Helen se había sonrojado ante las palabras de Maximus, los ojos de aquel imponente hombre eran profundos y llenos de deseo, se posaron en el rostro de ella que brillaba con una luz singular. Su piel, suave y delicada, parecía más radiante, como si la naturaleza misma la abrazara. Un silencio cargado de tensión se instauró entre ellos, un silencio que decía más que mil palabras. Helen se había apartado mínimamente segundos atrás, Entonces la frágil distancia que los separaba se volvió un imán, atrayendo sus cuerpos con una fuerza irresistible. Maximus acaricia el brazo de ella con suavidad. Helen sintió cómo su corazón se aceleraba, ese latido resonaba en su pecho como un tambor invitador, sabe que cuando el hombre toma la iniciativa no hay marcha atrás. Él se detuvo, permitiendo que el aire se llenara de un deseo palpable, mientras su mirada se hundía en la profundidad de sus ojos. Las palabras no eran necesarias; el mensaje estaba en sus gestos, en la forma en que se acercó, como si
— ¿Está todo bien? — la voz de Helen se escucha con dificultad, pero el hombre destila un aura asesina. — Sube a la habitación — ordena el hombre, Helen no estaba como para realizar más interrogaciones, sabe que algo no andaba bien, entonces lo mejor que puede hacer es abandonar la biblioteca, agarrando los pedazos de tela de su vestido tratando de cubrirse con ellos — cúbrete con mi saco — nuevamente la voz de Maximus penetra su oído, ella obedece en silencio, con las piernas temblorosas empieza a avanzar, hasta salir por completo y dejar al hombre a solas. Maximus sin piedad golpea con fuerza la pared — Como puedes ser tan imbécil Maximus Albani, como puedes ser tan imprudente para no usar un jodido preservativo y lo haces con la hija de James Campbell, qué carajos pasaba por mi cabeza para olvidarme de lo más esencial ¿Cómo pude cometer está idiotez de manera tan irresponsable? Joder Albani, Helen ni siquiera ha de saber que es una pastilla y lo peor las malditas pastillas pueden
Maximus se acomoda en la cama, Helen se coloca de pie y busca las prendas que va a utilizar de manera rápida antes de que Maximus tenga la intención de volver a jugar con ella, claro que el hombre ya ha leído a través de ella, pero no le presta atención, el hombre solo guarda silencio y empieza a revisar su teléfono celular, justo en ese momento suena el móvil al ver que se trataba de Lauren, la llamada de inmediato es desviada, mientras Helen se viste, Maximus observa la pantalla de manera aburrida, como si aquello solo lo hiciera porque no tenía algo más importante que hacer. — ¿Por qué no he ido a tu Empresa? — Helen se acomoda al lado de Maximus. — Porque no quise, no tenía ganas de estar allí, he encontrado más atrayente venir aquí — responde el hombre de manera despreocupado — Mañana saldremos de viaje. — ¿Qué? — Helen se muestra totalmente sorprendida. — Tengo algo que resolver y claramente voy a llevarte conmigo, ahora deja de hacer preguntas estúpidas. — No son est
El hombre no se aparta sintiendo como los brazos de Helen lo envuelven, Maximus no expuso ninguna palabra, se quedaron allí por varios minutos, era raro para Maximus, pero allí estaba sintiendo una calidez desconocida, pero a la vez reconfortante. — Lo siento, no quería incomodarte, pero… — No hace falta que te disculpes — Helen se aparta, pero queda frente a frente con Maximus — Yo te lo he preguntado, tú solo respondiste a mi pregunta, así que no tienes porque preocuparte y mucho menos disculparte. — Pero… — Sin peros, Helen — Maximus coloca su dedo índice por encima del labio de la mujer, ella solo asiente — Olvida eso — El hombre se acerca a ella besando suavemente los carnosos labios de Helen. — Huelo a cocina — murmura ella unbpoco avergonzada. — No importa — La respuesta del hombre fue más baja, ella solo asiente y vuelve a su actividad, después de media hora, Maximus se había servido el primer bocado, inexplicablemente Helen se siente nerviosa, no acostumbra a cocina
