Fabian giro para ver al hombre en el escritorio. “Quiero irme”. El hombre sonrió, abrió un cajón y sacó una pequeña bolsita, se levantó y caminó hasta Fabian. “¿Por qué tan pronto? Deberíamos celebrar…” Puso la bolsita con polvo blanco frente a Fabián, el apretó las manos, estaba tratando de controlar su adicción. Fabian rasco su nuca, tenia que controlarse. Trago grueso y repitió. “Quiero irme”. El hombre frunció el ceño y suspiro. “Está bien déjenlo que se vaya”. Se acomodo en su silla y empezó a contar el dinero que Sebastián le acababa de entregar. Sebastián salió rápido de la oficina buscando el baño, entro y se lavo la cara con agua varias veces. “Trato de controlar su respiración y la picazón en su cuerpo, la abstinencia estaba haciendo estragos en él, se miro en el espejo, el chico tenia los ojos rojos y ojerosos. Salió del baño buscando la salida del lugar, se topó con la fría noche, miro al cielo y cerro sus ojos por un momento, recuerdos de Fabian pasaban por su men
Sebastián hizo una mueca, respirando hondo calmó su pecho, quería verla antes de irse a la clínica de rehabilitación. Al ver que los clientes eran pocos, Sebastián bajo del auto, se colocó las gafas negras y cruzo la calle rumbo a la veterinaria, entro y escucho el tan conocido timbre de las campanillas en la puerta, se quedó de pie mirando a la mujer en el mostrador, ella atendía a una persona, su rostro estaba más delgado y ojerosos, se notaba la tristeza en su mirada a pesar de ello, Eva sonreía al cliente. “Bien, estas vitaminas servirán, si siguen las molestias vuelva a traerlo”. El cliente agradeció y se retiró, Sebastián ahora Fabian camino lentamente hasta ella. Eva acomodaba algunos accesorios que le había ofreció al cliente, sintió la presencia y sin mirarlo le dijo. “¿En qué puedo ayudarlo?”. Ella levanto el rostro y le sonrió al chico, era muy joven y bien parecido, llevaba una camisa blanca con pequeñas rayas verdes que no se notaban mucho, sus mangas estaban arremang
Un mes después… Sebastián estaba de pie en una ventana de barrotes, llevaba un pijama blanco, su barba era larga y nada cuidada. “¿Cuánto tiempo más?”. Giro para preguntarle al doctor que estaba sentado cerca. “Dos o tres meses, te has recuperado mejor que muchos en este tiempo, tu resistencia es grande”. Sebastián asintió. Tenía entrenamiento militar que su abuelo le pidió que tomara, había muchos enemigos cerca que querían deshacerse de él, ese entrenamiento le ayudo a superar rápidamente el consumo de drogas, pero aún no estaba limpio del todo, tenía lapsos en el que se perdía en los síntomas, era difícil a veces, sentía como si Fabián volviera a su cuerpo y no lo dejara seguir, necesitaba ser más fuerte, lo único que le importaba era cuidar de Eva y del bebe era su fin propósito. Sentía que en algún momento su aura se iría y Fabián recobraría su cuerpo, eso no podía pasar en este momento tenía que asegurarse de que la gente que amaba estuviera fuera de peligro antes de desapa
Charlie frunció el ceño, Sebastián le había dicho que la casa era de Eva legalmente, todo el papeleo lo tenía arreglado desde que ella firmó. “Es extraño… se por Sebastián que la casa ya estaba a tu nombre, era un regalo desde antes de casarse”. Eva escuchó las palabras de Charlie y le dijo. “Pero… ¿Por qué Mario me mentiría?”. Charlie negó. “No lo sé”. Eva le comentó. “¿Has visto a la madre de Sebastián? Tiene problemas con la familia Tejada”. Charlie entrecerró los ojos, había hablado con Belinda hace unos días, bueno habían discutido, Belinda salía de un centro comercial y no dejo que Charlie se le acercara mucho, el preguntó si estaban bien y ella afirmó alejándose. Eva le explicó. “La señora Rita me visitó en la veterinaria, me dijo que Gregorio les había pedido dejar la casa donde estaban viviendo, sabes que la señora Rita no es la madre biológica de Sebastián, pero siempre lo amo como un hijo, para la familia siempre fue la amante… Sebastián siempre las protegió, Belinda y
