Alena no podía creer lo que estaba sucediendo, sentía el pecho oprimido y que el aire le faltaba, se llevó la mano en el pecho, recordó las palabras de Erika, dónde le decía que era un buen chico y que ojalá luego no terminara arrepentida, al parecer sus palabras habían sido proféticas.El juicio se desarrolló con cada nueva prueba y nuevos descubrimientos, el audio resultó ser un montaje, también el audio del vídeo, al final la verdad había salido a la luz, mientras con cada revelación Alena se sentía desolada, no podía dejar de pensar en la forma que lo trató cuando fue a la estación policial.Su padre se dio cuenta del dolor y sufrimiento de su hija y le acarició la mano con suavidad, para consolarla.—Lo siento hija, creo que cometimos un error con ese muchacho… no es lo que pensamos —susurró sintiéndose muy triste porque sin querer había inducido en error a su hija, y habían terminado confiando en quienes fueron los verdaderos culpables de todo lo ocurrido.Alena miró fijamente h
Aníbal había caído en absoluto letargo, después de haber conversado con Julián, se comenzó a sentir mal, la sangre le corría por la frente, ni siquiera recordaba cuando lo habían golpeado en la cabeza, tenía molestia en el estómago, y la rodilla le dolía horrores, tenía sed, hambre, nunca en la vida le había tocado pasar por esas situaciones de necesidad extrema.Intentó moverse, pero el espacio era demasiado estrecho, además, sentía el cuerpo pesado, tenía la sensación de estarse quemando, es como si alguien hubiera puesto una antorcha, ardía, intentó pedir ayuda, pero solo le salió un gruñido de los labios, intentó mantenerse despierto, pero los ojos se le cerraban y el calor era insoportable y lo peor no podía hacer nada para evitarlo.Sintió cómo una lágrima solitaria salió de la comisura de los ojos, y aunque intentó mantenerse consciente, no pudo, una especie de nubla lo arropó, y cayó en una especie de semiinconsciencia.“¿Qué me está pasando?” se preguntó Aníbal, antes de caer
Al verla, Aníbal sintió los latidos de su corazón acelerarse, sus mejillas calentarse y el aire le resultó denso, sobre todo al recordar lo que había pasado entre ellos, sin embargo, apartó la vista de la mujer, negó con la cabeza e hizo un gesto de desagrado con su boca, porque jamás cedería ante ella.Erika se dio cuenta y se acercó a Aníbal antes de que dijera algo, porque lo conocía lo suficiente para saber que en ese momento estaba mal humorado y temía que de su boca pudiera decir cualquier improperio, tomó al pequeño Nataniel del hombro y llamó su atención.—Aníbal, mira ¿Viste lo hermoso que es tu niño? Es una mini versión tuya. Es tan parecido que me sorprende.Él asintió, colocó la vista en su hijo y esbozó una media sonrisa, levantó la mano, pero esta se le resbaló y cayó en la cama, lo volvió a intentar y esta vez si pudo alargar la mano hacia él y lo acarició con suavidad.Hizo intento de hablar, y solo le salió un gruñido, Erika tocó el timbre para llamar a la enfermera.
