El vehículo de Maximus se adentra en el patio de la Villa, el hombre baja sus hombres agachan la cabeza ante su paso, cuando abre la puerta sus ojos azules observan la figura femenina que se encontraba en la sala recostada en el sofá, por supuesto que Lauren no oculta su sonrisa ante la llegada de su esposo, por supuesto ella no podía realizar movimientos bruscos por la herida de su cirugía.— Mi amor, qué alegría tenerte ya en casa. — Lauren, no hagas movimientos bruscos — La voz de Maximus era más dura y sus ojos azules carecen de Calidez.— Solo quería verte y no puedo ocultar mi emoción por la llegada de mi esposo, tú sabes cuanto te… — Es mejor que no expreses aquella palabra Lauren Mariell Caruso, porque no quiero hacerte recordar cuáles fueron las cláusulas de nuestro contrato. — ¿Por qué estás sacando ahora el Contrato? — La mujer no oculta su desagrado ante la mención del acuerdo antes de la boda.— Nada más te lo estoy recordando mínimamente — Definitivamente Maximus esta
Helen se queda allí sin realizar ningún movimiento sintiéndose pequeña ante Maximus, ambos se debaten en una mirada difícil de explicar, pero es el hombre quien reacciona antes.— ¡Vamos! — Entonces ella se muerde los labios, sabe que no podía negarse, no había nada que hacer excepto que acompañar a Maximus, el hombre sale de la cocina con Helen siguiendo sus pasos cuando llegaron a la habitación la misma estaba en total oscuridad — ¿Tienes tanto miedo de mí?— ¡Sí! — la rápida y contundente respuesta dada por Helen por supuesto logra que Maximus llegue a fruncir el ceño.— No deberías, más bien se puede decir que soy tu Salvador, sin mí, a estas alturas toda la organización de tu padre ya tendría de enemigos a todo el Mundo Criminal Italiano.— Pero tú no quieres una guerra, temes por tu organización, entonces de todos lo evitarías — Helen siente como la intensa mirada de Maximus quemaba todo su cuerpo. — Definitivamente, te estás volviendo muy habladora — el hombre se acerca a ella
Maximus abre los ojos sintiendo un peso en su pecho, parpadea varias veces tratando de acostumbrarse a la luz, de hecho no acostumbra a tener la luz encendida, cuando por fin puede observar con claridad el peso se hace más evidente y la cabellera negro azabache entra en su campo de visión, claro que Maximus frunce el ceño hasta que percibe la fragancia de Helen, el hombre permanece en su sitio sin realizar ningún movimiento, hasta que Helen es la que realiza el movimiento, claro que ella estaba pegada al cuerpo de Maximus como si temiera que este escape de ella.Hasta que Helen también abre los ojos se había asustado porque era evidente que estaba en compañía de alguien, hasta que su mente procesa toda la realidad, sus ojos azules se encuentran con los ojos azules de Maximus, claro que la posición era un poco complicada y Helen de inmediato se sonroja.— Lo siento — Expresa la pequeña mujer apartándose rápidamente de Maximus.— ¿Por qué dices que lo sientes en innumerables ocasiones?