Charlie negó. “Tu, seguirás estudiando, Sebastián nunca me perdonaría si se entera que dejaste la escuela”. Belinda frunció el ceño. “¿Cómo se enterará si el ya no está?”. Charlie carraspeo. “Quiero decir… sabes que los fantasmas existen verdad, que tal si me persigue por las noches ¿He?” El quería seguir burlándose de la chica. Ella suspiró los cinco minutos de un Charlie serio habían terminado. Charlie se levantó. “Buscare una casa para ustedes, mañana vendré a buscarlas”. Belinda asintió y le dijo. “Gracias”. Charlie se despidió de todos en la casa y se fue rumbo a la clínica de rehabilitación, tenia que preguntarle a Sebastián que hacer, cuando llegó le comunicaron que el no estaba. “¿Cómo que no está?”. La enfermera le explico. “El doctor Cuevas lo integro a una rehabilitación experimental, no podrá comunicarse con él en algunas semanas”. Charlie no podía creerlo. “¿Qué dices? ¿Semanas?”. La enfermera trato de calmarlo. “El joven accedió al tratamiento aquí están los papel
Charlie sacó su teléfono buscando un archivo y le explicó. “El primer atentado fue un coche que trato de atropellarla, el guardaespaldas encubierto la salvó, pero fue un gran susto y ella estuvo internada por unos días por presión alta, el segundo atentado fue en el hospital le dieron un medicamento abortivo…” Charlie miró a su amigo y le dio clic a la grabación y empezó a escuchar a Mario hablar furioso. “El trato era que tú te quedarías con la fortuna de los Tejada y yo con Eva, prometiste no tocarla”. La otra voz era de Gregorio que reclamaba. “Eso fue antes de saber que estaba embarazada, un hijo de Sebastián vendría a quitarme acciones en la empresa y dinero por ser el legítimo heredero, no puedo dejar que ese niño nazca”. Se oyó un fuerte estruendo como cosas cayendo al suelo. “Yo me ocuparé de ello, haré que ese niño desaparezca, pero tú no vuelves a tocarla ¡Me entendiste!”. Gregorio le advirtió. “Mientras te deshagas del niño Eva estará bien”. Se escuchó una puerta cerra
Charlie miró a Eva. “Hola, mi amigo necesita unos accesorios para su perro…” Charlie miró a Sebastián, ahora Fabian, quien se acercó a los tres. Eva y Julia lo observaron por unos momentos, Julia sonrió. “Niño, eres muy guapo”. Ella le guiño un ojo. Sebastián hizo una mueca y giró para ver a Eva quien lo miraba atenta, ella nunca podría olvidar esos ojos, eran idénticos a los de Sebastián, ella se preguntaba si su bebe tendría el mismo parecido a Sebastián y heredaría esos hermosos ojos. “Eres tú de nuevo, como esta tu… ¿Perro?”. Sebastián le sonrió. “Él está bien, yo salí de viaje y Charlie me ayudó a cuidarlo”. Charlie asintió presentando al chico. “Él es Fabian Ortega, es amigo mío de años”. Eva lo saludo. “Nunca escuche hablar de ti antes”. Charlie le explicó. “Mi amigo vivía en el extranjero hace poco regresó y retomamos nuestra amistad”. Charlie le dijo. “Ah! También conocía a Sebastián”. Eva los miro extrañada. “Sebastián nunca me habló de ti”. Fabián se rasco la nariz.
Gregorio se levantó gritando. “¡No pueden hacer esto! ¡Esta empresa es mía y de mi familia! ¿Cómo dejan que un niño desconocido se encargue? Charlie lo interrumpió. “Propongo que Fabian esté en la empresa tres meses, los mismos que estuviste tú, veremos si este niño desconocido hace bien su trabajo”. Todos los accionistas se miraron entre sí y aceptaron levantándose. Gregorio se quedó en la sala esperando a que todos se fueran, al estar vacío el lugar se levantó poniéndose frente a Fabian quien no le tenía miedo. “Niño… Acabas de meterte con alguien que no deberías…” Fabian sonrió. “¿Me estás amenazando?”. Gregorio lo miró. “Tómalo como quieras”. Después salió del lugar. Fabian giro para ver a Charlie. “Vamos a lo que sigue”. Charlie se levantó y salieron juntos, el asistente de Sebastián, Ramon ya estaba esperándolo afuera. “Señor… todo estará listo para mañana”. Fabian asintió, mañana por la mañana regresaría a su oficina y Gregorio solo volvería a ser accionista. …………………..