Julián asintió en silencio, aunque por una parte, entendía un poco la postura de Aníbal, no la compartía, porque ella también había sufrido mucho quizás la peor víctima de todos era ella y hasta cierto punto entendía sus ganas de hacer justicia. Sabía que no era fácil estar en su situación, pero le parecía que Aníbal se estaba excediendo con todo eso.—Entiendo tu punto Aníbal, pero ¿Estás seguro de que una orden de alejamiento será la mejor solución? Podría ser un tanto complicado de conseguir, especialmente porque ella tiene la custodia de tu hijo.—No me importa cuán complicado sea, no voy a permitir que Alena se acerque a mí de nuevo. Voy a hablar con un abogado y veo qué opciones tengo. No sé cómo va a salir el juicio en mi contra, pero yo recordé, yo no lo hice nada que ella no haya querido, debería estar agradecida que la salve de una violación múltiple y eso es lo que voy a declarar.—No es necesario —respondió Julián y Aníbal frunció el ceño.—¿Qué quieres decir? —Que el jui
Aníbal se sintió incómodo viendo a Mauricio sostener a Alena de esa forma tan cercana e íntima. Un atisbo de celos empezó a emerger en él, apretó sus puños a cada lado de su cuerpo, si pudiera caminar se hubiera levantado y los habría separado con sus propias manos, estaba que demasiado molesto, aunque no quería admitirlo.Observó cómo Alena se separaba de Mauricio y le daba un abrazo cálido, demostrando una cercanía entre ellos que le disgustaba.—Alena no puede creer que seas tú, estás más hermosa que nunca —dijo el médico y el rostro de Alena se ruborizó.Enseguida el hombre le dio un beso en la mejilla y ella le respondió con otro, mientras le decía cariñosamente.—Tú también te ves muy bien —expresó ella sin evitar esbozar una sonrisa.Alena no se había dado cuenta de que Aníbal estaba que vomitaba la bilis.—¿Tienes algún familiar aquí? —le preguntó el médico con curiosidad.Al mismo tiempo que ella le respondió, lo hizo también Aníbal.—No, no tengo a nadie.—Si tiene, al padre
Nataniel estaba perplejo ante la convicción de Rayito. Pero al mismo tiempo, ya sabía que esa niña era capaz de cualquier cosa, no podía dejar de verla con admiración, era valiente, decidida, ocurrente, ingeniosa, nunca había conocido a alguien tan perfecta como ella, pensaba el pequeño en su interior. Le había demostrado su astucia y habilidad, por eso decidió dejarse llevar por ella, tenía mucha imaginación. —Está bien, Rayito. Pero tienes que prometerme que no harás nada peligroso. No quiero que te metas en problemas por mi culpa —dijo Nataniel sin poder ocultar un poco su inquietud. —No te preocupes, Nataniel. Siempre tengo un as bajo la manga. Y además, no me va a pasar nada malo… soy demasiado lista para eso, mis hermanos Salva y Santi, siempre dice que hay que dejar creer a los otros que la iniciativa es de ellos, así seas tú quien la propongas —respondió Rayito con una sonrisa pícara. Nataniel no sabía si confiar plenamente en la seguridad de Rayito, pero decidió darle el b
Alena suspiró con resignación después de cortar la llamada, se estiró y miró a su hijo con una expresión de molestia.—Seguramente estarás feliz, voy a ir a buscar a tu padre, para llevarlo a la casa de tus abuelos… pero te voy a advertir algo Nataniel, ni se te ocurra nada más, no quiero sorpresas ¿Estamos? —el niño asintió.—Si mami —manifestó, aunque en su interior no estaba seguro, porque su objetivo es que su padre se viniera a vivir con ellos, los quería juntos y no hay nada que quisiera más.Alena se levantó a bañarse, y le calentó el agua a su hijo para que se bañara mientras ella preparaba el desayuno, luego de comer, se vistieron y salieron de casa.Conducía sin dejar de pensar en Aníbal, no podía evitar sentir nervios, de imaginar que reacción tendría al verla, no lo había visto en persona durante ese par de días, aunque todas las noches se colaba en sus sueños, se había despertado en la madrugada sobresaltada, soñando con él, aunque nunca lograba recordar al día siguiente,
Cuando Rayito vio que Alena comenzó a caminar hacia la salida, se acercó a Nataniel.—Estamos a punto de perder, ahora el plan está en tus manos —le dijo en un susurro.—¿Y qué voy a hacer yo? —preguntó el niño en el mismo tono, con una expresión de angustia en su rostro.—Llama a tu mamá y llora, solo llora como si tu vida dependiera de eso.Enseguida, Nataniel comenzó a llorar.—Mamá, no te vayas... por favor.—Ponle más lágrimas Natán, tienes los ojos más secos que los míos —agregó la niña en tono bajito.Y como lo vio que no estaba siendo convincente, le pegó un pellizco en la barriga tan fuerte que terminó lastimándolo, mientras el niño, pegaba un grito.—¡Eres muy mala! —le dijo en voz baja, mientras soportaba el dolor —, no te quiero.Fue allí cuando Alena se giró, vio a Nataniel privado llorando y corrió hacia él, Aníbal también hizo amago de levantarse, pero por un momento, olvidó el problema en su pierna y terminó perdiendo el equilibrio y cayendo al suelo tratando de conten