213: Detonador
215:

Elena observó a Gabriel mientras se alejaba con pasos decididos, su silueta rígida y llena de rabia. Todo en ella le gritaba que lo dejara ir, que si lo detenía ahora podría perderlo para siempre, pero sabía que no podía permitirse esa indulgencia. Este no era un acto heroico, era una potencial trampa de Alfa. Samuel podía ser un arma apuntada directamente hacia el corazón de Gabriel, y él no lo veía. Elena sabía que, si no hacía algo, esta situación se desmoronaría completamente.

—¡Gabriel, espera! —Gritó, corriendo tras él.

El chico se detuvo a mitad del pasillo, sin voltearse. Sus hombros subían y bajaban mientras respiraba con dificultad, su enojo y dolor eran palpables en el aire.

—¿Qué más quieres, Elena? —Preguntó sin girarse. Su voz era baja, casi un susurro, pero cargada de una furia contenida. —No voy a quedarme aquí mientras deciden qué hacer con Samuel. Él me necesita.

Elena apretó los dientes, con su mente trabajando rápido para encontrar las palabras adecuadas. Sabía
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