— ¿Crees que puedes pararte por delante de mí y hablarme de esa manera? — James se veía feroz — Tu y yo aun tenemos cuentas que ajustar, como ¿Por qué la dejaste embarazada, Maximus Albani? Supuse que cualquiera que tuviera aquel pensamiento lo pensaría 10 veces.— No lo creo lo acabo de hacer y cualquiera que tenga sexo puede engendrar un hijo es algo que tú lo sabes perfectamente — Fue la respuesta de Maximus sin importar que estuviera por delante de James Campbell — No lo he pensado mucho, porque la Mafia Italiana es similar a la Inglesa.— Sabes que estas en mi territorio y no me va a temblar el pulso para acabar con tu miserable vida, y no voy a permitir que destruyas a mi hija.— ¿Cuál es la justificación al decir que yo la voy a destruir? Mira Campbell, tuve la oportunidad de hacer aquello cuando se fue por primera vez a Italia sin un maldito Guardaespaldas porque bien pude haber pasado al lado de ella aquella noche sin intentar defenderla también la noche del desfile en Miami
— Está claro que tengo miedo, me da terror saber que he creado una vida, pero quizás y solo quizás me des aquello que en mi vida es desconocido para mí y es la felicidad — Maximus levanta la mano que tenía temblorosa entonces con temor lo posa por encima del abdomen de Helen, el hombre siente como un escalofrío recorre su espina dorsal, él cierra los ojos por unos segundos — Mi pequeño, mi futuro hijo… ¿Puedes escucharme? Estoy aquí, hablando contigo, mientras tu madre duerme. Y aunque parezca una locura, siento que puedo comunicarme contigo a través de su vientre ¿Sabes? Tengo miedo, hijo mío, mucho miedo. Me abruma la responsabilidad de convertirme en padre, de ser la figura protectora y guía para ti. Me pregunto si estaré a la altura de las circunstancias, si podré ser un buen padre para ti teniendo en cuenta mi identidad, aquel mundo que me rodea.La verdad es que nunca tuve un padre, y aquello no me dio la oportunidad de ser un buen hijo, de aprender de él, de recibir su amor y c
La niebla se espesaba sobre las calles estrechas de una pequeña ciudad de montaña envolviendo todo en su abrazo etéreo. Maximus, aquel hombre de mirada intensa y cabello azabache, sintió que el peso del mundo se cernía sobre sus hombros mientras guiaba a Helen a avanzar por delante de él, habían abandonado Inglaterra rápidamente para adentrarse en el Territorio Asiático, antes de que los demás lleguen a Europa, James había dado su autorización plena para que su hija realice este viaje aún sabiendo que estaban pisando territorio enemigo.Había un secreto y era que Maximus era un ex miembro secreto de la Mafia Asiatica hace algunos años, un hombre que había dejado atrás una familia de secretos sombras y bala, había sido uno de los pocos que ha fortalecido la bese de Asia y el crimen hasta que llegaron a destruir a la organización por otros intereses, por eso él tenía la certeza de venir hasta aqui para proteger a Helen y al bebé.Los tentáculos de su antiguo clan secreto se extendían ha
— No pensé que vendrías a Asia — Paolo se posiciona por delante de Maximus.— Tú sabes perfectamente Paolo, que aquí nadie va a imaginarse de nuestra estadía, no he sido miembro secreto de la Mafia Asiática en vano — Maximus bebe un sorbo del whisky qué tenía en la mano — Pero no quiero pasar por alto absolutamente nada Paolo, quiere extremada vigilancia cualquier movimiento sospecho que ocurra es un acto del cual yo debo de enterarme ¿estamos claros? Además, quiero que en Italia haya movimientos que no dejen en duda de mi presencia allí.— Ya he trabajado en eso — Fue la respuesta de Paolo.— ¿Cómo está Jonás Lombardi? O mejor dicho ¿Cómo están los hermanos Lombardi?— Jonás está entre la vida y la muerte mientras que Gina sigue como rehén.— Déjala ir, entrega a la menor del Clan Lombardi a la Unión Africana, que la conviertan en esclava o que hagan con ella lo que a los Jefes les venga en ganas.— Bien ¿Alguna otra sugerencia?— Ninguna Paolo, puedes regresar a Italia cuando quiera
