MADRE MÍA SANTAAAAAA, POR FIIIIIINNNN. Ay, chicas, mi corazón estaba súper acelerado y estaba temblando mientras escribía este capítulo. Joder, hasta yo siento la puta tensión que los envuelve. Espero les haya gustado este capítulo, tanto como a mi me gustó escribirlo. Preguntas, preguntosas. ¿Qué creen que haya pensado Kelly cuando los descubrió? ¿Por qué creen que Holly este tan frustrada con Camila? ¿Qué creen que vaya a suceder a partir de aquí? Las leo en comentarios. Gracias por su apoyo. Si les gusta la historia no olviden votar y comentar. ¡Feliz y próspero año para ustedes! Les quiere: -DarkLove♡.
Camila:Sentir sus labios moviéndose sobre los míos, era la menor de mis preocupaciones en este momento. El problema mayor era que la barrera entre nosotros se había derrumbado por completo. Estábamos jodidos.Lo peor, es que no quería que se detuviera, quería más, mi cuerpo ansiaba su calor, anhelaba que me tocará como él sabía hacerlo, porque podía apostar que nadie en mi caótica existencia, jamás iba a poder tocarme como él lo hacía.El beso era lento, pero profundo... Y aunque nunca había besado a nadie, intentaba mantener el ritmo para no parecer una completa novata.Aunque si lo era.Mis manos viajan hacia su cabello. Él se aferra a mi cintura con fuerza y puedo sentir su dureza.Era muy tarde para detener lo que jamás debió empezar, porque las llamas ya nos estaban consumiendo y cuando todo terminará, no quedarían ni las cenizas.El fuego que nos envolvía era tan poderoso que podía sentirse incluso a la distancia. Kelly tenía razón, la tensión que había entre nosotros era abisma
Chase:Cuando llegamos al despacho, Mazón había solicitado hablar en privado conmigo, por lo que los chicos se quedaron en el pasillo, esperando.Me sentía nervioso, puesto que muy en el fondo, sabía que algo no saldría bien de está situación.—Toma asiento. —ordena fríamente.Acato su orden.Él me mira directamente a los ojos, con una frialdad que jamás había visto en él, al menos no conmigo ni con los otros del equipo.—Una guerra esta por iniciar. Una pelea por nuestro territorio. ¿Sabes por qué cedí a desatar el caos? —pregunta, manteniendo ese semblante sombrío.Niego en respuesta.—Para mantener la paz entre clanes hay únicamente 2 opciones: matrimonio arreglado o una sangrienta guerra. No pienso casar a ninguna de mis dos hijas con los miserables de la familia Clark. —menciona disgustado.—Un matrimonio arreglado es la perdición para una mujer. —comento.Intento averiguar hacía donde va está plática, pero no se me ocurre una idea clara.—Así es. Yo, más que nadie, sabe lo que es
Camila:Sabía que después podría arrepentirme de mis palabras, pero ya no importaba. Habíamos traspasado todos los límites. Él ya se había apoderado de mis primeras experiencias, entonces, con él debía vivir todas las que faltan. No me gustaría estar con alguien más, después de todo lo que él me estaba haciendo sentir.Lo observo con cautela, esperando una respuesta.Una sonrisa ladina se dibuja en sus labios.—Ya conoces la respuesta, bambi.—Pero con una condición. —sentencio.Me mira expectante y su sonrisa se vuelve más ancha.—¿Cuál?—No volverás a estar con ninguna otra mujer que no sea yo. —declaro, sin rodeos.El ríe divertido.—No he estado con ninguna otra mujer desde el momento en que me rendí ante ti.Aquellas palabras me hicieron sonreír como toda una estúpida. ¡Mierda! ¿En qué momento llegamos a este punto? Lo odiaba con intensidad, ¿En qué momento caí en este espiral de deseo?El sonido de un teléfono interrumpe nuestro momento.Chase atiende la llamada.—Comente, jefe.
