Julián se dio cuenta de que Erika lo odiaba, sabía que no era para menos después de lo ocurrido, pero él necesitaba explicarle la verdad.—Erika, las cosas no sucedieron como crees… algo pasó ese día, que no te sé explicar… —antes de poder continuar ella lo interrumpió.—¡No Julián! No quiero que me expliques nada… ahora no, no quiero hablar del tema.Él la miró e insistió en hablar, sentía que si no era ahora, no lo haría nunca, y aún tenía mucho que decirle.—Está bien, si no quieres hablar del tema, entonces escúchame tú a mí... —dijo en tono suplicante.Erika lo pensó por varios minutos y terminó asintiendo, se dejó caer en uno de los sofás, no sabía por qué, pero una parte de ella deseaba escucharlo. Julián mandó a salir a sus hombres y se quedó esperando que ella le diera una oportunidad de explicarle.—Habla, tienes cinco minutos para decirme lo que desees —sentenció Erika.—Necesitaré más de cinco minutos.Fue lo primero que dijo, pero ella no lo debatió y se quedó mirándolo
—¿Si decidimos seguir adelante sin ti? —repitió el niño, y su pregunta dejó la habitación de silencio.—No puedes tomar una decisión sin conocerme —expresó Julián con humildad.—Créeme lo que conozco de ti hasta ahora, no me resulta atractivo, ni me hace tener buena impresión de ti —respondió el niño como si se tratara de un adulto.Julián se quedó sorprendido al escuchar al niño, una expresión de tristeza se cruzó en su rostro. Se acercó a él, exhalando profundamente. Sabía que cualquier palabra que saliera de él podría alejarlo definitivamente de sus hijos, así que decidió pensar muy bien lo que iba a decirle.Se agachó para estar a la altura de Salvador y le miró a los ojos con toda la dulzura del mundo. Estaba consciente del daño e impotencia que sentía aquel pequeño, pero también sabía que era el único modo en el cual podrían construir puentes para llegar al punto deseado por ellos dos. —Entiendo lo que sientes mi niño, yo lamento haberme comportado de esa manera, estaba tan mol
Julián se quedó en silencio durante un largo momento, sus ojos se posaron primero en los niños y luego en Kaire, ellos intercambiaron miradas cómplices, sabían que no se habían puesto de acuerdo para hablar de ello.Sin embargo, ante el prolongado silencio, Kaire intervino para defender a su padre.—No es bueno hacer preguntas tan personales a alguien que no conoces —dijo la niña con firmeza.Aníbal asintió en silencio, comprendiendo la situación, o no querían hablar del tema o todo era mentira y él se inclinaba más por esto último. Erika siguió limpiando la herida de Julián mientras él se sentía mortificado, preocupado porque no debió dejarse convencer por Kaire, “¿En qué carajo estabas pensando? ¿Acaso ya olvidaste las consecuencias de ocultarle las cosas a tu esposa?” se dijo indignado consigo mismo, sospechando que esa situación no les iba a traer nada bueno.“¡¡¡Idiota!!!” exclamó, no se dio cuenta de que había pronunciado las palabras en voz alta, si no hasta ver a todos los pr
Elisa caminaba de un lado a otro, esperando que su informante la llamara para darle información, quería saber dónde había ido Julián, con quien se había visto, todo, no le permitiría que se alejara de ella, era su esposo y tenía que responderle como tal.También necesitaba saber de la niña, temía que terminara diciéndole a Julián lo que le hacía cuando ella la molestaba, sabía que era su hija que debía cuidarla, pero era tan condenadamente igual a su hermana que eso no le permitía darle todo el afecto que le hubiera gustado darle. A veces paraba y se sentaba en un sillón del salón, con los ojos cerrados, esperando que el teléfono sonara. Otras veces, se colocaba detrás de las puertas de las habitaciones para ver si escuchaba alguna información de los empleados, sobre Julián, pero las horas pasaban y no sabía nada.Marcó al celular del hombre, repicaba una y otra vez y no respondía, dejó un nuevo mensaje.—¿Dónde carajos estás? ¿Encontraste a mi hija? ¿Por qué no me respondes? ¿Acaso