— ¿De dónde llegas, Maximus? — Pregunta Lauren desde el sofá, el reloj marcaba las 7 de la mañana, Maximus abandona el Pent-house de Helen cuando ella aún estaba dormida, la pequeña mujer ni siquiera había sentido que él saliera, pero era evidente que Maximus no esperaba encontrarse con Lauren esperando por él — Maximus, te siento muy cambiado, este no es el hombre con quien yo me he casado siempre me prestabas atención, quería creer que estabas preocupado por mí, pero a lo único que estoy llegando es que en realidad no hay preocupación, siento que me estás apartando de tu vida cuando tú sabes que solo nos tenemos tú y yo — Lauren había adquirido una voz muy dolorosa. — Lauren, soy una persona muy ocupada tienes que entender aquello, no estoy para perder el tiempo en nada y en nadie — la respuesta Masculina fue contundente. — Antes también estabas muy ocupado, pero estabas aquí para mí. — ¿Qué está ocurriendo contigo, Lauren Mariel? — Maximus da algunos pasos quedando muy cerca de
Helen abre los ojos al escuchar truenos, de inmediato se percata de la frialdad del lado de Maximus, la pequeña mujer deja escapar un pequeño suspiro, mirando sus manos como si fuera la cosa más llamativa del mundo. — ¿Quisiera saber qué está ocurriendo conmigo? Claro que me doy cuenta de que algo no está bien, nunca he estado con un chico es más, nunca me ha llamado la atención, pero Maximus si me llama la atención, cuando lo tengo cerca siento que la respiración se me corta y se me olvida la realidad fuera de las cuatro paredes, no conozco el amor entre una mujer y un hombre y ahora me arrepiento de no tener novio de esa manera quizás yo pueda diferenciar entre el amor, cariño y deseo, pero aquí estoy pensando en un hombre que es casado, pero que genera tantas cosas nuevas, desconocidas que a mi cuerpo le gusta, a mi corazón le da calma y a mi cuerpo protección y calidez, pero aquello no quita en que la amante está desarrollando sentimientos hacia el hombre que es de otra mujer — H
— Fue su esposa, Señor — Maximus al escuchar aquello deja ver una pequeña sonrisa, perversa y peligrosa, su aura había cambiado completamente— La señora Albani, se ha comunicado primeramente con el Señor Alessio, su hermano, para que realice la investigación, pero el señor Caruso se ha negado rotundamente, de inmediato la comunicación pasa a Lombardi claro que aquello tiene otro fin ella deja en claro que puede lograr que usted o su padre sean socios de Jonás, entonces inicia la investigación en busca de su amante, por supuesto que no hay datos o registros de usted ni siquiera en donde estuvo, entonces es imposible que obtengan alguna información, hasta aquí el informe señor Albani.— Estate atento a los movimientos de Lombardi, lo quiero en la mira, cualquier mínimo movimiento que realice en Italia lo quiero saber — espeta Maximus bajando el teléfono, el hombre se toca la punta de la nariz incapaz de ocultar la ira en aquellos ojos azules— ¿Qué estás haciendo Lauren? — era palpable l
Helen se había sonrojado ante las palabras de Maximus, los ojos de aquel imponente hombre eran profundos y llenos de deseo, se posaron en el rostro de ella que brillaba con una luz singular. Su piel, suave y delicada, parecía más radiante, como si la naturaleza misma la abrazara. Un silencio cargado de tensión se instauró entre ellos, un silencio que decía más que mil palabras. Helen se había apartado mínimamente segundos atrás, Entonces la frágil distancia que los separaba se volvió un imán, atrayendo sus cuerpos con una fuerza irresistible. Maximus acaricia el brazo de ella con suavidad. Helen sintió cómo su corazón se aceleraba, ese latido resonaba en su pecho como un tambor invitador, sabe que cuando el hombre toma la iniciativa no hay marcha atrás. Él se detuvo, permitiendo que el aire se llenara de un deseo palpable, mientras su mirada se hundía en la profundidad de sus ojos. Las palabras no eran necesarias; el mensaje estaba en sus gestos, en la forma en que se acercó, como si
— ¿Está todo bien? — la voz de Helen se escucha con dificultad, pero el hombre destila un aura asesina. — Sube a la habitación — ordena el hombre, Helen no estaba como para realizar más interrogaciones, sabe que algo no andaba bien, entonces lo mejor que puede hacer es abandonar la biblioteca, agarrando los pedazos de tela de su vestido tratando de cubrirse con ellos — cúbrete con mi saco — nuevamente la voz de Maximus penetra su oído, ella obedece en silencio, con las piernas temblorosas empieza a avanzar, hasta salir por completo y dejar al hombre a solas. Maximus sin piedad golpea con fuerza la pared — Como puedes ser tan imbécil Maximus Albani, como puedes ser tan imprudente para no usar un jodido preservativo y lo haces con la hija de James Campbell, qué carajos pasaba por mi cabeza para olvidarme de lo más esencial ¿Cómo pude cometer está idiotez de manera tan irresponsable? Joder Albani, Helen ni siquiera ha de saber que es una pastilla y lo peor las malditas pastillas pueden