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Capítulo V. UN POCO DE COLOR

Marlene se despide y rápidamente entra en su apartamento, era una extraña sensación entre la fuerte atracción que sentía por José y que cada día se agudizaba más y la preocupación por la situación de Marlene…

Por su parte José se queda pensativo mientras se sienta en la sala de su apartamento para tomar un breve descanso. No puede creer que haya dejado escapar el momento de besar a Marlene… Lo que esta no sabía era el secreto tan bien guardado de José. Pero eso sería un punto a su favor que tarde o temprano utilizaría sabiamente.

Marlene llega a la sala de su apartamento y piensa que necesita conseguir otro empleo adicional para trabajar en sus horas libres, ya que se le estaba haciendo muy difícil la manutención de sus dos hijas con ese bajo salario, y prepara su currículum y actualiza todos sus documentos en la PC, y en ese momento recibe una llamada telefónica

– aló, buen día. ¿Quién habla?

– muy buen día, ¿Marlene?

– si soy yo. ¿Quién habla? Preguntó de nuevo Marlene.

– Soy yo Enrique, disculpa que te moleste en tu tiempo libre. Quería saber si podrías acompañarme a Caracas y así compartimos un día diferente lejos de la misma rutina del colegio y de las obligaciones.

– conchale Enrique... Me agarraste desprevenida. La verdad no sabría qué decirte. Pero...

En ese instante la interrumpe él, diciéndole

– y es más... Te daré 2 opciones. La primera te vienes sola conmigo y pasamos un día diferente, compramos algunas cosas, comemos algo, vamos al cine, y luego te llevo de vuelta a tu casa como debe ser; o si no también te traes a las niñas y podemos ir a un parque para que se distraigan todas que también le debe hacer mucha falta a ellas y de seguro será un día espectacular. Tú decides, pero no acepto un no por respuesta.

Marlene, luego de soltar una gran carcajada, le responde.

– ¿es decir; que no tengo más alternativas?

– eso es correcto, es un sí o un sí...

–bueno, en ese caso acepto la segunda opción si tú no tienes ningún problema, me encantaría ir con mis hijas.

– perfecto, mejor imposible. Solo quiero pasar un día diferente ameno y en mi mente no vino otra persona ideal para eso que no fueses tú. Dijo Enrique.

Marlene un tanto sorprendida, con el corazón acelerado y ruborizada, se alegra de no tenerlo al frente para que no se diera cuenta, se queda callada por un instante pensando qué grata es esa sorpresa y más que nunca espero un gesto tan caballeroso de su parte. Ante el silencio él exclama

– aló, ¿estás allí? Aló...

– si, si Enrique estoy aquí. De verdad debo confesarte que no esperaba este gesto tan bonito de tu parte, muchas gracias por la invitación.

–no te preocupes Marlene, no tienes nada que agradecerme, más bien estoy sorprendido de que alguien como tú, aceptará una invitación mía, en mi mente solo veía un rechazo asegurado de tu parte ante mi propuesta.

– y... ¿Por qué dices eso?

– es que te ves muy rígida, una mujer totalmente impenetrable dedicada a sus hijas y a su trabajo por completo, eso fue lo que me hizo pensar que me rechazarías.

– bueno... Debo admitir que tienes muchísima razón, hace mucho tiempo atrás que no aceptaba ninguna invitación, y no porque no me las hagan, sino por qué no me inspiran confianza y además de eso estoy concentrada en cuerpo y alma en sacar a mis hijas adelante.

– te entiendo Marlene. Y créeme que eso te hace una mujer maravillosa, digna de admiración. Pero bueno... Ya mañana conversaremos mucho mejor en persona y con más calma ¿Te parece?

– si perfecto. Nuevamente gracias.

– listo, entonces nos vemos mañana a las 8:00 am paso por ustedes.

– Está bien acá te esperamos.

Enrique está en su casa, inmensamente feliz, pues no se imaginó nunca que su amiga Marlene siendo tan estricta consigo misma se diera la oportunidad de pasar un día diferente a su lado y aún más compartir con sus hijas que es lo más preciado que ella tiene.

Eso significaba una oportunidad invaluable para él, ese era su momento de ganarse su confianza y comenzar a conquistar su corazón. Él estaba dispuesto a todo por ella, bien sabía que no era una mujer común, de esas que se consiguen por doquier.

Por su parte Marlene, tenía una extraña sensación de alegría y de ansiedad que hace mucho tiempo no sentía. Pero por supuesto, esto era algo normal después de pasar tantos años sola con sus hijas dedicadas a ellas y a su casa, sin pensar siquiera en la remota probabilidad de que nuevamente alguien más se fijara en ella y mucho menos la invitará a salir con sus hijas.

Ese fue un detalle que sin duda alguna, le suma puntos a Enrique, bien puede que haya sido un gesto desinteresado efectivamente o solo era una muy buena muestra de inteligencia al no irse de bruces.

De cualquier manera ella se merecía pasar un día diferente y él se había mostrado muy atento y amable con ella así que no había motivo para rechazarlo. Solo esperaba que este no la decepcionara, pues sería extremadamente frustrante que después de tanto tiempo sin darse la oportunidad de compartir una salida con alguien, no fuese lo que esperaba.

En realidad Marlene no esperaba mucho, solo respeto, un poco de caballerosidad, una buena comunicación y tal vez hasta un poco de empatía, es decir; alguien que de verdad la entendiera y no que se acercará a ella con el más bajo de los intereses solo buscándola como un objeto sexual o porque viera en ella una gran mujer a quien cualquier hombre le gustaría tener a su lado

Es así como ella se acerca a sus hijas, quienes se encontraban descansando en su habitación viendo una comiquita y les dice

– hijas mías, mami les tiene una gran noticia, que de seguro les encantará. Luego se queda callada dejándolas en incógnito, pero su hija mayor, con gran curiosidad le pregunta.

–¿qué cosa es mamita? ¿Qué noticia es esa que nos tienes, anda dinos?

– bueno les informo que mañana tendremos que salir un poco temprano.

– pero mañana es sábado mamá. ¿Para qué vamos a levantarnos tan temprano? Dice Chiquinquirá. Ya sabes que me gusta dormir hasta tarde.

A lo que Marlene responde con algo de ironía mostrando una sonrisa pícara

–está bien, no hay problema, en ese caso entonces te puedes quedar y yo iré sola con tu hermana Estefanía a la capital donde iremos a comer, disfrutar de un enorme parque y pasar un día genial y diferente con mi amigo Enrique, y pues pensé que te gustaría ir...

– ayyyy mamita. Si es así, habérmelo dicho antes. Desde luego que quiero, y es más me encantaría. Al fin pasaremos un día maravilloso después de tanto tiempo sin salir. Respondió Chiquinquirá mientras la abraza fuertemente y la besa, junto a la pequeña Estefanía que no se quedaba atrás y de un salto se unió al caluroso abrazo, todas llenas de alegría.

Todo parecía marchar bien, y que su vida comenzaba a tomar un poco de color, luego de haber pasado gran parte de sus días en un mundo gris solo lleno de obligaciones y mucho trabajo, pero para ella no era molestia, ya que el ver a sus hijas bien le recompensaba a Marlene cada esfuerzo que ella hacía.

Es así como ansiosas esperan que llegue ese gran día...

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