MARTÍN.
Una hora y quince minutos, llevo de pie frente a la ventana del café. Es un lugar sencillo, pero en una de las zonas más exclusivas de la ciudad, Ana no se ha percatado de mi presencia, a pesar de que a los demás comensales se les empieza a volver incomoda mi presencia.
Mi paciencia estalla justo cuando veo que el tipo que está acompañándola en el lugar, toma su mano de manera cariñosa y ella sonríe y le corresponde. ¡Maldita sea! Ana le correspondió.
Sabía que no estaba con Julián, porque ebria me lo confirmó y luego él que también estaba ebrio lo hizo, a pesar de la estúpida foto del aeropuerto que había causado revuelo en las redes y los noticiarios, sabía que era algo
ANA.—Hija, no tienes porqué irte.—Madre, tengo que irme, porque mi destino no está junto a ustedes, debo seguir mi propio camino.—Lo sé y quiero que sepas que estoy muy orgullosa de ti, lamento mucho no haber estado contigo cuando más me necesitaste, pero nunca fui una buena madre con ninguno. Siempre he apoyado a tu padre como si nada más existiera y hoy…—No debes sentirte mal por eso, somos fuertes y estamos bien.—No, no lo están, mi hijo es prácticamente un paria, por que a tu padre no le gusta su pareja. Tampoco está feliz con la persona que decidiste amar y Stehpen, mi pobre hijo, ni siquiera sé qué es lo que realmente lo hace feliz —veo la tristeza claramente en sus ojos.—Madre, a veces tomamos malas decisiones y estoy segura que ni yo, ni mis hermanos te juzgamos o desaprobamos tu r
La noche de gala que el padre de Ana tenía planeada, para anunciar su regreso a la sociedad, estaba siendo demasiado ajetreada para la madre de Ana, lo suficiente como para no fijarse completamente en la lista de invitados y por supuesto olvido omitir unos apellidos que su esposo no quería ver. Los Laponte y el joven Collins.La mujer insistió lo suficiente a sus tres hijos para que la acompañaran y logró convencerlos.Wilson no sabía cómo pedirle a Camila que lo acompañara a dicha gala, pero quería verla enfundada en uno de esos vestidos que tanto estaba acostumbrado a ver a las mujeres de sociedad. Sabía que era hermosa, pero sabía también que verla así vestida, sería una diosa.Stephen confirmó su asistencia de manera escueta, tenía grandes planes para esa noche, estaba emocionado por hacer un gran anuncio y su ansiedad crecía cada vez
La rubia abre sus ojos de repente, casi como si hubiese sido despertada con un sacudón. La luz blanca la dejó ciega por un instante, instante en el que el olor a hospital la invadió y los recuerdos llegaron a su cabeza como golpes.Todo estaba demasiado vivido, Xiomara entrando a la velada y luego todo negro, en su cabeza estaba la idea de que había sido atrapada nuevamente por las fieras manos de esa mala mujer, así que sus nervios y miedo le provocaron un ataque de pánico.Empezó a gritar de manera descontrolada.—¡No! ¡No! ¡No! de nuevo no —las lágrimas salían con intensidad y su cuerpo estaba convulsionando. Esta simple acción hizo que Martín se diera cuenta de que Ana aún tenía miedo, él tenía miedo, Su pecho se estrujo y algunas lágrimas se asomaron en su rostro, pues la escena de ver a su amada tan afect
Los tacones resuenan sobre la fina madera a medida que la pelirroja da pasos por el lugar, está impresionada por la finura de cada mueble, jarrón y elemento decorativo que ve en el amplio despacho.—Es una decoración excepcional —desde el sofá una mujer la observa con rabia, furia irremediable y odio—, pero lo que más me gusta es esa fotografía de la perfecta familia feliz. Por cierto señor Suarez. ¿Cómo está su familia? —se ríe sarcásticamente.—No es de su incumbencia ¿Qué hace aquí? Creí que habíamos dejado claro que solo haríamos negocios una única vez.—¿Negocios? ¿Qué hiciste? Alberto, esto no tiene presentació
ANA. Los vómitos no se detienen, siento que la vida se me está saliendo de control, luego de que vi a esa mujer ingresar a la gala organizada por mis padres, no recuerdo nada más. Hoy estoy rodeada de toda clase de cuidados y cuidadores. Cuando desperté en el hospital, imagine lo peor, honestamente me siento derrotada y confundida, mi mente no para de analizar cada cosa que sucede a mi alrededor y siento que todo me está pasando en cámara lenta. Lo único que me mantiene en calma es la presencia constante de martín, debe salir por momentos a resolver cosas de los hospitales y fundaciones pues ya tomó las riendas, pero el tiempo que está lejos de mi es mínimo, aunque los secretos con su cuñada y amiga mía Katerina me tienen al borde de un colapso nervioso, la última vez la escuche gritar desde la cocina que l
MARTÍN.Al principio Ana, no dijo nada, se quedó totalmente callada. Sonríe, pero no es una sonrisa normal, de esas que expresan emoción y felicidad, es una sonrisa de esas que más bien te producen miedo en las películas, justo cuando la chica sexy se vuelve loca y saca un cuchillo para empezar a matar a todos a su alrededor.Se levantó de la cama y me entregó el tarro de helado, sus ojos estaban perdidos en el infinito, camino a la puerta de la habitación y salió, la escuche gritarle al personal de seguridad, que luego entró corriendo al cuarto informándome que la “señorita salió”.Corro como un desquiciado y la alcanzó en el lobby del edificio.—¡Ana! —gritó tan fuerte como puedo para detenerla. Se gira sobre sus talones y su rostro aparece desfigurado por la rabia.&md
La fotografía, estaba dando vueltas por todo el mundo, pues hacía no mucho tiempo, dos o tres semanas atrás, las revistas y las redes sociales estallaron con una foto de Martín y una joven chica, para luego a los pocos días volver a estallar con una foto de Ana y Julián.La foto fue arrancada de la revista con tanta fuerza y tanta ira que parecía que el papel se iba a disolver por completo de manos de la pelirroja que lo sostenía.—Los voy a matar. Esta vez que no le quepa dudas viejo —la mujer lanzó el teléfono tan lejos que al golpear la pared, se rompió por completo.—Debemos hablar.Bryan ingresa a la oficina de Xiomara, con mucha tranquilidad y parsimonia como si el actuar de la mujer no lo afectase, más bien como si la rabia que emanaba de sus ojos no lo fuese a tocar jamás.—No tengo tiempo ahora Bryan.
KATERINA.El miedo no hace parte de mi vida, pero hace un tiempo lo viví en primera fila, lo sentí y casi pierdo todo. Una mujer con problemas mentales, casi me arrebata la vida, la de mi hija y me aleja por completo del hombre que más he amado jamás.La pasión por Cristóbal me invadió en el primer segundo que lo vi, sus ojos eran dulces aunque su mirada fría, sus palabras eran toscas, pero fue como un imán. Luego de eso jamás imaginé que fuese a convertirse en mi jefe, luego en mi amigo y luego en lo que somos hoy, uno solo. Lo amo con tanta pasión que estoy segura que daría mi vida por la suya.Bajo esos lineamientos que vive mi cuñado Martín, podía entender perfectamente su estilo de vida pasada, no fue fácil. Yo viví el infierno que producen las drogas de primera mano, perdí a otro hombre que también amé y d