se sentía feliz junto a sus niñas, tenían mucho tiempo que no la pasaban tan bien. Luego de cambiarse y echarse una ducha las niñas se dirigen a su habitación mientras que Marlene se acuesta en su recámara y ya envuelta en la oscuridad y el silencio de la noche, no para de p
Capítulo I Era un día como cualquier otro en la vida cotidiana de Marlene, ella era una mujer trabajadora, dedicada a la docencia, dando clases en unos de los colegios públicos más reconocidos de aquel lugar, un pueblito que se encontraba en el interior del país. Marlene se levanta temprano y se preparaba para ir a trabajar, pero no sin antes dejarle todo listo a sus dos hijas, Chiquinquirá y Estefanía . Pues ella, acostumbraba levantarse a altas horas de la madrugada para alistar todas las cosas y ya dejarles el desayuno listo bien tapado en su mesa del comedor como cada mañana para cuando ellas se levantaran. Al salir de su casa, se encuentra con la sorpresa de que su vecino de al frente, quien siempre se mostró muy buen amigo y colaborador, buen vecino como pocos, se estaba mudando y se estaba sacando todas sus cosas de su apartamento para subirlas al camión de la mudanza. Vaya, esto si que fue una sorpresa para Marlene, ya que él, si le había comentado que querí
CAPITULO II Marlene se acerca a la puerta y al abrir, no sé imaginaba lo que se iba a encontrar... – buenas tardes. ¿Señora Marlene?Ella queda atónita antes ese cuerpo escultural que parecía tallado por los mismísimos ángeles y esos ojos azules achinados que la miraban fijamente con una hermosa sonrisa que enmarcaba el rostro de aquel catire que tocaba su puerta. – disculpe, ¿es usted la señora Marlene? Pregunta nuevamente aquel atractivo hombre. – sí, sí, soy yo. Responde ella titubeando con voz temblorosa. Él se sonroja un poco, y se presenta tendiendo su mano al frente.– ¿en que puedo ayudarle? preguntó ella. – mucho gusto, yo soy José, su nuevo vecino de al frente. El antiguo propietario me hablo muy bien de usted, por eso he venido a presentarme. – ah ok. Entiendo. Mucho gusto. Es un placer conocerlo. Bueno acá estamos humildemente a la orden para lo que necesiten. Respondió Marlene. Ella estaba impactada ante el físico tan atractivo de aquel hombre, pero
Capítulo III En ese momento Marlene atiende la llamada – hola, ¿Quién habla? – hola Marlene. Soy yo, el profesor Enrique, tu compañero de trabajo. Quería saber cómo llegaste a tu casa. Ella sorprendida por la llamada, responde. – Bien afortunadamente. Ya estoy al fin descansa do un poco. Y... ¿Tú, cómo estás? – bien, pero la verdad me quede muy pendiente de ti.–¿Si? ¿Y eso por qué?– pude darme cuenta de que te llamaron a la dirección y todos ellos te encerraron allí. ESO es de muy mal gusto, y yo sé por todos los años que llevo trabajando en esa escuela, que cuando hacen eso, es para presionar a alguien, e incluso he podido notar cómo siempre te llaman la atención y nunca están conformes con nada de lo que haces. – oye, nunca me percate de que te fijas en lo que estaba sucediendo. Dice Marlene – pues si, pero eso es normal allí cada que vez que llega alguien nuevo, le hacen la vida de cuadritos si esa persona simplemente no es una lambiscona. – ya veo, pero conmigo se
En ese preciso momento José se regresa y sale corriendo en búsqueda de Marisol a ver qué había sucedido y el por qué del grito. Abre la puerta rápidamente y al entrar encuentra a Marisol tendida en piso inconsciente. Es allí donde la carga y la lleva sin perder tiempo al hospital tomando un taxi. Al entrar al hospital ingresa a Marisol corriendo por el área de emergencia en donde de manera inmediata es asistida por el personal médico que se encontraba de guardia en el lugar, pero en eso, le dice el doctor a José – es necesario que se retire del área de emergencia y vaya a la sala de espera mientras nosotros atendemos a la paciente. – no, yo no pienso dejará mi esposa sola. Respondió José – ella no está sola, está en muy buenas manos. Pero los familiares de los pacientes no pueden permanecer acá. Le agradezco y cooperé o tendré que llamar al personal de seguridad. – de acuerdo, estaré al pendiente, doctor... Por favor no dudé en avisar si necesitan algo. Es así como transcu