Mientras Nataniel y Rayito anunciaban a sus padres la decisión de casarse, mantenían sus manos unidas, y mientras intercambiaban miradas de complicidad, ellos lo observaban emocionados.—¡¿Viste?! Te dije que mi hijo se casaría con mi niña bonita… ahora ¡Vamos a celebrar! —declaró Aníbal, mientras todos daban exclamaciones de alegría y se abrazaban de manera efusiva, al mismo tiempo que las lágrimas de felicidad corrían por el rostro de Rayito.Nataniel la vio llorando y se preocupó.—¿Qué pasa mi amor?—No es nada amor, es llorando de la emoción —mientras hablaba él la abrazaba con absoluta ternura.Erika y Alena los miraban orgullosas y con los ojos también humedecidos de la felicidad.—¡Oh, querida, eso es maravilloso! —exclamó Erika, secándose las lágrimas con una sonrisa radiante —Estamos muy felices por ustedes dos… estaba tan nerviosa.—¿Por qué? —le preguntó Las miradas de Erika y Julián se cruzaron y él negó con la cabeza, porque no quería mortificar a su hija.—Son tontería
El reloj marcaba las últimas horas de la madrugada, Rayito y Nataniel se encontraban en la cama con pereza de levantarse, querían quedarse juntos, pero sabían que no sería buena idea, además, terminarían preocupando a sus respectivas madres.—Sé qué es duro levantarse y dejar la calidez de la cama y de nuestros cuerpos, sin embargo, debemos hacerlo, es solo temporal —le dijo Nataniel besando con suavidad su frente mientras no dejaba de acariciarle sus cabellos con ternura.—Lo sé, tenemos que tener una extraordinaria fuerza de voluntad —respondió ella y él asintió.—Y nosotros la tenemos, mañana es el primer día del resto de nuestros días y nadie nos podrá separar —susurró Nataniel.Así que finalmente y a regañadientes, se levantaron, se vistieron y se prepararon para separarse temporalmente. Sabían que debían respetar la tradición de no verse la noche antes de la boda, aunque se habían visto, igual, eso no hacía más fácil decirse adiós por unas horas.Rayito suspiró, una vez vestida,
Nataniel se encontraba en su habitación, terminando de colocarse el traje, se sentía nervioso, las manos le temblaban, aunque tenía una extraña sensación, a pesar de estar alegre, sentía una opresión en el pecho, un sudor frío recorría su espalda y el corazón le latía acelerado.Observó su reflejo en el espejo, mientras intentaba colocarse el corbatín, estaba emocionado porque sabía que ese día sería uno de los más importantes de su vida.De repente, la puerta de la habitación se abrió y entró su madre. Se acercó a él y lo abrazó con fuerza.—Mi chiquillo hermoso, mi primer gran amor, no sabes cuánto orgullo siento por ti. Hoy te conviertes en un hombre casado y estoy segura de que serás un esposo y un padre increíble. Solo quiero que sepas que siempre te amaré y estaré aquí para ti, pase lo que pase —le dijo Alena con lágrimas en los ojos.Nataniel se sintió conmovido por las palabras de su madre y la abrazó aún más fuerte. —Gracias, mamá. Tú y papá siempre han sido mi ejemplo a seg
Elisa miraba la escena complacida, mientras la policía la custodiaba hacia el vehículo, se sentía feliz de ver a Rayito y a todos sufriendo, de haberlo sabido habría atentado contra la vida del joven desde que llegó; giró su vista y miró a Erika que era sostenida y consolada por su madre el odio en ella creció, vio una oportunidad y en un descuido del oficial le quitó el arma y disparó un par de veces, lo que no contó fue que la madre de Erika que no le había quitado la vista de encima, se atravesó entre las balas y su hija.Al mismo tiempo que esto sucedía, otro oficial le dio la voz de alto.―¡Deténgase! ¡Suelte el arma! ―gritó.Como Elisa hizo caso omiso, el hombre terminó disparándole, y en ese mismo momento cayó Elisa al suelo gravemente herida, borbotones de sangre salían de su boca y una sola oración salió de sus labios―Los odio a todos. ―dijo dando la última boconada de aire con sangre y expiraba.Erika no podía creer lo que veía, se sentía anclada en el suelo, incapaz de mov
