Cuando Mario regresó y se enteró, estaba furioso Sebastián había aprovechado toda la situación, solo esperaba que no lastimara a Eva. Meses después, Eva salía de su casa despidiéndose de su padre, al llegar al portón, se encontró con Sebastián quien la esperaba recargado en su auto, llevaba gafas oscuras y un traje color azul rey con corbata gris, se veía muy guapo y elegante. “Hola”. Ella sonrió y caminó hacia él. Sebastián la tomó de la cintura y la besó sin dejarla respirar, le encantaba sus labios. “Hola ¿Lista para la sorpresa?”. Eva sonrió. “No pude dormir, pensando que será, ya dime ¿Cuál es?”. Él negó burlándose de ella. “Si te lo digo ya no será una sorpresa”. Eva jugó con él. “Si me lo dices me haré la sorprendida cuando me des la sorpresa”. Sebastián se río a carcajadas haciendo su cabeza hacia atrás. “Eres una tramposa… pero no te lo diré, mejor vamos y sabrás que es”. Subieron a su auto y Sebastián la llevó al centro de la ciudad, ella admiraba todo feliz, estos
Sebastián regresó a la casa vieja, mandó un mensaje a Charlie para verse al día siguiente, necesitaban idear un plan juntos. Cuando entró a la casa, su abuela dormía en el viejo sillón, la televisión estaba encendida en una novela romántica, él sonrió recordando a su abuelo muerto, buscó una manta y cubrió a la mujer mayor, apagó el televisor y caminó hacia su habitación. La mujer mayor abrió lentamente sus ojos, observando la puerta de la habitación de su nieto, este chico había cambiado demasiado después del accidente, ella sólo esperaba que todo fuera para bien. Dentro de su habitación, Sebastián buscó dónde colocar su mochila con todo el dinero, sacó un fajo y separó el dinero del tipo que lo golpeó, empezaría por ahí, mañana buscaría un departamento o casa más decente para él y su ahora abuela. Quería que la mujer mayor disfrutara de sus años en un buen lugar, ya había sufrido mucho con su nieto Sebas. La ventana se escuchó y él escondió rápidamente la mochila. Camino ha
Sebastián observó a su amigo pensando en el pequeño y viejo jardín que la mujer mayor tenía en su patio. “Bien, creo que lo mejor es una casa de un piso, vamos a verlas”. Más tarde encontraron una que era pequeña, pero tenía un gran patio, Sebastián sonrió al pensar como su abuela la llenaría de flores y plantas. “Es perfecta”. Horas después ya estaban haciendo los trámites de compraventa, Sebastián le pidió al vendedor que apresurara todo para poder mudarse al día siguiente, no hubo problemas mientras que Sebastián pagará y mejor si era en efectivo, el vendedor hizo todo el procedimiento y le entregaría las llaves a Sebastián temprano por la mañana, más tarde Charlie y Sebastián invirtieron en varios negocios para que el dinero que le quedaba a Sebastián se moviera y creciera. Regresaron a la vieja casa, su abuela estaba cocinando, sonrió al verlo entrar. “Fabian llegas temprano”. Ella miró al hombre detrás, era alto de cabello castaño y ojos cafés, era de piel clara y se veía
Fabian giro para ver al hombre en el escritorio. “Quiero irme”. El hombre sonrió, abrió un cajón y sacó una pequeña bolsita, se levantó y caminó hasta Fabian. “¿Por qué tan pronto? Deberíamos celebrar…” Puso la bolsita con polvo blanco frente a Fabián, el apretó las manos, estaba tratando de controlar su adicción. Fabian rasco su nuca, tenia que controlarse. Trago grueso y repitió. “Quiero irme”. El hombre frunció el ceño y suspiro. “Está bien déjenlo que se vaya”. Se acomodo en su silla y empezó a contar el dinero que Sebastián le acababa de entregar. Sebastián salió rápido de la oficina buscando el baño, entro y se lavo la cara con agua varias veces. “Trato de controlar su respiración y la picazón en su cuerpo, la abstinencia estaba haciendo estragos en él, se miro en el espejo, el chico tenia los ojos rojos y ojerosos. Salió del baño buscando la salida del lugar, se topó con la fría noche, miro al cielo y cerro sus ojos por un momento, recuerdos de Fabian pasaban por su men
