Nataniel caminó con Yasmina tomándola de la mano hacia el estacionamiento, le abrió la puerta del auto y la hizo subir.Tenía la sensación como si alguien le estuviera apretando la garganta, tanto así que debió aflojarse los botones del cuello de la camisa, se sentía demasiado, incómodo, nervioso, con miedo de lo que estaba por pasar. Una parte de él quería experimentar ese momento, pero su mente no podía parar de pensar en Rayito. Ella había sido el centro de su mundo desde que tenía uso de razón y, si alguna vez pensó en dar ese paso, creyó que sería con ella cuando fueran esposos, pero ahora estaba allí con alguien que no era ella. Se preguntó si estaba haciendo lo correcto, si era esto lo que realmente quería.Él subió al auto y enseguida Yasmina estrechó su mano contra la suya, antes de poner en marcha al auto se giró para mirarla y vio que la expresión de ella complacida.—Te juro que no quepo de la emoción ¿Sabes cuántas veces imaginé este momento? —expresó sin dejar de sonre
Rayito había llegado hacía pocas horas atrás, pero como estaba muy tarde decidió hospedarse en un hotel y al día siguiente ir a su casa. Aunque era tarde, decidió bajar al Restaurante para comer algo, porque durante todo el día, no se había alimentado bien.Por eso cuando se paró y vio a Nataniel frente a ella, no pudo evitar sorprenderse, incluso se sintió emocionada, porque eso significaba que a pesar de estar a punto de comprometerse con otra seguía pensando en ella, sin embargo, esa hipótesis quedó desechada cuando lo escuchó pedirle perdón y desmayarse.Corrió hacia él, le sostuvo con cuidado la cabeza, mientras paraba el ascensor, vio a ver si veía a alguien para que le prestara ayuda, pero no encontró a nadie.—Por favor Nataniel mi amor, despierta ¿Por qué te desmayaste? —le dijo con suavidad dándole pequeños golpecitos en el rostro, porque aunque sabía que estaba a punto de comprometerse con otra, estaba claro que eso se había dado producto de su indiferencia y abandono.Sin
Nataniel se quedó por un momento viendo la puerta y decidió salir hasta su auto, ni loco, iba a regresar a la habitación con Yasmina, se subió y se quedó allí vigilando, como si estuviera esperando a alguien o algo, no sabía por qué razón lo había hecho, pero aunque podía irse, algo le impidió hacerlo, temía que Rayito saliera a verse con alguien, porque ella se lo había dejado claro.Una media hora después, vio salir a Kaire con un ajustado vestido negro, para luego subir a un taxi.—¿Dónde crees que vas? —dijo en voz alta para sí mismo y enseguida comenzó a seguir al taxi.Nataniel se quedó en el coche, observando hasta que vio salir a Rayito y subir a un taxi. Lo siguió hasta que se detuvo en un club nocturno. Vio como la chica salía del taxi y entraba.Dio la vuelta a la manzana buscando un lugar donde aparcar. Todos los sitios parecían ocupados, pero entonces vio un pequeño hueco entre otros dos coches y se apresuró a meter el suyo. Se bajó y se dirigió lentamente hacia el edi
Nataniel y Rayito se quedaron parados, mirando la mancha de sangre en la cama, con los ojos agrandados por la sorpresa. No podían recordar nada de lo que había sucedido la noche anterior, es como si los recuerdos hubiesen sido borrados de un plumazo, pero la evidencia en la cama no dejaba lugar a dudas de lo que había ocurrido.Rayito salió corriendo al espejo y comenzó a revisarse, vio chupones en su cuello, en sus senos y un gemido de angustia salió de su boca.—Esto no puede ser ¡Oh por Dios! Tuve sex0 con Nataniel y ni me recuerdo —susurró sorprendida.Por su parte, Nataniel tratando de mantener la calma, buscó sus ropas y comenzó a vestirse apresuradamente. Rayito hizo lo mismo, moviéndose con torpeza debido al fuerte dolor de cabeza y acercándose a la cama.—No puedo creer que hayamos hecho esto —dijo Rayito, con voz temblorosa.—Yo tampoco —respondió Nataniel, cerrando los ojos con fuerza.No quería pensar en las consecuencias de lo que había sucedido.—¿Qué vamos a hacer ahor
Nataniel había regresado a la casa de sus padres, apenas entró su madre se quedó viéndolo con una cara de reprobación.—¿Dónde estabas y con quién? —interrogó Alena cruzándose de brazos y dejando ver en su rostro su enojo.—Yo… andaba a un centro nocturno bailando con… mi novia —mintió y al parecer su madre también sabía que estaba mintiendo.—¿Novia? Ah entiendo, entonces quien ha estado llamándome será un clon, ¿Tienes idea de lo insoportablemente intensa que es esa mujer? Desde las seis de la mañana hasta ahorita me ha llamado más de treinta veces ¿Puedes creerlo? Y ahora sales diciéndome que estabas con ella, no me mientas que sabes que aquí no nos gustan las mentiras ¿Andabas con otra mujer? No solo dejaste a Rayito, te enredaste con Yasmina y ¿ni siquiera puedes serle fiel a ella? —preguntó.—Andaba con una amiga —pronunció el joven, pero el enojo de su madre no tenía límite.—¿Ves Aníbal? Es tu culpa que tu hijo saliera tan descarado.—¿Mi culpa? ¿Qué tengo yo que ver con eso?
