SICILIA — ¿Qué me va a hacer? — Gina no demostraba temor, pero el tic de sus ojos verdes la delata. — ¿Sabes quién soy yo? — Maximus la toma de la barbilla, Gina Lombardi era hermosa, pero para Maximus Albani no había mujer más hermosa, dulce y candente que Helen Campbell. — Es Maximus Albani — fue la respuesta de Gina. — Así es, soy Maximus Albani, Capo de la Mafia Italiana, el hombre al cual tu hermano ha desafiado, mírame bien Gina, soy el hombre que causó la destrucción de la Red de tu hermano, él que ha detonado la bomba en la Casa de los que están siendo entrenados en dónde estaba tu padre, no hay ningún sobreviviente, tu madre de la impresión de verte siendo apuntada por un arma de Fuego sufrió un infarto muriendo en el acto, he aquí el destructor del Clan Lombardi. Los ojos verdes de Gina se llenan de lágrimas esta vez el terror y el horror no pueden ser ocultos, incluso sus manos tiemblan. — Le he dicho a tu hermano que cuidará de sus pasos, pero creo que es un retrasa
— ¡Mamá! — Expuso Helen mientras el cuerpo del doctor empezaba a sangrar, el disparo qué se escuchó lo había recibido el médico, Susan cubre con su cuerpo el de su hija, los Guardaespaldas ya las resguardan mientras suben a la camioneta, otros ya se encargan de que el herido reciba la atención.— Tenemos a la Heredera — se escucha a través del auricular, James deja ver una sonrisa peligrosa mientras Jonás pensaba que ya había ganado, aunque tampoco se permite pensar mucho, puesto que Gina también estaba en su mente, el temor por lo que puedan hacerle a su hermana estaba muy latente.— Yo no he venido hasta aquí para conseguir un trato, un mercenario no está a la altura de un hombre como yo para acceder a un trato — Segundos después James trona los dedos, lo siguiente que se llega a escucharse son tres disparos, James ve que Jonás cae al suelo, con dos heridas en el abdomen y uno en la pierna — La próxima vez que quieras tocar a alguien poderoso, recuerda que un Mercenario no es nada a
— Yo lo hice, firme un contrato de exclusividad con Maximus Albani, no quería que tú o mi hermano estuvieran metidos en Guerras por mujeres marcadas como presas, no soportaría que por mi culpa se de inicio a una Guerra de Organizaciones, no quería que supieras que estaba marcada, y todo es mi culpa, todo fue por mi maldita culpa, por ir sin custodia a Roma — Helen le sostuvo la mirada a su padre — Lo siento papá, sé que seré tu mayor decepción, pero he aceptado ser la Amante del CEO — Aquellas últimas palabras ella lo expresa con un tono más bajo.— Helen, eres mi hija, pero mi amor, me hubiera encantado que confiaras en nuestra Organización antes de tomar aquella decisión — Expuso James, al mismo tiempo que Susan se acomoda al lado de su esposo y James al lado de su hermana.— Somos jóvenes padres, la inocencia de mi hermana no la poseen muchos todos cometen actos ambiciosos, quizás ella tenía otras salidas, otras opciones, pero su corazón no iba a soportar ver que había una Guerra m
En los ojos negros de James, la sorpresa titila, aquel gran despacho se siente frío y pequeño, como si el aire hubiera sido instantáneamente aspirado por la tensión que se había apoderado del lugar. James, el Rey de la Mafia, parecía emanar una oscuridad intensa, su mirada cargada de destellos de fuego ardiendo que amenazaban con consumir todo a su paso. El hombre apretó los puños, sintiendo cómo el calor interno luchaba por escapar de su cuerpo. Pero, a pesar de su furia ardiendo por dentro, su rostro permaneció impasible, mostrando únicamente una mueca que delataba su desencanto. Helen, su dulce y temerosa hija, observaba a su padre con miedo en sus ojos. Sabía muy bien lo que esos destellos de fuego significaban. Temía la posible reacción explosiva que el Rey de la Mafia tendría ante la noticia. No podía evitar pensar en las consecuencias que recaerían sobre ella y su futuro bebé, teniendo en cuenta la identidad del Padre. Cada latido de su corazón resonaba en sus oídos mientra
