KATERINA.
El miedo no hace parte de mi vida, pero hace un tiempo lo viví en primera fila, lo sentí y casi pierdo todo. Una mujer con problemas mentales, casi me arrebata la vida, la de mi hija y me aleja por completo del hombre que más he amado jamás.
La pasión por Cristóbal me invadió en el primer segundo que lo vi, sus ojos eran dulces aunque su mirada fría, sus palabras eran toscas, pero fue como un imán. Luego de eso jamás imaginé que fuese a convertirse en mi jefe, luego en mi amigo y luego en lo que somos hoy, uno solo. Lo amo con tanta pasión que estoy segura que daría mi vida por la suya.
Bajo esos lineamientos que vive mi cuñado Martín, podía entender perfectamente su estilo de vida pasada, no fue fácil. Yo viví el infierno que producen las drogas de primera mano, perdí a otro hombre que también amé y d
—Así que ella lo tiene. Mi anillo. Ella tiene mi anillo —caminaba por todo el lugar y parecía que iba a abrir un orificio en el suelo. —Si, ya te lo he explicado varias veces —respondió Katerina un poco frustrada. —Y te he entendido todas las veces, es solo que…la quiero matar. Llámala Martín, la voy a matar —ordenó la rubia con voz poderosa. Luego del bochornoso incidente en las oficinas de TenPa, Katerina estaba furiosa, se necesitó poco más de media hora para que la pequeña mujer se lograra calmar, no pensaba ser tolerante con el actuar de Xiomara, pues sabía de primera mano la angustia que se vivía por estar bajo amenaza, aunque al mismo tiempo era consciente de que lo que Xiomara hizo y podía hacer no tenía comparación con lo que le había sucedido a ella. —Necesitamos darle captura ¿verdad? —Si, necesitamos que permanezca en la cárcel al menos 24 horas, para poder judicializar por los crímenes de los que tenemos pruebas.
ANA.El día en que capturaron a Xiomara, lo disfrute, sabía que inclusive podía pagar una fianza y salir en libertad, pues no era un crimen grave, a pesar del valor económico de la joya, que ahora reposaba en mi dedo, como siempre debió ser.Pero la satisfacción de verle siendo esposada y tratada como la criminal que es, me hizo un poquito más feliz. Estuve presente en el justo momento en que la capturaron, quería que me viera, quería que supiera que fui yo quien la denunció y que soy yo quien hoy, no le tiene ni un poquito de miedo.Sus ojos me miraron con el mismo odio, con el que me dio el primer golpe aquella noche, me extraño verla sola, pues Martín me había dicho que siempre estaba acompañada de
—No puedo dejar que se entere, si lo hace, la va a odiar para siempre, su desprecio no tendrá límites. —¿Cómo piensas ocultar algo así? —el hombre se acerca y la abraza—. Quiero que te separes, quiero que vivamos juntos, él no te ama y yo si, tengo tanto poder como él, así que no le temo en absoluto. —No puedo abandonar a mi familia. —No lo harás, nos vamos todos. —Raúl, yo no podría… —Sofía, por favor sé sensata, ese hombre no te ama, no te toca desde hace años, tiene amantes cada vez que lo requiere. Yo te amo y quiero que estemos… Unos golpes fuertes los interrumpe afuera de la habitación de hotel donde se encuentran, se abrazan con más fuerza, porque sa
MARTÍN. No me importaba que mi familia entera, me viera llorar y eso incluía a la mamá de Ana, que luego de venir a vivir con nosotros, nos había dejado ver una faceta de ella que no conocíamos. La corona de gardenias, estaba sobre la mesa, fúnebre, fría, la cinta decía Ana Suarez, letras doradas, todos me acompañaban, pero nadie sentía el vacío y el miedo que tenía yo por dentro. —Martín, debes… —¿Debo qué? ¡¿Debo qué, Cristóbal?! Debo calmarme, justo ahora que lo único que me queda de ella, son esas putas flores —señalo la mesa con desesperación— —Entiende que si ella no está aquí, es precisamente por esas ¡putas flores! —Katerina me grita y la veo llorar un poco. —Ella está bien, ella va a estar bien, te lo prometo hermano. Sólo está escondida y si no te dijimos es porque te pueden usar como carnada y Xiomara, mas tarde que temprano lo descubriría. Después de todo, fue ella quien envió estas flores hasta aquí, así que ya debe saber muchas cosas. —Lo sé, pero soy yo quién de