Rayito se sintió totalmente atrapada por el movimiento sensual de Nataniel, su cuerpo se derritió y sus sentimientos se dispararon sin control. Sin poder evitarlo, se sintió completamente rendida ante él.“¿No lo tiene como un maní entonces?”«Ya estás sintiendo que no, es que me metes en cada problema, ahora cuando entre a la casa voy a estar jadeando como una perra y goteando como una regadera».“Bueno, si no sentimos ningún dolor, entonces es que el chico tiene muy buen equipamiento, pero mal manejo del equipo”, siguió su conciencia, pero ella no podía soportar más la excitación y sin darse cuenta terminó moviéndose al ritmo marcado por Nataniel.Finalmente, cerró los ojos y dejó que su corazón la guiara y se fundieron en un beso que la dejó extasiada, quería más sentía como si un volcán estuviera haciendo erupción en su interior.Él la besaba con tanta fuerza, parecía que se alimentara de sus labios, estos se hinchaban deseosos de más atención.Rayito sentía que su cuerpo ya no l
Luego de eso tomó a Gregorio del brazo y salió de allí, todos se quedaron en silencio, mirando a Nataniel, quien no esperó un segundo más y se levantó, para seguir a Rayito.—¿Dónde vas? —le preguntó Aníbal.—Voy a detener a Rayito.Corrió detrás de ella, pero como ya se había subido al auto y comenzado a marchar, Nataniel se le paró en frente.—¡Espera!—Mira Lemus, ¡Aléjate de mí! Cuando termines tu relación con la mustia, entonces vienes a hablar conmigo, del resto ni te me acerques, tampoco puedes venir a decirme qué hacer, porque yo soy una mujer libre, que me gobierno por mi misma, puedo hacer y salir con quien me dé la gana y apártate porque si no te llevo por delante.—¡No serías capaz! —exclamó, pero cuando vio la expresión de malicia en el rostro de Rayito supo que si no se apartaba lo atropellaría. Cuando la vio venir se apartó.En ese momento su celular sonó, vio la pantalla y se dio cuenta de que era Yasmina, le bajó el volumen y se lo guardó en el bolsillo. Quería salir
Sin pensarlo dos veces, Nataniel corrió hacia ella, sintiendo un impulso de ayudarla. Cuando llegó a su lado, vio cómo la mujer, visiblemente perturbada, llevaba de nuevo el objeto hacia su muñeca.Le volvió a pedir que se detuviera, vio con horror que no fue así.—¡Detente! —exclamó Nataniel en voz alta, tratando de interrumpir su acción. Pero no le hizo caso, el objeto cortante se había vuelto a deslizar por su piel y una nueva línea roja apareció en su muñeca.Nataniel, movido por la urgencia y la preocupación, se acercó rápidamente a la mujer y sujetó su muñeca, ejerciendo presión para detener la sangre que brotaba. Su corazón latía aceleradamente mientras luchaba por mantener la calma.—¡Por favor, por favor, no hagas esto! ¿Por qué lo hiciste? —le rogó Nataniel, mirándola a los ojos—, el hecho de que yo no quiera seguir con nuestra relación no significa que la vida llega hasta aquí, tienes gente que te ama y se preocupa por ti.La mujer, entre lágrimas, lo miró con desesperación