— ¿Cuál será la razón por la que yo debería de sentirme decepcionado de mi hija, de la mujer que lleva mi sangre? — la manera en la que James habla con Helen, provoca escalofríos en Susan, aquel hombre con simples palabras seguía encontrando la manera de desestabilizar a su mujer. — Yo lo siento, mamá, papá y hermano, yo sabía que esto podría tener consecuencias, pero no me imaginaba que sería de esta magnitud, conozco a la perfección el mundo al que pertenecemos al igual que Maximus pertenece, cometí el error y lo admito, en mis planes no estaba embarazarme de él y menos enamorarme de él, quizás renuncie al amor de Maximus Albani, pero no voy a renunciar a mi hijo — expresa Helen de manera contundente. — Nadie te ha dicho que debes de renunciar a un hijo, aquello no está en mis planes, aunque no puedo aún aceptar por completo que mi hija está esperando un hijo, en mis pensamientos aún eres mi pequeña Helen, la misma que protegería con mi vida si fuera necesario, la misma que ha nac
— No he destruido la fortaleza de la Mafia Italiana, porque sé que aquello sería doloroso para Helen tarde o temprano, no puedo ir en contra del destino, en el destino estaba escrito que el camino de Helen y Maximus debía de cruzarse, y en el fondo aunque quisiera cortarle la cabeza también guardo un mínimo agradecimiento, porque más allá de todo Maximus la ha protegido, y más allá de que Helen no estaba entre la espada y la pared, hubo momentos en que ha caminado en las puertas del demonio y aquella noche en la que ella había desfilado Jonás también estaba allí y Maximus no iba a acceder a tocarla si es que Lauren Caruso, su esposa, no lo hubiera engañado, pero la misma noche le han entregado el informe de que ella se había realizado un aborto, que su vida oculta consistía en ser dama de compañía en los Casinos, analizando mejor el informe que recibí mientras nos dirigimos a la hacienda de Rizzi, me di cuenta de que Maximus ha protegido a Helen tanto como yo lo hice siempre, y por úl
Paolo ya no espera que Maximus le dé alguna autorización, el hombre abre la puerta sorprendida ante lo que tenía delante de él.— ¿Por qué entras sin mi autorización? — Maximus adquiere una mirada fulminante.— ¿Qué está ocurriendo contigo Maximus? — Paolo no le teme en lo absoluto porque cuando no estaba en la base era aquel pequeño niño que él había criado, el hombre le arrebata la botella de Whisky.— Estoy bebiendo ¿No ves? Voy a considerar regalarte unos lentes, dame la botella Paolo.— ¡No! Maximus, tú nunca tomas hasta este punto, estás borracho ¿qué está pasando contigo? — Los ojos azules de Albani se posan firmemente en Paolo.— ¿No puedo tomar? — Pese a estar muy borracho Maximus no presenta dificultad para hablar.— Claro que lo puedes hacer, pero Maximus eres como un hijo mío te conozco sé que algo no está bien contigo y quiero que tengas la confianza de hablar conmigo — Los ojos azules brilla, entonces Maximus suspira.— Estoy aquí, solo y borracho, enfrentando la realida
Cuando Maximus abre los ojos siente el intenso dolor de cabeza, el hombre se masajea la frente tomando la decisión de colocarse de pie, estar en cama ya no era una opción para él, entonces se percata de lo que tenía entre sus manos, la prenda de Helen sus orbes azules adquieren intensidad, aparta la tela y avanza hasta el cuarto de baño dándose una buena ducha, lo necesitaba, ni bien sale las nauseas lo azotan, Maximus lo atribuye a la cantidad de alcohol que ha consumido, posteriormente se dirige hasta el placar debía de elegir un atuendo acorde claro que ha elegido el color negro."Negro, porque he enterrado aquel sentimiento desconocido y abrumador" el hombre continua arreglándose, pero era imposible que sus ojos no captan las prendas de Helen bien acomodadas en el placar, pero segundos después Maximus toma la decisión de salir d de la habitación, sin perder tiempo abandona el Pent-house.La mañana se deslizó silenciosamente sobre la ciudad de Roma bañando las calles en un respland