James había retrocedido unos pasos más al escuchar las palabras de Susan, por supuesto el hombre enmarca las cejas ante lo dicho por la pequeña mujer que tenía ante ella, y lo más llamativo era la amargura con la que Susan dice aquellas palabras, no obstante él no reacciona de inmediato tratando de aclarar su propia mente.—¿Quién te ha dicho eso Susan? — James por fin logra decir algo.— A mí no me corresponde decirle esto, señor Campbell.— Por un demonio deja de decirme Señor Campbell, ahora mismo quiero que me digas de donde mierda sacas esa información de que Dalia también está esperando un hijo mío.— A mí no me corresponde decirte aquello, deberías de ir a hablar con tu esposa y dejarme a mí en paz es más no hay ningún problema en que solo reconozcas al hijo de tu esposa como tuyo, en realidad aquello sería mucho mejor y a mí me dejarías en paz con mi hijo, estaríamos mucho mejor sin ti.— ¿Para que te vayas a criarlo con El imbécil de tu exmarido? — James se había impacientado
Susan se quedó allí con el labio inferior tembloroso, mirando fijamente a James, el Azul de sus ojos brilla con incredulidad, no esperaba que James fuera tan sinvergüenza para decir semejante estupidez.— ¿Usted no conoce de la bigamia? — Pregunta Susan demostrando su molestia absoluta ante la barbaridad dicha por James, pero la seriedad de la mujer le dio un ml presentimiento a Susan que lo fulmina con la mirada —¿Nuevamente no le importa llevar por su pecho derribando todo solo por demostrar cuanto poder tiene y que no le importa absolutamente nada mucho menos nadie? — La rubia lo mira expectante de la respuesta que pueda darle el hombre.— A mí no me importa absolutamente nadie… — No sé que estoy esperando de una persona tirana como usted — Susan no le había dejado terminar a James sus palabras cuando ella ya había hablado Nuevamente generando molestia en James, pero no dijo nada.— Vamos a casarnos — James sale del vehículo y Susan sabe que no tiene otra opción aunque quisiera re
Es allí donde el temido Mafioso se sentía vulnerable, todo su poder no era nada, nada le aseguraba que la vida de su hija estaba segura, James se sintió paralizado cuando vio cómo el personal médico de su propio Sanatorio aquel mismo que está catalogado como el Sanatorio al cual se le vende el alma al demonio trataba de salvar un pequeño ángel, los Médicos rodeaban a su hija. Su frágil cuerpecito yacía en la incubadora, rodeado de luces brillantes que parpadeaban como estrellas lejanas, pero que en ese momento solo le parecían un recordatorio de lo que estaba en juego. El sonido constante de los monitores que vigilaban su respiración resonaba en sus oídos, un ritmo que se mezclaba con el latido acelerado de su corazón. Sus manos temblaban, incapaces de asimilar la realidad de lo que estaba sucediendo.El rostro de su hija, tan pequeño y vulnerable, lo miraba desde dentro del cristal. Había pasado solo tres horas de donde la cargo con cuidado de escuchar su primer llanto dando en la vi
— Hemos perdido todo rastro de James Campbell — Le informa un hombre a Andrés, que al escuchar aquello se coloca de pie.— No puede ser que el maldito infeliz sea cobarde y se esté escondiendo de nosotros.— Lo dudo señor, pero está metido en algún asunto que está acaparando toda la atención del señor Campbell.— Trae a Dalia aquí — Ordena Andrés, el subordinado obedece y sale para ir en busca de Dalia, unos minutos después la mujer entra en la Oficina claramente Andrés se percata de que Dalia se veía más pálida qué días anteriores — ¿Qué ocurre contigo? — Pregunta Andrés acercándose a la mujer.— Yo, yo estoy embarazada — al momento en que Andrés escucha las palabras de Dalia siente como un escalofrío recorre todo su cuerpo fulminando con la mirada a la mujer que tenía por delante de él.— ¿Qué acabas de decir? — ya estaban a escasos centímetros del otro.— Estoy esperando un hijo tuyo — dice ella con la voz temblorosa temerosa de lo que aquella información puede ocasionar, Andrés Pa