—Hiciste que Sofía se volviera un alma en pena y a Ana la traste como…—¡Como la bastarda que es! Tienes mucha valentía para venir a mi despacho a reclamarme por algo que…—Que tu hiciste, eres un desgraciado, desde la universidad sabía que la palabra escrúpulos no estaba en tu diccionario, pero violar a tu esposa y retenerla a tu lado, tantos años bajo amenaza, eso es bajo hasta para una escoria como tu.—No sabes lo que es caer bajo.—En eso tienes razón. Yo tengo escrúpulos y respeto por la familia.—Destruiste la mía, vaya manera de respetar la familia.—Yo no destruí nada —Raúl chasco su lengua ya fastidiado por la tediosa conversación—. Fuiste tu quien la difamo y profano, cuando empezaste a acostarte con modelos, y prostitutas en las fiestas que tus amigos políticos o
—Si le avisan ella va a querer verlo.—¿Cómo puedes estar tan segura? —Cristóbal está empezando a impacientarse.—Pudo ser el peor padre del mundo, pero fue su padre —Katerina es firme.—Tiene razón —es la mamá de Ana quien habla, llega acompañada de un hombre que nunca antes habían visto.—Katerina —Martín se arrodilla frente a la joven— prometeme que las vas a mantener protegida y alejada de todo esto.Las manos de la mujer acariciaron el rostro preocupado y perdido del rubio su incipiente barba y colocó su frente sobre la de su cuñado que ahora era más su hermano.—Te prometo que haré lo que esté en mis manos, para que nada le pase. Seré la mejor tía del mundo y tú serás un grandioso papá, justo como tu hermano.Ir&oac
Las decisiones que tomamos día a día en nuestras vidas, nos enseñan grandes lecciones o nos dejan grandes triunfos.Mientras que los segundos son recordados con alegría y orgullo, las lecciones de la vida, nos pueden dejar secuelas grandes y dolorosas, algunas se recuerdan con rabia y rencor, mientras que otras veces esas lecciones nos dejan sin alma y en un proceso de recuperación tal que podemos olvidar quienes somos. Una mujer en la sala de un hospital tomó una decisión que le costó la vida a otra, tomó una decisión que le causó un dolor tal que dejó de sentirse viva por mucho tiempo. CRISTÓBAL Palidecí desde el primer momento en el que note la ausencia de Katerina, la conocía lo suficientemente bien, como para saber que había salido corriendo en la primera oportunidad que tuvo con dirección a Ana. El verdadero problema era que sólo ella sabía la ubicación de la rubia novia de mi hermano. Y tenía la extraña pero firme sensación de que a partir de ese momento todo lo que iba a s
ANA.Siempre en la vida, algunas sorpresas son más gratas que otras, personalmente no me gustan porque si algo sale mal o no es de mi agrado, no se como voy a reaccionar.No era muy tarde, el día en que llegó Katerina, pero estaba anocheciendo, se me hizo extraño y me asuste, porque absolutamente nadie había vendio hasta el momento, con la excepción del chico de seguridad que cada 3 horas venía y hacía un barrido del lugar, era joven pero amable. Además cada vez que venía traía consigo el mejor pan de chocolate para mi. Cuando la puerta se abrió y me dejo ver a Katerina junto con la pequeña Isabella en sus brazos, me lancé como loca y la abracé. —¿Qué haces aquí? Sucedió algo verdad —termino de secar las lágrimas de alegría que rodaron por mis mejillas. —No, para nada —Katerina arrugó la nariz y torció un poco su boca—. Bueno en realidad si, pero no se como explicarte.—Martín, ¿está bien? —Si, en realidad todos lo estamos y conocimos a Raúl —Katerina observa el lugar y sonríe, ac