¿Qué pasará después? Gracias por leer
ELIZABETH.La confesión que le hice a Nick sobre mi pasado me había aliviado un poco, pero no lo suficiente. Había compartido la historia de cómo había llegado a adoptar a Ela, pero la culpa y el miedo seguían pesando sobre mí, especialmente la verdad sobre Callie, que aún ocultaba. A pesar de que Nick me había consolado y había prometido que siempre estaría a mi lado, no podía sacudirme la sensación de que algo oscuro se cernía sobre nosotros, amenazando con destruir todo lo que habíamos construido juntos.Los días siguientes a nuestra conversación fueron tensos. Nick y yo continuamos con nuestras rutinas, pero había una distancia entre nosotros que ninguno de los dos sabía cómo superar. A pesar de que él intentaba mostrarse paciente y comprensivo, yo me encontraba constantemente distraída, sumergida en mis propios pensamientos y preocupaciones.Sabía que tenía que mantenerme enfocada, especialmente con la redada que se avecinaba para atrapar al Diablo. Sin embargo, no podía dejar de
ELIZABETH.El día había llegado. Después de meses de tratamientos, exámenes, y noches sin dormir, finalmente era el momento de llevar a Ela a casa. Mi corazón estaba lleno de gratitud y alivio, pero también de nerviosismo. Había tanto que temía, tanto que aún estaba por resolver, pero hoy no quería pensar en eso. Hoy, solo quería celebrar la vida de Ela, su valentía, y la oportunidad que teníamos de seguir adelante como una familia.Cuando entré en la habitación de Ela, la encontré radiante, vestida con una camiseta nueva que había elegido especialmente para su gran día. Su pulsera, la que Nick y yo le habíamos regalado en Navidad, brillaba en su muñeca mientras ella daba vueltas emocionada, mostrando una energía que me llenaba de esperanza.—¡Mamá Lizzy! ¡Nick! ¡Hoy me voy a casa! —gritó, corriendo hacia nosotros y lanzándose a mis brazos.La rodeé con mis brazos, besando su cabeza.—Sí, mi amor. Hoy te vas a casa. Estoy tan orgullosa de ti —le susurré, sintiendo cómo mis ojos se llen
NICK.El amanecer en nuestra nueva casa se sentía diferente a cualquier otra mañana que hubiera experimentado en años. No era solo el hecho de estar en un lugar nuevo, sino la sensación de hogar que había construido con Elizabeth y Ela. Me desperté con una sonrisa, sintiendo el calor del cuerpo de Elizabeth a mi lado, su piel suave y cálida bajo la fina sábana que apenas la cubría.Me quedé observándola por un momento, dejando que la paz de ese instante me envolviera. Había algo tan puro y sereno en verla dormir, sus respiraciones suaves, el ligero movimiento de su pecho mientras respiraba. Me incliné hacia ella y la abracé suavemente, besando su hombro desnudo. Se movió ligeramente, un pequeño suspiro escapó de sus labios, pero no se despertó.Quería quedarme ahí, en la cama, junto a ella, pero sabía que era el momento de empezar el día. Ela seguramente se despertaría pronto, llena de energía y emoción por explorar más de nuestra nueva casa. Con cuidado, me deslicé fuera de la cama y
NICKDespertar en nuestra nueva casa con Elizabeth y Ela a mi lado era todo lo que siempre había querido. Sabía que la situación con el padrastro de Elizabeth iba a ser difícil, pero estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para proteger a mi familia. Mientras observaba a Elizabeth dormir, envuelta en el suave resplandor de la mañana, no podía evitar sonreír. A pesar de todo lo que habíamos enfrentado, estábamos juntos. Y eso me daba la fuerza para enfrentar cualquier cosa.Me levanté con cuidado, intentando no despertarla, y bajé a la cocina para empezar el día. Mientras preparaba café, mi mente volvía a la demanda que habíamos recibido. Sabía que era un golpe bajo, una táctica desesperada de un hombre que no merecía estar en la vida de Elizabeth ni en la de Ela. Pero también sabía que no podía subestimarlo.Mientras preparaba el desayuno, me aseguré de revisar los correos que Carla, mi amiga abogada, me había enviado. Ella se estaba encargando de la contrademanda y me mantenía
