Helen abre los ojos al escuchar truenos, de inmediato se percata de la frialdad del lado de Maximus, la pequeña mujer deja escapar un pequeño suspiro, mirando sus manos como si fuera la cosa más llamativa del mundo. — ¿Quisiera saber qué está ocurriendo conmigo? Claro que me doy cuenta de que algo no está bien, nunca he estado con un chico es más, nunca me ha llamado la atención, pero Maximus si me llama la atención, cuando lo tengo cerca siento que la respiración se me corta y se me olvida la realidad fuera de las cuatro paredes, no conozco el amor entre una mujer y un hombre y ahora me arrepiento de no tener novio de esa manera quizás yo pueda diferenciar entre el amor, cariño y deseo, pero aquí estoy pensando en un hombre que es casado, pero que genera tantas cosas nuevas, desconocidas que a mi cuerpo le gusta, a mi corazón le da calma y a mi cuerpo protección y calidez, pero aquello no quita en que la amante está desarrollando sentimientos hacia el hombre que es de otra mujer — H
— Fue su esposa, Señor — Maximus al escuchar aquello deja ver una pequeña sonrisa, perversa y peligrosa, su aura había cambiado completamente— La señora Albani, se ha comunicado primeramente con el Señor Alessio, su hermano, para que realice la investigación, pero el señor Caruso se ha negado rotundamente, de inmediato la comunicación pasa a Lombardi claro que aquello tiene otro fin ella deja en claro que puede lograr que usted o su padre sean socios de Jonás, entonces inicia la investigación en busca de su amante, por supuesto que no hay datos o registros de usted ni siquiera en donde estuvo, entonces es imposible que obtengan alguna información, hasta aquí el informe señor Albani.— Estate atento a los movimientos de Lombardi, lo quiero en la mira, cualquier mínimo movimiento que realice en Italia lo quiero saber — espeta Maximus bajando el teléfono, el hombre se toca la punta de la nariz incapaz de ocultar la ira en aquellos ojos azules— ¿Qué estás haciendo Lauren? — era palpable l
Helen se había sonrojado ante las palabras de Maximus, los ojos de aquel imponente hombre eran profundos y llenos de deseo, se posaron en el rostro de ella que brillaba con una luz singular. Su piel, suave y delicada, parecía más radiante, como si la naturaleza misma la abrazara. Un silencio cargado de tensión se instauró entre ellos, un silencio que decía más que mil palabras. Helen se había apartado mínimamente segundos atrás, Entonces la frágil distancia que los separaba se volvió un imán, atrayendo sus cuerpos con una fuerza irresistible. Maximus acaricia el brazo de ella con suavidad. Helen sintió cómo su corazón se aceleraba, ese latido resonaba en su pecho como un tambor invitador, sabe que cuando el hombre toma la iniciativa no hay marcha atrás. Él se detuvo, permitiendo que el aire se llenara de un deseo palpable, mientras su mirada se hundía en la profundidad de sus ojos. Las palabras no eran necesarias; el mensaje estaba en sus gestos, en la forma en que se acercó, como si
— ¿Está todo bien? — la voz de Helen se escucha con dificultad, pero el hombre destila un aura asesina. — Sube a la habitación — ordena el hombre, Helen no estaba como para realizar más interrogaciones, sabe que algo no andaba bien, entonces lo mejor que puede hacer es abandonar la biblioteca, agarrando los pedazos de tela de su vestido tratando de cubrirse con ellos — cúbrete con mi saco — nuevamente la voz de Maximus penetra su oído, ella obedece en silencio, con las piernas temblorosas empieza a avanzar, hasta salir por completo y dejar al hombre a solas. Maximus sin piedad golpea con fuerza la pared — Como puedes ser tan imbécil Maximus Albani, como puedes ser tan imprudente para no usar un jodido preservativo y lo haces con la hija de James Campbell, qué carajos pasaba por mi cabeza para olvidarme de lo más esencial ¿Cómo pude cometer está idiotez de manera tan irresponsable? Joder Albani, Helen ni siquiera ha de saber que es una pastilla y lo peor las malditas pastillas pueden