El Primer VistazoMaximus guio a Helen hacia la cama, su voz suave pero firme.—Por favor, Helen, colócate la bata y acuéstate. Es hora de revisar al bebé — Indica Maximus.Helen se sonrojó, sintiendo una mezcla de vergüenza y nerviosismo. Se desvistió detrás de la cortina y se puso la bata, intentando ocultar su cuerpo aunque aquello de ocultarse a Maximus le parece irreal después de todo él ya ha palpado cada centímetro de aquel cuerpo.Mientras pensaba en eso también preparaba las máquinas de monitoreo, su rostro concentrado en la tarea. Cuando Helen se acostó, él comenzó a ajustar los equipos.—Respira profundamente, Helen —dijo, su voz calmada. Helen asintió, sintiendo la tensión en los hombros de Maximus mientras él colocaba los sensores en su abdomen. La pantalla del monitor se iluminó, y por primera vez, vieron al bebé.El corazón de Maximus latió con fuerza, su respiración se aceleró. Helen sintió la tensión en sus hombros, como si estuviera luchando contra algo. —¿Estás bien
— ¿Cómo te sientes? — Pregunta Maximus entrelazando su mano con la de Helen.— ¿No sientes ninguna molestia? ¿No te hice daño?— Estoy bien — responde ella sonrojándose.— Entonces deberías de darte un baño y bajar a comer algo, la cocinera tiene todas las indicaciones de las comidas que te aportan nutrientes para el embarazo.— ¿Es de verdad? — Helen coloca mala cara, por supuesto Maximus se percata de eso.— Es mejor que bajemos a comer juntos — Aquello motivo a Helen, ambos se habían dado un baño, el primero en bajar había sido Maximus, el hombre ya estaba esperando por Helen en la mesa hasta que la pequeña mujer baja y se acomoda.Helen de inmediato observa con el ceño fruncido y los labios ligeramente torcidos mientras miraba con desgano el plato de verduras frente a ella. No dudo de inmediato en cruzarse de brazos como si fuera una niña que se negaba a comer sus vegetales.—No quiero —murmuró, empujando un trozo de brócoli con el tenedor.Maximus, que había estado observándola co
Era un nuevo día en la Villa de Maximus, y aunque la calma y el orden parecían gobernar, él mismo no se sentía bien. Desde temprano, Maximus había sentido un malestar en el estómago, algo que al principio pensó que podría ser la cena de la noche anterior. Sin embargo, conforme pasaban las horas, las náuseas se hacían más fuertes y le impedían concentrarse en el trabajo.En la cocina, mientras buscaba algo que le calmara el estómago, una de las cocineras más antiguas, llena de sabiduría y supersticiones de las tierras cercanas, se le acercó con una sonrisa divertida.— Mi señor, dicen que si los síntomas del embarazo afectan también al padre, es muy posible que el bebé sea una niña —dijo la cocinera con voz dulce y una mirada que denotaba curiosidad.Maximus parpadeó, sorprendido por el comentario, y una emoción inesperada comenzó a revolotear en su pecho. La posibilidad de que su hijo fuera una niña hizo que su mente divagara por un instante. Imaginó una pequeña de cabello negro azaba
DÍAS DESPUÉS El sol comenzaba a descender en el horizonte, tiñendo el cielo de Asia de tonos anaranjados y dorados. El jardín que rodeaba la villa era un paraíso en miniatura: flores de colores vibrantes, el suave murmullo de un arroyo cercano y el aroma fresco de la hierba recién cortada ocultaba perfectamente aquella zona de la maldad de los demás. Maximus caminaba a paso firme a lado de Helen, sus pasos resonando de manera rítmica sobre el camino de piedra que serpenteaba entre los arbustos y árboles. No solían pasear juntos con frecuencia, pero algo en ese día hacía que las palabras sobraran, después de los días que estuvieron prácticamente encerrados Maximus ha tomado la decisión de que Helen diera algunas vueltas por los alrededores, por supuesto en compañía de él.— No olvides en hacerme saber si es que sientes una molestia.— expuso el hombre, aunque sus facciones estaban endurecidas en sus ojos había una calidez nata.— Vienes diciendo eso durante todo el pase, ya sé que si a