ElizabethEl día había llegado, y todo lo que habíamos temido estaba a punto de desarrollarse en la sala del tribunal. Mientras caminaba hacia la corte con Ela de la mano, sentía cómo el miedo se apoderaba de mí. Mi corazón latía con fuerza, y mis pensamientos estaban desordenados. Por un lado, sabía que tenía que mantener la calma y ser fuerte por Ela; por otro, no podía evitar sentirme aterrada de que todo lo que habíamos luchado por construir se desmoronara.Ela, inocente y ajena a la gravedad de lo que estábamos enfrentando, se aferraba a mi mano con confianza. Nick caminaba junto a nosotras, su presencia firme me daba una sensación de seguridad que necesitaba desesperadamente. Mientras nos acercábamos al edificio del tribunal, sentí que mi respiración se volvía cada vez más superficial, hasta que vi algo que me hizo detenerme.Justo frente a la entrada de la corte, estaban mis compañeros de la comisaría. Todos ellos. Warren, Carla, y los otros oficiales se habían tomado el día lib
ElizabethEl eco de las palabras de la jueza aún resonaba en mi mente mientras salíamos del tribunal. La custodia completa de Ela era mía. Habíamos ganado. Samuel estaba siendo llevado a prisión para enfrentar los cargos que había evadido durante tantos años. Pero lo más importante, Ela estaba a salvo. Ella y yo, junto con Nick, podíamos empezar a construir una vida juntos sin la sombra de Samuel acechándonos.Al salir del tribunal, sentí el aire fresco golpearme la cara. Por primera vez en mucho tiempo, respiré hondo, como si una montaña hubiera sido retirada de mi pecho. Nick estaba a mi lado, con Ela entre nosotros, su pequeña mano agarrada a la mía. Miré a Nick, que me devolvió una sonrisa de alivio y orgullo.—Lo hiciste, Elizabeth —dijo suavemente, su voz estaba llena de admiración—. Pasaste por esto y saliste más fuerte.Asentí, sintiendo cómo las lágrimas se acumulaban nuevamente, pero esta vez eran lágrimas de alivio. Miré a Ela, que observaba todo con una mezcla de confusión
ElizabethHabían pasado semanas desde que logramos ganar la custodia de Ela y finalmente pudimos respirar un poco de paz. Sin embargo, esa paz se veía amenazada nuevamente por el plan que habíamos trazado para capturar al Diablo, el hombre que había sido una figura sombría y peligrosa en mi vida durante tanto tiempo. Sabía que este enfrentamiento era inevitable, pero no podía evitar sentirme asustada por lo que estaba por venir.La redada estaba programada para esa noche. Habíamos estado monitoreando la guarida del Diablo durante días, esperando el momento perfecto para atacar. Sabíamos que él se estaba quedando sin opciones y que pronto estaría acorralado. Todo lo que habíamos planeado, todo el trabajo que habíamos hecho, culminaba en esta noche.Nick y yo estábamos en la comisaría, revisando los detalles del operativo. Aunque habíamos trabajado juntos en muchas operaciones antes, esta era diferente. Esta vez, la carga emocional era demasiado grande, tanto para él como para mí. Sabía
ElizabethLa puerta se cerró con un golpe seco detrás de Nick, dejando un silencio frío en la sala de interrogatorios. No podía moverme, ni siquiera podía respirar. Las palabras de Nick resonaban en mi mente, una y otra vez, como un eco que no se desvanecía: "Me mentiste, Elizabeth. Me mentiste todo este tiempo".Me desplomé en la silla, sintiendo como si todo el peso del mundo se hubiera acumulado sobre mis hombros. Las lágrimas seguían fluyendo, pero no tenía fuerzas para detenerlas. El Diablo, aún esposado a la mesa, me observaba con una sonrisa satisfecha en su rostro, como si hubiera logrado exactamente lo que quería.—Sabía que esto saldría a la luz tarde o temprano, Lizzy —dijo en un tono que mezclaba lástima y burla—. Nick es un buen hombre, pero nunca te entenderá como yo lo hago.Quería gritar, golpearlo, hacerle daño por lo que acababa de hacer. Pero no tenía fuerzas. Toda mi energía se había desvanecido en el momento en que Nick había dejado la sala. Me sentía vacía, rota,