Julián se acercó enfurecido, entrando al salón atronadoramente. Miró a su madre con una expresión acusadora, sus ojos brillaban de furia. Su madre, asustada, se levantó con rapidez y se volteó para mirarlo bien, visiblemente atemorizada.Las dos mujeres, quienes habían estado sentadas en la sala, se dieron cuenta de la presencia de Julián y sus rostros palidecieron. No habían notado que el hombre había escuchado parte de la conversación. El aire era pesado, tanto que les parecía que podrían sentir sus palabras en la piel.—¿Así que fuiste tú junto con Elisa quienes conspiraron en contra mía para que le fuera infiel a mi esposa y ella lo viera? ¿Qué hicieron? ¿Me drogaron? —preguntó el hombre con voz fría, mientras las miraba con atención, no podía decirle lo que descubrió de los mensajes, porque podrían sospechar que Erika estaba viva, pero esa conversación les serviría para ver hasta dónde estaban dispuestas a llegar.Los ojos de la madre de Julián se llenaron de lágrimas. Se detuvo
“¿Acaso crees que él puede estar involucrado?”, interrogó quedándose pensativa, tanto que Julián, vio el teléfono para comprobar que la llamada seguía en curso.—Erika, ¿sigues allí? —preguntó el hombre y ella se dio cuenta de que estaba asintiendo con la cabeza, como si lo tuviera al frente, por eso él no podía saber que seguía allí“Si estoy, estaba recordando que ese doctor me lo recomendó una sobrina de tu madre, pero fue ella quien le pidió los datos y habló primero con él y aunque tu madre siempre fue una bruja, no la creí capaz de ir en contra de su propio hijo”.—¿Mi madre fue una bruja contigo? Pero ella siempre te trataba cariñosamente, se desvivía por atenderte, te preparaba alimentos, hablaba maravillas de ti y decía que eras la mejor nuera que pudo haber tenido cuando comíamos juntos.“Le dijo la araña a la mosca” respondió Erika con sarcasmo.—¿Qué quieres decir? —preguntó sin entender.“Es definitivo, con esto compruebo que la inteligencia si se hereda de la madre, mis
Julián se mantuvo en silencio por un momento, su rostro lleno de ira y desprecio hacia Elisa. Finalmente, soltó una risa sarcástica y le dedicó una mirada fría.—¿Mi esposa? Tú no eres nadie para mí y te vas a sorprender con lo que te esperas.—¿Qué quieres decir? —interrogó la mujer sin dejar de observarlo.—Lo que quieras entender Elisa… sabes muy bien que este matrimonio no es real y deberías tenerlo en cuenta, nunca serás mujer para mí.—Soy la madre de tu única hija… porque la mujer perfecta de mi hermana nunca te los dio —dijo con una expresión burlesca.—¡Te equivocas Elisa! Tu hermana si me dio un hijo.La mujer palideció y se levantó.—¡¿Qué estás diciendo?!Julián la miró por un momento en silencio, complacido de verla asustada, aunque no pudiera decirle la verdad, nadie podía impedirle que pudiera mortificarla… le encantaba ver a los malos revolcarse en sus propias miserias.—Lo que has escuchado Elisa ¿Se te olvidó que mi esposa estaba embarazada cuando tuvo el accidente?
Julián no pudo evitar la sensación de asco y confusión que le invadió al pensar en Elisa, lo que había hecho era rastrero. —Si no me acosté con ella, ¿Cómo engendré a Rayito? —se preguntó demasiado angustiado para continuar en la cama, por eso sin pérdida de tiempo se levantó. Estaba sudado, su corazón latía bastante acelerado y su respiración era demasiada agitada, se sentó en la cama, tomándose la cabeza, sintiéndose totalmente perturbado por los recuerdos que habían resurgido. Siempre había tenido la sospecha de que nunca había tenido ninguna relación romántica o sexual con Elisa. Mientras intentaba apartar ese pensamiento de su mente, no pudo evitar preguntarse si había estado demasiado borracho para recordar la noche que llevó a la concepción de Rayito.Necesita despejarse, por eso caminó a trompicones y se dirigió al cuarto de baño, con la mente llena de preguntas y dudas.Al mirarse en el espejo, vio a un hombre angustiado, perdido y destrozado. Tenía los ojos inyectados en