Elisa caminaba de un lado a otro, esperando que su informante la llamara para darle información, quería saber dónde había ido Julián, con quien se había visto, todo, no le permitiría que se alejara de ella, era su esposo y tenía que responderle como tal.También necesitaba saber de la niña, temía que terminara diciéndole a Julián lo que le hacía cuando ella la molestaba, sabía que era su hija que debía cuidarla, pero era tan condenadamente igual a su hermana que eso no le permitía darle todo el afecto que le hubiera gustado darle. A veces paraba y se sentaba en un sillón del salón, con los ojos cerrados, esperando que el teléfono sonara. Otras veces, se colocaba detrás de las puertas de las habitaciones para ver si escuchaba alguna información de los empleados, sobre Julián, pero las horas pasaban y no sabía nada.Marcó al celular del hombre, repicaba una y otra vez y no respondía, dejó un nuevo mensaje.—¿Dónde carajos estás? ¿Encontraste a mi hija? ¿Por qué no me respondes? ¿Acaso
Julián se acercó enfurecido, entrando al salón atronadoramente. Miró a su madre con una expresión acusadora, sus ojos brillaban de furia. Su madre, asustada, se levantó con rapidez y se volteó para mirarlo bien, visiblemente atemorizada.Las dos mujeres, quienes habían estado sentadas en la sala, se dieron cuenta de la presencia de Julián y sus rostros palidecieron. No habían notado que el hombre había escuchado parte de la conversación. El aire era pesado, tanto que les parecía que podrían sentir sus palabras en la piel.—¿Así que fuiste tú junto con Elisa quienes conspiraron en contra mía para que le fuera infiel a mi esposa y ella lo viera? ¿Qué hicieron? ¿Me drogaron? —preguntó el hombre con voz fría, mientras las miraba con atención, no podía decirle lo que descubrió de los mensajes, porque podrían sospechar que Erika estaba viva, pero esa conversación les serviría para ver hasta dónde estaban dispuestas a llegar.Los ojos de la madre de Julián se llenaron de lágrimas. Se detuvo
“¿Acaso crees que él puede estar involucrado?”, interrogó quedándose pensativa, tanto que Julián, vio el teléfono para comprobar que la llamada seguía en curso.—Erika, ¿sigues allí? —preguntó el hombre y ella se dio cuenta de que estaba asintiendo con la cabeza, como si lo tuviera al frente, por eso él no podía saber que seguía allí“Si estoy, estaba recordando que ese doctor me lo recomendó una sobrina de tu madre, pero fue ella quien le pidió los datos y habló primero con él y aunque tu madre siempre fue una bruja, no la creí capaz de ir en contra de su propio hijo”.—¿Mi madre fue una bruja contigo? Pero ella siempre te trataba cariñosamente, se desvivía por atenderte, te preparaba alimentos, hablaba maravillas de ti y decía que eras la mejor nuera que pudo haber tenido cuando comíamos juntos.“Le dijo la araña a la mosca” respondió Erika con sarcasmo.—¿Qué quieres decir? —preguntó sin entender.“Es definitivo, con esto compruebo que la inteligencia si se hereda de la madre, mis
Julián se mantuvo en silencio por un momento, su rostro lleno de ira y desprecio hacia Elisa. Finalmente, soltó una risa sarcástica y le dedicó una mirada fría.—¿Mi esposa? Tú no eres nadie para mí y te vas a sorprender con lo que te esperas.—¿Qué quieres decir? —interrogó la mujer sin dejar de observarlo.—Lo que quieras entender Elisa… sabes muy bien que este matrimonio no es real y deberías tenerlo en cuenta, nunca serás mujer para mí.—Soy la madre de tu única hija… porque la mujer perfecta de mi hermana nunca te los dio —dijo con una expresión burlesca.—¡Te equivocas Elisa! Tu hermana si me dio un hijo.La mujer palideció y se levantó.—¡¿Qué estás diciendo?!Julián la miró por un momento en silencio, complacido de verla asustada, aunque no pudiera decirle la verdad, nadie podía impedirle que pudiera mortificarla… le encantaba ver a los malos revolcarse en sus propias miserias.—Lo que has escuchado Elisa ¿Se te olvidó que mi esposa estaba embarazada cuando tuvo el accidente?