Camila:Rara vez llegaba a casa a dormir. Mi semana se basaba en estar al pendiente de la distribución de mercancía en sus respectivos puntos, por lo que tenía que estar hospedándome en diferentes hoteles cada día. Mi trabajo es sumamente demandante, por lo que se me exige salir de la ciudad para llevarlo a cabo.Mis únicos días libres son los fines de semana, y cuando llego a casa los viernes por la noche lo único que deseo es descansar. ¿Cuál es el impedimento? Mi vecino y sus insoportables fiestas cada maldito fin de semana.Desde los 3 meses que llevo viviendo en este condominio porque supuestamente es demasiado tranquilo, jamás me he topado con ese personaje que me hace mis días libres tan miserables.Usualmente cuando llego a casa sus fiestas apenas van a iniciar, por lo que desde que cruzo la puerta de mi hogar, sé lo que me espera toda la noche, poniéndome así de mal humorEsas fiestas suyas inician a las 8 pm y terminan hasta el amanecer, con música en vivo a un volumen insan
Camila:Cuando era tan solo una adolescente de 13 años, me vi en la necesidad de huir de mi hogar. Mis padres son unos alcohólicos y adictos a la heroína.Mi vida desde pequeña se había basado en sobrevivir a las golpizas que mi padre me proporcionaba y, por otra parte, defender a mi hermana menor de las garras de ese monstruo.Podía decir que yo era el saco de boxeo de mi madre y de mi padre.Cuando solo era una niña de 8 años me enviaron a las calles con mi hermana 2 años menor a vender dulces para generar algo de dinero, ya que ellos no trabajaban. Cuando no lográbamos colectar lo esperado, eran golpes seguros para mí.Cuando el dinero ya no alcanzó, decidieron venderme. Mi valor era de medio millón de dólares y aquel hombre, Lasko Donavich, un ruso que estaba de paso en Los Ángeles, pagó ese precio.Esa misma noche decidí huir, dejando atrás a mi hermana menor, no sin antes hacer una promesa: volver por ella.Los años habían pasado y Mazón me encontró en las calles, con la ropa su
Chase:Desde pequeño fui despreocupado, pero a su vez problemático. Mis padres casi nunca estaban en casa y como hijo único, prácticamente me crié y me moldeé a mí mismo. De esa manera, siempre busqué la validación de ellos y como nada nunca fue suficiente, mandé todo a la mierda y comencé a vivir la vida a mi modo.La escuela nunca me gustó, para ser honesto, pero me forzaba a mí mismo a sacar las mejores notas para demostrar a mis progenitores que era alguien. Cuando me di cuenta de que ni teniendo las mejores calificaciones iba a conseguir lo que quería, hice las cosas como desee, haciendo que mis materias se fueran al carajo y reprobando a diestra y siniestra.En el instituto conocí a mis actuales mejores amigos. Seth fue el primero con el que me uní, ambos teníamos mucho en común. Éramos hijos únicos, a nuestros padres les importábamos una mierda y encontramos consuelo el uno en el otro.Después llegaron Kryan y Holly a unirse al club de los exiliados. Y ahí es donde empieza todo
Camila:Despierto por segunda vez en el día, pero esta vez a voluntad propia. Había dormido como bebé, hace meses no dormía de esta manera, técnicamente desde que me mudé a este condominio.Eran las 12 pm y recién iba a desayunar.Escucho sonar el timbre de mi hogar. Lo que más odio en este mundo es que me interrumpan cuando voy a comer.Me levanto de mala gana y me dirijo hacia la puerta, con toda la intención de golpear al estúpido de mi vecino, lo más seguro es que sea él y una vez más, desee joderme la existencia.Cuando abro aquella puerta, me trago mi veneno al ver a mi hermana frente a mí. Todo rastro de enojo se disipa y lo reemplaza un sentimiento de alivio y a su vez tristeza.Lleva la misma ropa de la noche anterior y ahora sin ese maquillaje cargado.—Jamás volviste. —dice en un susurro.Aquellas palabras me llegan como una bofetada en el alma. Sentía que habían tomado mi corazón y lo habían exprimido como un trapo viejo.El sentimiento de culpa estrujó todo mi ser. Jamás
Kelly:Camila no lo sabía, pero mi hogar era la mansión de la madrota. Ahí vivíamos todas las chicas que trabajábamos para ella. Esa gigantesca casa estaba dividida en 2 secciones: sección P y sección doble P.La sección P era para las chicas que estaban ahí de modo pasajero, que en cualquier momento podían irse si deseaban abandonar el trabajo. La sección doble P, era para las chicas de planta, para aquellas chicas que fueron obligadas a estar ahí y era una sección restringida.Yo estaba en la primera y nunca tuvimos acceso al área restringida, pero sí presenciamos la llegada de varias que iban para ese lugar. Algunas entraban llorando y gritando, algunas otras cooperaban para no ser castigadas. La más pequeña que vimos entrar para aquella sección fue una niña de 10 años. Ese día lloré recordando a mi hermana, Camila.En mi área, compartíamos los espacios comunes: la cocina, la sala de estar, los patios, el comedor, la sala de juegos y el bar.Cada chica tenía su propio cuarto y eso e