— Mi pequeña Susan, no llores — James se aparta de ella mínimamente, pero de manera inmediata besa la coronilla de Susan — ¿Estás llorando por mí? — Pregunta James mientras se miran a los ojos — ¿me amas a mí? — La rubia baja la mirada de inmediato quizás con temor de dar su respuesta quizás su valentía ya abandono su cuerpo — Dime Susan, sin ningún temor quiero escucharte.— Si, yo te amo a ti, y eso es mi mayor tormento, saber que eras casado, cada segundo qué pasaba esto que yo siento por ti iba creciendo, y cuando supe que estabas casado yo me sentí morir, pero tuve que mantenerme fuerte, seguir de pie, como te dije, Andrés hace tiempo dejo de ser el hombre que yo anhelaba, y con más razón te he amado cuando me enteré de que estaba esperando un hijo tuyo, algo tan tuyo al igual que mío, sufrí, llore y más cuando Dalia me dijo que estaba esperando un hijo tuyo, yo no tenía razón para sentirme así; sin embargo, yo te amaba ya profundamente.— Perdóname Susan — James se coloca de rod
Cuando el Sol empezaba a salir Dalia fue llevada a la Fuerza por los hombres de Andrés a una Clínica Privada, no importa cuanto la mujer haya gritado y suplicado, Andrés Park no permitió que ella se quedara con el niño.— Juro que voy a vengarme de ti James Campbell, al igual que tú Andrés Park y de la mujer que me arrebató a James de mi lado — Grita Dalia con sus ojos inyectados de sangre, había cierta locura en su mirada.Por otro lado, en el Sanatorio Sacramento Susan fue abriendo sus ojos lentamente, la hinchazón de su vientre había disminuido bastante, pero entonces sus ojos azules observan a James durmiendo en el sofá.— ¿Por qué duermes allí? — Susan trata de colocarse de pie. Pero James con un gesto le indica que se quede allí.— Estoy bien ¿cómo te sientes? — El hombre se acercó a su esposa depositando un beso en la frente de ella, aquel gesto logra que Susan se sonroje.— Bien ¿qué hora puedo ver a nuestra bebé? — Los ojos azules de Susan brillan al mencionar a su hija.— Pr
El rostro de James se endurece, pero sus ojos tenían un toque lleno de misterio, Susan lo observaba mientras el vehículo avanza con dirección a la Villa Roja.— Lo hablaremos después Leandro, ahora estoy de camino a la Villa espero verte allí — Fue la repuesta dada por James mientras observa por el espejo retrovisor, la llamada ya había concluido.— Sé que no es asunto mío, pero ¿está todo bien? — Pregunta la mujercita que el hombre tenía a su lado y James no sabe cuanto anhelaba este momento, estas acciones con ella, lo simple como la preocupación de ella en sus asuntos, saber que pase lo que pase él la iba a tener a ella y a su pequeña Helen. — Si, no tienes por qué preocuparte de los asuntos de la Mafia — Le dice James mientras sus manos sostienen el volante, Susan solo suspira devolviendo su mirada hasta la carretera, ella sentía como sus pechos empezaban a doler, sabe que al llegar a la Villa debía de exprimir la leche materna, aquello también la atormenta, ella anhelaba con tod
Susan estaba en estado de pánico al escuchar el informe que le acaban de dar a James. Su corazón latía desbocado y su mente corría a mil por hora. Las palabras resonaban en su cabeza: “explosivos en el hospital”. Era como si el aire se hubiera congelado a su alrededor. Su mente de inmediato se traslada hasta el área de Neonatología y la sala de su hermana, aquel pensamiento la hacían sentirse atrapada en un laberinto de terror. Se apretó las manos contra el pecho, como si pudiera ahogar la ansiedad que amenazaba con consumirla.— ¿Qué haces allí? — James se acerca a ella claramente dándose cuenta de que Susan estaba pálida y era lógico que haya escuchado lo que le habían dicho.—Tienes que hacer algo — Susurra ella.— Susan, mira, estoy aquí contigo — dijo James, tomando sus manos en las suyas. Era un ancla en medio de su caos. Su mirada, tan serena y comprensiva, la hizo detenerse por un instante.— “Escucha, tenemos que mantener la calma. Hay equipos de seguridad que se encargan de e