Erika se quedó en silencio, tratando de procesar lo que acababa de escuchar. No podía creer que después de todo lo que había pasado, ahora tenía que enfrentarse a otro obstáculo tan grande como este.—¿Qué quieres decir con que Rayito no es legalmente mi hija? —preguntó con voz temblorosa, sentándose en la cama, al mismo tiempo que se acomodaba un mechón de cabello detrás de la oreja.Aunque no es porque no supiera que significaba, sino por el temor que la invadía, pensaba que todo eso era una mentira.—Significa que Elisa, es quien tiene los derechos legales sobre ella, y si quisiera, podría quitárnosla en cualquier momento.Erika sintió un nudo en la garganta, mientras su mente intentaba procesar lo que acababa de escuchar. ¿Cómo era posible que Rayito no fuera legalmente su hija? Y si Elisa intentaba quitársela. No podía imaginar su vida sin esa niña que se había colado en su corazón desde el primer momento en que la vio.—No puede ser cierto —murmuró Erika, su voz quebrada por la
Rayito y los niños habían ido a la escuela, a pesar de que en teoría la niña debía estar aún de reposo, su recuperación fue rápida, y ese día se empeñó en ir a la escuela, y como Erika y Julián debían ir al juicio, accedieron a llevarla, no sin antes pedirle a la maestra que le prestara especial atención y que sus hermanos también estuvieran pendientes.Llegó la hora de receso y Rayito salió, se sentó en un banco aburrida, observando a todos los lados, no había visto aún a sus hermanos, al parecer todavía no habían salido, de pronto vio al niño parecido a su tío Aníbal, estaba siendo intimidado por otros muchachitos.—¡Tú no tienes papá! —decía un niño.—Tu papá te abandonó —dijo otro.Rayito vio la escena, y caminó corriendo donde estaban, justo cuando una niña lo insultaba.—Mi mamá dice que ni siquiera tu madre sabe quién es tu padre, eres hijo de nadie —pronunció la niña y lo empujó haciéndolo caer al suelo.Nataniel se levantó del suelo y se sacudió la tierra de la ropa. —Es un
Alena no podía creer lo que estaba sucediendo, sentía el pecho oprimido y que el aire le faltaba, se llevó la mano en el pecho, recordó las palabras de Erika, dónde le decía que era un buen chico y que ojalá luego no terminara arrepentida, al parecer sus palabras habían sido proféticas.El juicio se desarrolló con cada nueva prueba y nuevos descubrimientos, el audio resultó ser un montaje, también el audio del vídeo, al final la verdad había salido a la luz, mientras con cada revelación Alena se sentía desolada, no podía dejar de pensar en la forma que lo trató cuando fue a la estación policial.Su padre se dio cuenta del dolor y sufrimiento de su hija y le acarició la mano con suavidad, para consolarla.—Lo siento hija, creo que cometimos un error con ese muchacho… no es lo que pensamos —susurró sintiéndose muy triste porque sin querer había inducido en error a su hija, y habían terminado confiando en quienes fueron los verdaderos culpables de todo lo ocurrido.Alena miró fijamente h
Aníbal había caído en absoluto letargo, después de haber conversado con Julián, se comenzó a sentir mal, la sangre le corría por la frente, ni siquiera recordaba cuando lo habían golpeado en la cabeza, tenía molestia en el estómago, y la rodilla le dolía horrores, tenía sed, hambre, nunca en la vida le había tocado pasar por esas situaciones de necesidad extrema.Intentó moverse, pero el espacio era demasiado estrecho, además, sentía el cuerpo pesado, tenía la sensación de estarse quemando, es como si alguien hubiera puesto una antorcha, ardía, intentó pedir ayuda, pero solo le salió un gruñido de los labios, intentó mantenerse despierto, pero los ojos se le cerraban y el calor era insoportable y lo peor no podía hacer nada para evitarlo.Sintió cómo una lágrima solitaria salió de la comisura de los ojos, y aunque intentó mantenerse consciente, no pudo, una especie de nubla lo arropó, y cayó en una especie de semiinconsciencia.“¿Qué me está pasando?” se preguntó Aníbal, antes de caer
Al verla, Aníbal sintió los latidos de su corazón acelerarse, sus mejillas calentarse y el aire le resultó denso, sobre todo al recordar lo que había pasado entre ellos, sin embargo, apartó la vista de la mujer, negó con la cabeza e hizo un gesto de desagrado con su boca, porque jamás cedería ante ella.Erika se dio cuenta y se acercó a Aníbal antes de que dijera algo, porque lo conocía lo suficiente para saber que en ese momento estaba mal humorado y temía que de su boca pudiera decir cualquier improperio, tomó al pequeño Nataniel del hombro y llamó su atención.—Aníbal, mira ¿Viste lo hermoso que es tu niño? Es una mini versión tuya. Es tan parecido que me sorprende.Él asintió, colocó la vista en su hijo y esbozó una media sonrisa, levantó la mano, pero esta se le resbaló y cayó en la cama, lo volvió a intentar y esta vez si pudo alargar la mano hacia él y lo acarició con suavidad.Hizo intento de hablar, y solo le salió un gruñido, Erika tocó el timbre para llamar a la enfermera.