SICILIAEl Teléfono de Jonás suena, era uno de sus empleados.— ¿Qué ocurre? — El humo del tabaco se refleja en los cristales.— No hay ningún dato con respecto a mujeres que frecuente Maximus Albani, todo indica que el hombre no posee amantes, lo hemos estado investigando lo suficiente, pero no arrojan datos como para determinar si el Capo tiene más mujeres a aparte de su esposa de Contrato.— Eso es imposible — Jonás arruga la frente ante lo dicho por el hombre — Maximus debe de tener un secreto, una mujer oculta.— No señor, hasta el momento no hay ningún dato con respecto a Albani, pero estaremos atentos — Jonás ya no contesta terminando con la llamada, sintiéndose molesto.— No puedes hacer nada tan secretamente, Albani, sé que voy a dar con aquello que estás ocultando y sé que es una mujer — El hombre se ve molesto, pero de inmediato llama a otra persona — Dame las coordenadas de Helen Campbell ahora mismo.— Estados Unidos, Señor, Miami, le envió la ubicación del Condominio e
A mitad de la noche Maximus abre los ojos, después de aquel encuentro íntimo con Helen lo habían hecho en dos oportunidades más, aquello ocasiona que Helen haya caído rendida, exhausta, él podía sentir la respiración pausada de la mujer el cuerpo estaba cubierta con la sabana, la suavidad de su piel era perfecta, Maximus cierra los ojos pensando en que había cometido un error más, no había usado protección, aquello era perturbador, pero a la vez sentirla piel a piel era placentero, con la confianza de que ella no estuviera en sus días fértiles, Helen se remueve provocando qué Maximus abra los ojos nuevamente.— Espero que definitivamente no estés en tus días fértiles.— expuso en un susurro para evitar que Helen lo escuche, segundos después acomoda con cuidado la cabeza de Helen por encima de la almohada para que él se coloque de pie y abandone la habitación, lo había logrado Helen estaba profundamente dormida.El hombre baja dirigiéndose hasta la barra de alcohol, Maximus se está perc
— Tú eres mi amante — Recalca Maximus muy molesto, el océano en su mirada se volvía más peligrosa con cada segundo.— ¡Sí! ¡La amante del Mafioso! ¡La Amante del CEO! ¿Otro calificativo que quieras darme, Maximus Albani? — Helen tampoco se quedaba callada.— Cállate Helen ¿qué demonios quieres? ¿Quieres que aguante tu comportamiento de osito cariñoso? Por favor, no soy esa clase de persona ¿Quieres que conozca el amor? Aquello es una mierda, no he nacido para el amor o mejor aún ¿Quieres que lo conozca contigo? ¿Eso es lo que quieres? Eres muy ingenua para pensar en la palabra amor y mucho menos conmigo.— Definitivamente, yo no pienso en la palabra amor y mucho menos contigo, prefiero estar con un ogro qué contigo — La respuesta de ella estaba cargada de ira.— Entonces ve con Jonás Lombardi para que conozcas que es aquello que llaman ogro, Helen.— Todos necesitamos en algún momento un abrazo, unas palabras de aliento, la compañía de alguien, aquello que tú piensas y crees que no es
Maximus la mira fijamente a los ojos, Helen estuvo tentada a bajar la mirada, no obstante no lo hizo, no tenía porque hacerlo, una Campbell nunca baja la mirada ante alguien en estas circunstancias.— No me pidas amor y la regla más importante no puedes quedarte embarazada bajo ninguna circunstancia, Helen — La pelinegra frunce el ceño ante aquella regla principal.— No voy a cometer aquel error — Susurra ella sintiendo la respiración de Maximus muy cerca de su rostro — Solo déjame estar cerca de ti y que sepas que se siente estar con alguien que te puede dar compañía alguien en quien puedas confiar.Maximus se mantuvo en silencio, recordando claramente que Lauren había realizado prácticamente la misma solicitud, pero había algo diferente en la mirada de ambas, Lauren era perversa, era una Caruso, Helen una Campbell, Reina de toda una organización si lo quisiera, pero con la mirada llena de paz y dulzura, entonces tomó la mano de Helen con delicadeza y la acercó suavemente hacia él. S