CAPÍTULO 28
—Es un considerable desprendimiento de placenta —declaró el médico que atendió a Emilia y al ver a la joven fruncir el entrecejo, Alejandro se preocupó.

—¿Eso es muy grave? —preguntó el hombre comenzando a sentirse aterrado.

—Podría serlo, pero considero que, teniendo en cuenta la condición del feto y de la madre, el reposo nos ayudará a controlarlo —declaró el médico—, puede hacer reposo absoluto en su casa, pero, de preferencia, me gustaría que estuviera algunos días en el hospital, para un mejor monitoreo y poder reaccionar de mejor manera en caso de una emergencia.

Alejandro asintió, y Emilia hizo lo mismo cuando él la miró como preguntando por su opinión, entonces el hombre cuestionó si podía ser trasladada a la ciudad, pues, de preferencia, le gustaría que ella estuviera en un lugar donde su abuelo la pudiera visitar.

Luego de semejante declaración, ella no pudo negarse a lo que más bien parecía una petición, y se dejó trasladar al hospital que Alejandro eligió, a donde mandó lla
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