Charlie buscó un banco y lo colocó enfrente al sillón, Sebastián limpio el viejo sillón y se sentó frente a su amigo suspirando cansado. Le contó todo, desde que Mario no lo recogió para llevarlo a la iglesia, sobre Eva embarazada, cómo despertó en otro cuerpo y como Mario tuvo que ver con el accidente. Charlie lo escuchaba en silencio atento a lo que decía, pensaba que la forma de hablar del chico era idéntica a su amigo, pero todavía estaba algo incrédulo. Sebastián le dijo al terminar. “Y bien ¿Me crees?”. Charlie asintió. “Estoy algo desconcertado por lo que me dices de Mario, si me di cuenta de que le gustaba Eva, era muy notorio, pero nunca imaginé que fuera hasta los extremos”. Sebastián miró a Charlie. “¿Se notaba? ¿Por qué yo nunca lo note? Pensé que se había olvidado de ella hace años”. Charlie levantó los hombros con indiferencia. “A veces se comportaba diferente cuando tú estabas y con otras personas era frío y calculador”. Sebastián preguntó. “Por eso te alejaste?
Ella también observó a Sebastián era guapo y alto, sus ojos azules eran muy impresionantes. “Hola, soy Eva un gusto”. También saludo a Charlie. Mario observó a ambos, hizo una mueca al ver su interacción. No le gustaba la forma en que Sebastián miraba a Eva, era como si fuera su próxima presa, sabía que Sebastián no era serio en sus relaciones nunca tenía una pareja estable y le gustaba salir con muchas. Mario le explicó a Sebastián. “Eva y yo nos conocimos en un curso de mercadotecnia en USA”. Sebastián asintió, todos se presentaron y alistaron para poder subir la montaña, Eva conversaba con sus amigas y en ocasiones miraba a Sebastián que no apartaba la mirada de ella, sus amigas se burlaban, ella negaba y les pedía que guardaran silencio. Ya en el camino, en algunas ocasiones paraban para dejar descansar a las chicas, Mario no perdía la oportunidad de acercarse a Eva y conversar. Sebastián por su parte ayudaba a los chicos con algunas necesidades del grupo, pero le gustaba
Sebastián hizo una mueca al saber el dato, pidió investigar al chico y estaba limpio, era un buen chico. Mario entró a la oficina. “¿Trabajando?”. Sebastián le entregó la información y Mario empezó a leer, al terminar levantó una ceja mirando a su amigo. “¿La investigaste?”. Sebastián se sirvió un trago. “Claro, me interesa te lo dije, necesito saber todo de ella”. Mario asintió. “Entonces… tiene novio”. Sebastián sonrió. “No por mucho tiempo”. Mario frunció el ceño. “Sebastián esto podría ser solo un reto para ti y no amor, deberías dejarla en paz”. Sebastián negó. “Tu ya te diste por vencido, yo no lo haré”. “No es que me haya dado por vencido, simplemente ella es feliz con el chico por que meterte en una relación”. Sebastián le advirtió. “Ellos no están casados, yo puedo hacer mi lucha”. Mario negó saliendo de la oficina, cuando a su amigo se le metía algo en la cabeza era muy difícil hacerlo cambiar de opinión. Los días siguientes, Sebastián casualmente se en
Sebastián le llevó cerca, comieron juntos y en algunas ocasiones ella trato de sonreír fingidamente, Sebastián notaba que algo no andaba bien, la llevo a la clínica de regreso y se fue a la oficina, al llegar le pidió a su asistente que investigara qué pasó estos últimos días en la vida de Eva. Más tarde su asistente le entregó toda la información que tenía referente a la chica. Sebastián leyó atentamente y por un momento sonrió, al parecer el supuesto novio recibió una oferta de trabajo en otro país y se había ido ya hace dos semanas y se había comunicaba poco con Eva. -Es por eso que ella estaba triste-. Pensó Sebastián. Los días siguientes, Sebastián aparecía a su hora de comida, a veces ella se negaba, pero Sebastián no le importaba, en algunas ocasiones que no podía estar ahí, le mandaba comida de un restaurante famoso a la clínica, ella estaba inquieta, los detalles eran hermosos y ella poco a poco sentía algo de cariño por el hombre que siempre estaba atento a sus neces