Sebastián hizo una mueca, respirando hondo calmó su pecho, quería verla antes de irse a la clínica de rehabilitación. Al ver que los clientes eran pocos, Sebastián bajo del auto, se colocó las gafas negras y cruzo la calle rumbo a la veterinaria, entro y escucho el tan conocido timbre de las campanillas en la puerta, se quedó de pie mirando a la mujer en el mostrador, ella atendía a una persona, su rostro estaba más delgado y ojerosos, se notaba la tristeza en su mirada a pesar de ello, Eva sonreía al cliente. “Bien, estas vitaminas servirán, si siguen las molestias vuelva a traerlo”. El cliente agradeció y se retiró, Sebastián ahora Fabian camino lentamente hasta ella. Eva acomodaba algunos accesorios que le había ofreció al cliente, sintió la presencia y sin mirarlo le dijo. “¿En qué puedo ayudarlo?”. Ella levanto el rostro y le sonrió al chico, era muy joven y bien parecido, llevaba una camisa blanca con pequeñas rayas verdes que no se notaban mucho, sus mangas estaban arremang
Un mes después… Sebastián estaba de pie en una ventana de barrotes, llevaba un pijama blanco, su barba era larga y nada cuidada. “¿Cuánto tiempo más?”. Giro para preguntarle al doctor que estaba sentado cerca. “Dos o tres meses, te has recuperado mejor que muchos en este tiempo, tu resistencia es grande”. Sebastián asintió. Tenía entrenamiento militar que su abuelo le pidió que tomara, había muchos enemigos cerca que querían deshacerse de él, ese entrenamiento le ayudo a superar rápidamente el consumo de drogas, pero aún no estaba limpio del todo, tenía lapsos en el que se perdía en los síntomas, era difícil a veces, sentía como si Fabián volviera a su cuerpo y no lo dejara seguir, necesitaba ser más fuerte, lo único que le importaba era cuidar de Eva y del bebe era su fin propósito. Sentía que en algún momento su aura se iría y Fabián recobraría su cuerpo, eso no podía pasar en este momento tenía que asegurarse de que la gente que amaba estuviera fuera de peligro antes de desapa
Charlie frunció el ceño, Sebastián le había dicho que la casa era de Eva legalmente, todo el papeleo lo tenía arreglado desde que ella firmó. “Es extraño… se por Sebastián que la casa ya estaba a tu nombre, era un regalo desde antes de casarse”. Eva escuchó las palabras de Charlie y le dijo. “Pero… ¿Por qué Mario me mentiría?”. Charlie negó. “No lo sé”. Eva le comentó. “¿Has visto a la madre de Sebastián? Tiene problemas con la familia Tejada”. Charlie entrecerró los ojos, había hablado con Belinda hace unos días, bueno habían discutido, Belinda salía de un centro comercial y no dejo que Charlie se le acercara mucho, el preguntó si estaban bien y ella afirmó alejándose. Eva le explicó. “La señora Rita me visitó en la veterinaria, me dijo que Gregorio les había pedido dejar la casa donde estaban viviendo, sabes que la señora Rita no es la madre biológica de Sebastián, pero siempre lo amo como un hijo, para la familia siempre fue la amante… Sebastián siempre las protegió, Belinda y
Charlie negó. “Tu, seguirás estudiando, Sebastián nunca me perdonaría si se entera que dejaste la escuela”. Belinda frunció el ceño. “¿Cómo se enterará si el ya no está?”. Charlie carraspeo. “Quiero decir… sabes que los fantasmas existen verdad, que tal si me persigue por las noches ¿He?” El quería seguir burlándose de la chica. Ella suspiró los cinco minutos de un Charlie serio habían terminado. Charlie se levantó. “Buscare una casa para ustedes, mañana vendré a buscarlas”. Belinda asintió y le dijo. “Gracias”. Charlie se despidió de todos en la casa y se fue rumbo a la clínica de rehabilitación, tenia que preguntarle a Sebastián que hacer, cuando llegó le comunicaron que el no estaba. “¿Cómo que no está?”. La enfermera le explico. “El doctor Cuevas lo integro a una rehabilitación experimental, no podrá comunicarse con él en algunas semanas”. Charlie no podía creerlo. “¿Qué dices? ¿Semanas?”. La enfermera trato de calmarlo. “El joven accedió al tratamiento aquí están los papel