Julián asintió en silencio, aunque por una parte, entendía un poco la postura de Aníbal, no la compartía, porque ella también había sufrido mucho quizás la peor víctima de todos era ella y hasta cierto punto entendía sus ganas de hacer justicia. Sabía que no era fácil estar en su situación, pero le parecía que Aníbal se estaba excediendo con todo eso.—Entiendo tu punto Aníbal, pero ¿Estás seguro de que una orden de alejamiento será la mejor solución? Podría ser un tanto complicado de conseguir, especialmente porque ella tiene la custodia de tu hijo.—No me importa cuán complicado sea, no voy a permitir que Alena se acerque a mí de nuevo. Voy a hablar con un abogado y veo qué opciones tengo. No sé cómo va a salir el juicio en mi contra, pero yo recordé, yo no lo hice nada que ella no haya querido, debería estar agradecida que la salve de una violación múltiple y eso es lo que voy a declarar.—No es necesario —respondió Julián y Aníbal frunció el ceño.—¿Qué quieres decir? —Que el jui
Aníbal se sintió incómodo viendo a Mauricio sostener a Alena de esa forma tan cercana e íntima. Un atisbo de celos empezó a emerger en él, apretó sus puños a cada lado de su cuerpo, si pudiera caminar se hubiera levantado y los habría separado con sus propias manos, estaba que demasiado molesto, aunque no quería admitirlo.Observó cómo Alena se separaba de Mauricio y le daba un abrazo cálido, demostrando una cercanía entre ellos que le disgustaba.—Alena no puede creer que seas tú, estás más hermosa que nunca —dijo el médico y el rostro de Alena se ruborizó.Enseguida el hombre le dio un beso en la mejilla y ella le respondió con otro, mientras le decía cariñosamente.—Tú también te ves muy bien —expresó ella sin evitar esbozar una sonrisa.Alena no se había dado cuenta de que Aníbal estaba que vomitaba la bilis.—¿Tienes algún familiar aquí? —le preguntó el médico con curiosidad.Al mismo tiempo que ella le respondió, lo hizo también Aníbal.—No, no tengo a nadie.—Si tiene, al padre
Nataniel estaba perplejo ante la convicción de Rayito. Pero al mismo tiempo, ya sabía que esa niña era capaz de cualquier cosa, no podía dejar de verla con admiración, era valiente, decidida, ocurrente, ingeniosa, nunca había conocido a alguien tan perfecta como ella, pensaba el pequeño en su interior. Le había demostrado su astucia y habilidad, por eso decidió dejarse llevar por ella, tenía mucha imaginación. —Está bien, Rayito. Pero tienes que prometerme que no harás nada peligroso. No quiero que te metas en problemas por mi culpa —dijo Nataniel sin poder ocultar un poco su inquietud. —No te preocupes, Nataniel. Siempre tengo un as bajo la manga. Y además, no me va a pasar nada malo… soy demasiado lista para eso, mis hermanos Salva y Santi, siempre dice que hay que dejar creer a los otros que la iniciativa es de ellos, así seas tú quien la propongas —respondió Rayito con una sonrisa pícara. Nataniel no sabía si confiar plenamente en la seguridad de Rayito, pero decidió darle el b