Maximus se acomoda en la cama, Helen se coloca de pie y busca las prendas que va a utilizar de manera rápida antes de que Maximus tenga la intención de volver a jugar con ella, claro que el hombre ya ha leído a través de ella, pero no le presta atención, el hombre solo guarda silencio y empieza a revisar su teléfono celular, justo en ese momento suena el móvil al ver que se trataba de Lauren, la llamada de inmediato es desviada, mientras Helen se viste, Maximus observa la pantalla de manera aburrida, como si aquello solo lo hiciera porque no tenía algo más importante que hacer. — ¿Por qué no he ido a tu Empresa? — Helen se acomoda al lado de Maximus. — Porque no quise, no tenía ganas de estar allí, he encontrado más atrayente venir aquí — responde el hombre de manera despreocupado — Mañana saldremos de viaje. — ¿Qué? — Helen se muestra totalmente sorprendida. — Tengo algo que resolver y claramente voy a llevarte conmigo, ahora deja de hacer preguntas estúpidas. — No son est
El hombre no se aparta sintiendo como los brazos de Helen lo envuelven, Maximus no expuso ninguna palabra, se quedaron allí por varios minutos, era raro para Maximus, pero allí estaba sintiendo una calidez desconocida, pero a la vez reconfortante. — Lo siento, no quería incomodarte, pero… — No hace falta que te disculpes — Helen se aparta, pero queda frente a frente con Maximus — Yo te lo he preguntado, tú solo respondiste a mi pregunta, así que no tienes porque preocuparte y mucho menos disculparte. — Pero… — Sin peros, Helen — Maximus coloca su dedo índice por encima del labio de la mujer, ella solo asiente — Olvida eso — El hombre se acerca a ella besando suavemente los carnosos labios de Helen. — Huelo a cocina — murmura ella unbpoco avergonzada. — No importa — La respuesta del hombre fue más baja, ella solo asiente y vuelve a su actividad, después de media hora, Maximus se había servido el primer bocado, inexplicablemente Helen se siente nerviosa, no acostumbra a cocina
SICILIAEl Teléfono de Jonás suena, era uno de sus empleados.— ¿Qué ocurre? — El humo del tabaco se refleja en los cristales.— No hay ningún dato con respecto a mujeres que frecuente Maximus Albani, todo indica que el hombre no posee amantes, lo hemos estado investigando lo suficiente, pero no arrojan datos como para determinar si el Capo tiene más mujeres a aparte de su esposa de Contrato.— Eso es imposible — Jonás arruga la frente ante lo dicho por el hombre — Maximus debe de tener un secreto, una mujer oculta.— No señor, hasta el momento no hay ningún dato con respecto a Albani, pero estaremos atentos — Jonás ya no contesta terminando con la llamada, sintiéndose molesto.— No puedes hacer nada tan secretamente, Albani, sé que voy a dar con aquello que estás ocultando y sé que es una mujer — El hombre se ve molesto, pero de inmediato llama a otra persona — Dame las coordenadas de Helen Campbell ahora mismo.— Estados Unidos, Señor, Miami, le envió la ubicación del Condominio e
A mitad de la noche Maximus abre los ojos, después de aquel encuentro íntimo con Helen lo habían hecho en dos oportunidades más, aquello ocasiona que Helen haya caído rendida, exhausta, él podía sentir la respiración pausada de la mujer el cuerpo estaba cubierta con la sabana, la suavidad de su piel era perfecta, Maximus cierra los ojos pensando en que había cometido un error más, no había usado protección, aquello era perturbador, pero a la vez sentirla piel a piel era placentero, con la confianza de que ella no estuviera en sus días fértiles, Helen se remueve provocando qué Maximus abra los ojos nuevamente.— Espero que definitivamente no estés en tus días fértiles.— expuso en un susurro para evitar que Helen lo escuche, segundos después acomoda con cuidado la cabeza de Helen por encima de la almohada para que él se coloque de pie y abandone la habitación, lo había logrado Helen estaba profundamente dormida.El hombre baja dirigiéndose hasta la barra de alcohol, Maximus se está perc