Cuando Mario regresó y se enteró, estaba furioso Sebastián había aprovechado toda la situación, solo esperaba que no lastimara a Eva. Meses después, Eva salía de su casa despidiéndose de su padre, al llegar al portón, se encontró con Sebastián quien la esperaba recargado en su auto, llevaba gafas oscuras y un traje color azul rey con corbata gris, se veía muy guapo y elegante. “Hola”. Ella sonrió y caminó hacia él. Sebastián la tomó de la cintura y la besó sin dejarla respirar, le encantaba sus labios. “Hola ¿Lista para la sorpresa?”. Eva sonrió. “No pude dormir, pensando que será, ya dime ¿Cuál es?”. Él negó burlándose de ella. “Si te lo digo ya no será una sorpresa”. Eva jugó con él. “Si me lo dices me haré la sorprendida cuando me des la sorpresa”. Sebastián se río a carcajadas haciendo su cabeza hacia atrás. “Eres una tramposa… pero no te lo diré, mejor vamos y sabrás que es”. Subieron a su auto y Sebastián la llevó al centro de la ciudad, ella admiraba todo feliz, estos
Sebastián regresó a la casa vieja, mandó un mensaje a Charlie para verse al día siguiente, necesitaban idear un plan juntos. Cuando entró a la casa, su abuela dormía en el viejo sillón, la televisión estaba encendida en una novela romántica, él sonrió recordando a su abuelo muerto, buscó una manta y cubrió a la mujer mayor, apagó el televisor y caminó hacia su habitación. La mujer mayor abrió lentamente sus ojos, observando la puerta de la habitación de su nieto, este chico había cambiado demasiado después del accidente, ella sólo esperaba que todo fuera para bien. Dentro de su habitación, Sebastián buscó dónde colocar su mochila con todo el dinero, sacó un fajo y separó el dinero del tipo que lo golpeó, empezaría por ahí, mañana buscaría un departamento o casa más decente para él y su ahora abuela. Quería que la mujer mayor disfrutara de sus años en un buen lugar, ya había sufrido mucho con su nieto Sebas. La ventana se escuchó y él escondió rápidamente la mochila. Camino ha
Sebastián observó a su amigo pensando en el pequeño y viejo jardín que la mujer mayor tenía en su patio. “Bien, creo que lo mejor es una casa de un piso, vamos a verlas”. Más tarde encontraron una que era pequeña, pero tenía un gran patio, Sebastián sonrió al pensar como su abuela la llenaría de flores y plantas. “Es perfecta”. Horas después ya estaban haciendo los trámites de compraventa, Sebastián le pidió al vendedor que apresurara todo para poder mudarse al día siguiente, no hubo problemas mientras que Sebastián pagará y mejor si era en efectivo, el vendedor hizo todo el procedimiento y le entregaría las llaves a Sebastián temprano por la mañana, más tarde Charlie y Sebastián invirtieron en varios negocios para que el dinero que le quedaba a Sebastián se moviera y creciera. Regresaron a la vieja casa, su abuela estaba cocinando, sonrió al verlo entrar. “Fabian llegas temprano”. Ella miró al hombre detrás, era alto de cabello castaño y ojos cafés, era de piel clara y se veía
Fabian giro para ver al hombre en el escritorio. “Quiero irme”. El hombre sonrió, abrió un cajón y sacó una pequeña bolsita, se levantó y caminó hasta Fabian. “¿Por qué tan pronto? Deberíamos celebrar…” Puso la bolsita con polvo blanco frente a Fabián, el apretó las manos, estaba tratando de controlar su adicción. Fabian rasco su nuca, tenia que controlarse. Trago grueso y repitió. “Quiero irme”. El hombre frunció el ceño y suspiro. “Está bien déjenlo que se vaya”. Se acomodo en su silla y empezó a contar el dinero que Sebastián le acababa de entregar. Sebastián salió rápido de la oficina buscando el baño, entro y se lavo la cara con agua varias veces. “Trato de controlar su respiración y la picazón en su cuerpo, la abstinencia estaba haciendo estragos en él, se miro en el espejo, el chico tenia los ojos rojos y ojerosos. Salió del baño buscando la salida del lugar, se topó con la fría noche, miro al cielo y cerro sus ojos por un momento, recuerdos de Fabian pasaban por su men