Nataniel despertó con la mente llena de confusión y preocupación. Sin dejar de repetirse las palabras que Rayito le había dicho antes de despertar. Aunque sabía que Rayito las había pronunciado para motivarlo a despertar, no pudo evitar sentir inquietud por las consecuencias de sus palabras. Mientras intentaba orientarse, Rayito se abalanzó sobre él con una expresión de alegría y alivio en su rostro. ―¡Nataniel has despertado! ¡Has vuelto conmigo! ―exclamó Rayito, con lágrimas de felicidad en sus ojos―justo a tiempo, porque a rey muerto, rey puesto, aunque estabas vivo, pero sin moverte ―bromeó. Él no pudo evitar reírse ante las ocurrencias de su novia, la brinca frente a él, sin poder contener la alegría y la emoción que desbordaban en su interior. Se acercó rápidamente a Nataniel y lo abrazó con ternura. ―¡Te amo tanto! ―exclamó Rayito, sin poder contener las lágrimas de felicidad―. Y por si creías que era un sueño, es verdad, tendremos un bebé, nuestro hijo. Nataniel sintió una
Rayito dejó escapar un suspiro lento y profundo. La vida le había enseñado que las cosas nunca salían como uno las planeaba, pero la propuesta de Nataniel hacía que las emociones florecieran en su interior. La boda era algo que había soñado desde que era pequeña, pero no estaba segura de poder llevarla a cabo sin ponerse en riesgo de nuevo. ―¡Ven! ―le dijo Nataniel levantándose con ella y tomándola de la mano para recorrer el jardín. El sol de la tarde iluminaba el jardín de la casa de Nataniel, creando un ambiente cálido y acogedor. Caminaron entre las flores, su corazón lleno de emociones encontradas. Los dos vieron a las mariposas revolotear entre las flores, Nataniel la abrazó por detrás mientras les susurraba en voz baja. ―Rayito, sé últimamente todo ha sido difícil para nosotros, hemos pasado por tantas cosas juntos, pero nos amamos, tenemos la posibilidad de unir nuestras vidas, imagínate hacer tu boda de ensueño en este hermoso jardín. Rayito miró a Nataniel, su mirada ll
Llegaron a su habitación de hotel donde pasarían la primera noche como marido y mujer, al día siguiente se irían de luna de miel a una isla del Mediterráneo, pero esa noche iban a disfrutar de una noche de pasión.Al entrar encontraron una botella de champán y fresas frescas, Nataniel tomó las copas y las sirvió, le entregó una a su esposa quien lo miraba un poco nerviosa y por poco la bebida se resbaló de su mano.―¿Estás nerviosa? ―interrogó Nataniel con una sonrisa, acercándose a ella y besando con suavidad su mejilla.―Mucho… estoy ansiosa por estar juntos ―pronunció con timidez.―Y yo también, pero antes quiero que brindemos por nosotros, por nuestro amor, por la familia que comenzamos y por un futuro feliz juntos.Ambos levantaron las copas y brindaron, Rayito tomó un sorbo y sus ojos brillaron con emociones incontenibles, los dos sin dejar de observarse, se perdieron en la mirada del otro.Nataniel colocó la copa a un lado de la mesa y ella hizo lo mismo, para seguidamente toma
Horas más tarde, Nataniel y Rayito tomaron el avión para darse un merecido descanso y disfrutar de su tan esperada luna de miel.El destino elegido para su viaje era una hermosa isla en el Mediterráneo, conocida por sus playas de arena blanca y aguas cristalinas. Cuando descendieron del avión el sol brillaba intensamente en el cielo azul, mientras el aire cálido les daba la bienvenida, un taxi los esperó y los llevó al ferry para trasladarse a la isla donde se quedarían esos días.Los dos conectaron completamente con el lugar, aprovechando lo que esta increíble ubicación tenía para ofrecer; nadar en sus cristalinas aguas y relajarse en las playas de arena suave, explorar los pintorescos pueblos costeros y disfrutar de la deliciosa gastronomía local.―¿Puedes creer que finalmente estemos aquí? ―dijo Rayito emocionada, mirando a Nataniel con una sonrisa radiante―. Es como un sueño hecho realidad.Nataniel asintió, admirando la belleza del paisaje y la felicidad que irradiaba su esposa.