Julián no pudo evitar la sensación de asco y confusión que le invadió al pensar en Elisa, lo que había hecho era rastrero. —Si no me acosté con ella, ¿Cómo engendré a Rayito? —se preguntó demasiado angustiado para continuar en la cama, por eso sin pérdida de tiempo se levantó. Estaba sudado, su corazón latía bastante acelerado y su respiración era demasiada agitada, se sentó en la cama, tomándose la cabeza, sintiéndose totalmente perturbado por los recuerdos que habían resurgido. Siempre había tenido la sospecha de que nunca había tenido ninguna relación romántica o sexual con Elisa. Mientras intentaba apartar ese pensamiento de su mente, no pudo evitar preguntarse si había estado demasiado borracho para recordar la noche que llevó a la concepción de Rayito.Necesita despejarse, por eso caminó a trompicones y se dirigió al cuarto de baño, con la mente llena de preguntas y dudas.Al mirarse en el espejo, vio a un hombre angustiado, perdido y destrozado. Tenía los ojos inyectados en
—No hagan ruido que van a despertar a Rayito —le dijo Erika a sus hijos, porque no quería que despertaran aún a la niña.Debía mentalizarse para poder lidiar con una personita tan enérgica como ella, agradecía que sus niños habían sido bastante tranquilos y obedientes desde que eran unos bebés.Pero la advertencia llegó muy tarde porque Santi se tropezó con algo y despertó a la pequeña.La niña abrió los ojos lentamente, y se incorporó cuando los vio vestido.—¿Para dónde van sin mí? —interrogó asustada, parándose de la cama casi de un solo salto.—¡Ya la despertaste! —exclamó enojado Salvador a su hermano—, sigue durmiendo enana que vamos a la escuela.—¡No! Entonces ¡Yo también voy! Titi, búscame una ropa para ponerme para ir a la escuela —expresó preocupada.Erika la vio con preocupación.—Ven aquí —le dijo sentándola en la cama, suspiró, porque ya la conocía lo suficiente para saber qué era capaz de armar un escándalo—, Rayito mi amor, tenemos un problema, no puedes ir, no tienes
De pronto la mujer se dio cuenta de la expresión inescrutable de Julián, parecía como si su rostro hubiera sido esculpido en piedra, la enfermera cerró la boca palideciendo en el acto.Julián estaba petrificado, no podía creer lo que estaba escuchando. —Por favor no deje de hablar, siga explicándome el proceso, creo que ha pasado tanto tiempo que no recuerdo —dijo esbozando una media sonrisa, para darle confianza a la enfermera.—Si claro, son más de cuatro años, eso suele pasar, pero no se preocupe, que todo va a salir bien.La enfermera continuó hablando sobre la fertilización in vitro y explicándole el procedimiento y los riesgos. Julián, aún conmocionado, consiguió reunir la suficiente fuerza para preguntar por Elisa. —¿Mi esposa ha llegado? —No, aún no, pero ya el doctor está esperando, puede pasar al final del pasillo, está en su consultorio —contestó la enfermera con amabilidad.—Muchas gracias, entraré, con su permiso —dijo atentamente.Julián cruzó la mirada con el médico
Su madre tragó saliva y bajó la mirada, estaba asustada, mientras pensaba en una explicación creíble para darle.Sabía que solo era cuestión de tiempo para que Julián descubriera la verdad, por eso para ganar tiempo trató de disimular, aunque al final terminó quebrándose.—Hola, hijo, ¡Aquí estás! Veníamos pasando, vimos tu auto, y le pedí a Elisa que diéramos la vuelta para ver por qué estabas aquí ¿Te sientes enfermo? —preguntó la mujer con aparente preocupación.Julián lanzó un gruñido y la tomó del brazo con fuerza, para llevarla a su auto, mientras doña Pierina intentaba soltarse.—¿Qué estás haciendo hijo? ¿Acaso te volviste loco? —cómo Julián no le respondió nada, la mujer empezó a pedir auxilio—, ¡Elisa, hija! Por favor, libérame de manos de este hijo tan malagradecido que tengo.Pero nada lo inmutaba, Elisa comenzó a gritar detrás de él.—No te la lleves, ¿Por qué estás haciendo esto? ¿Por qué tratas a tu madre de esa manera? ¡Te volviste loco!—¡Créeme! Que agradezca que es